Big Red Mouse Pointer

martes, 27 de octubre de 2015

RNH: Juego de la Supervivencia

Capítulo 10 - Enfrentamiento

11 de julio del 2012
22:20 de la noche

La mujer tras dejar claro que aquella arma era real, dio unos pasos hacia atrás

—Tira las armas, ahora. Si intentas algo no dudaré en apretar el gatillo. —advirtió con el objetivo de negarle cualquier acción defensiva a Nicole.

Collins lanzó la pistola P226, su rifle Dragunov y el cuchillo de combate lejos de ella, siguiendo las órdenes de su atacante. 

—Ahora, levanta las manos y gírate para que te pueda ver. —Le ordenó la autoritaria voz.

Nicole obedeció y se giró con las manos en alto. Aquella mujer vestía con una armadura ligera negra y de aspecto resistente que cubría prácticamente todo su cuerpo, brazos y manos era lo único que no cubría, por otra parte unas coderas de igual tonalidad que la armadura cubrían sus codos. Nicole pudo verse reflejada en las lentes rojas de su máscara de gas negra. Aquella persona iba realmente preparada, con tal equipamiento era obvio que debía de pertenecer a las fuerzas militares de Esgrip. Portando una pistola M92F, retrocedió unos pasos más por precaución.

—Jajajajajajajaja esto debe de ser cosa del destino. No, no me lo puedo creer, es demasiado bueno para ser cierto, que seas tú precisamente quien haya entrado a este lugar jajajajajajaja. El mundo es un pañuelo. ¿Verdad, mi querida Nicole? —comentó entre carcajadas.

—¿De qué me conoces? —aquellas carcajadas le resultaban realmente desagradables, y desde luego, aquel tono de voz tan burlón y confiada no la tranquilizaba en absoluto. Nicole trató de poner sus sentidos alerta ante lo que pudiera suceder.

En respuesta a la pregunta de Nicole, la mujer cesó sus alocadas carcajadas para quitarse la máscara una vez recobró la compostura. Aquel rostro produjo una gran impresión en Nicole.

Una mujer de cabellos y ojos tan oscuros como una noche sin luna ni estrellas, de mirada soberbia y confiada con la que miraba con un profundo desprecio y superioridad a aquellos que se reflejaban en sus ojos y de sonrisa burlona y maliciosa que rozaba el límite de la demencia.

Sin duda, jamás podría olvidar un rostro como aquel, aquella persona, quien representaba todo aquello contra lo que ella luchaba, quien era la personificación de todo aquello que abarcaba la palabra inmoralidad. Aquella mujer era alguien a quien había tenido la desgracia de conocer y de convivir por muchos años, alguien que había generado un gran odio y rencor en el corazón de Nicole. Su nombre era Michaela Evans.

—Nos volvemos a ver, Nicole. Es increíble la expresión de tu rostro cuando me has visto, deberías haber podido verte en un espejo, parecía que hubieras visto al mismísimo demonio. —se burló la mujer ante el escepticismo de Nicole al conocer su identidad — Han pasado varios años desde la última vez que estuvimos una enfrente de la otra.

—No ha pasado el tiempo suficiente, créeme. —respondió con un tono de voz seco y cortante— Así que trabajas para Esgrip. Ya veo, sin duda es un trabajo genial para alguien de tu calaña.

—Oh, vaya, vaya... Pero que borde eres, Nicole. Por qué no dices algo así como Oh, mi querida Michaela, me alegro tanto de verte. Sigues tan hermosa como de costumbre. ¿Cómo te ha ido estos últimos años, hermanita? —respondió usando un tono de voz bastante burlón intentando imitar la voz de una niña pequeña. —¿Ves? Algo así, venga, venga, inténtalo que no es tan difícil.

—Púdrete. —respondió con un profundo desprecio.

—Jajajajajajaja, sí, tienes razón. Sería bastante patético verte diciéndome algo como eso. Esa respuesta tuya es más propia de ti a la hora de hablarme. Por favor, Nicole, nunca cambies. —contestó con una sonrisa enfermiza.

Aquella vulgar y despreciable actuación obligó a Nicole a mirarla con odio y desprecio. La impresión de Nicole le parecía graciosa, aunque ciertamente, ella tampoco se esperaba que el destino las volviera a juntar bajo aquellas circunstancias. Por una parte maldecía aquel encuentro para sus adentros, le repugnaba mirar a la cara a esa maldita mujer, pero por otra parte era una situación perfecta para divertirse un poco con ella.
— Sí, trabajo para Esgrip desde hace varios años. Ahora mismo estoy realizando una misión para la organización.

—¿¡Por qué Esgrip ha provocado esta catástrofe!? ¿¡Qué sacan de esta masacre!? —exigió saber alzando un poco más la voz mientras fruncía el ceño clavando una mirada desafiante en los oscuros ojos de Michaela.

—Vamos, vamos, no te enfades, querida. Te lo contaré todo, te concederé tu último deseo antes de morir. Aunque te cueste creerlo, Esgrip no provocó esto intencionalmente. Todo se debe a un accidente en uno de los laboratorios situados en los límites de la ciudad, hace ya tres años. Esgrip trataba de usar un virus que descubrió llamado Agua Gris, con el objetivo de crear una raza de superhumanos, o mejor dicho, supersoldados. Uno de los sujetos humanos que logró adaptar el virus a su organismo huyó con la ayuda de otros dos a los que logramos capturar antes de que se fugaran. Con su fuga, el laboratorio se dañó y unos zombis escaparon al bosque, desgraciadamente no nos dimos cuenta hasta que fue ya demasiado tarde. Al parecer lograron sobrevivir perdidos en el bosque, seguramente alimentándose de animales salvajes.

—Que irresponsabilidad por vuestra parte...

—Es lo que hay, querida. Fueron varios los especímenes que se escaparon por los laboratorios, estábamos por aquel entonces liados acabando con las criaturas que andaban por las instalaciones a sus anchas y castigando a los dos supersoldados que capturamos a tiempo como para darnos cuenta de que un pequeño grupo de muertos vivientes decidieron salir a dar un paseo al bosque. Hace unos meses, cuando se produjeron los primeros ataques caníbales, comenzamos a sospechar de la posibilidad de que se escaparan algunos zombis cuando tuvo lugar aquel intento de fuga. Ese bosque es un laberinto, es peligroso internarse mucho en el por su profundidad y por los animales salvajes, aunque no todo el mundo hace caso a las advertencias ¿verdad? a pesar de que mucha gente se ha perdido en él. Teniendo en cuenta esas características y el clima que envuelve al bosque, es fácil comprender como lograron sobrevivir tres años y pico sin descomponerse o ser vistos, incluso que pudieran alimentarse de la gente que se perdía o de los animales que viven allí.

—¿Cómo puedes decirlo tan tranquilamente? Esto es por vuestra culpa, por ser unos irresponsables.

—¿Y a mí que me cuentas? Es cierto que tengo parte de la culpa, al fin y al cabo estaban bajo mi tutela, pero un accidente lo puede tener cualquiera. Pero mirando el lado positivo para la organización, ahora podemos poner a prueba real a las armas biológicas que Esgrip fabricó para recoger datos de ellas en combate real contra los militares, civiles y otras criaturas. Nuestro objetivo es recolectar todos los datos de las investigaciones que se llevaban a cabo en los laboratorios de la ciudad, recopilar información de las armas biológicas en acción, eliminar a civiles y soldados para evitar que salga el menor número de testigos con vida de la ciudad, localizar y capturar o asesinar a ciertas personas en las que la organización tiene sus ojos puestos, y finalmente se cumplan los objetivos, volar la ciudad por los aires con una serie de misiles. Esa es la manera en la que enmendaremos nuestro error sin dejar prueba alguna que incrimine a Esgrip con lo que le ha sucedido a la ciudad.

—¿¡Es que no te importa la vida de tantas personas inocentes que han muerto por culpa de esa maldita organización tuya!?—preguntó Nicole sintiendo una horrible oleada de ira y desprecio consumiendo todo su ser.

—Oh, pobrecita Nicole, eres tan humanista... Nunca he logrado comprenderlo ¿Por qué te agarras a esos ideales, principios y valores morales tuyos? Son tan frágiles como el cristal. Siempre has pensado que puedes ayudar a todas las personas haciendo siempre lo correcto, pero eso no es así. ¿Realmente crees que puede existir algo como la paz y la justicia mundial, Nicole? —Al preguntar aquello, el rostro de Michaela se tornó serio. Aquel aura de despreocupación y burla en a que había estado envuelta hasta hace unos instantes había desaparecido por completo — Mientras el ser humano exista, algo como la paz y la justicia mundial jamás podrán existir. Cada ser humano es un mundo regido por sus propios valores, principios e ideales, los cuales pueden ser totalmente opuestos entre una persona y otra, llevándolas al conflicto. Mientras el ser humano exista, siempre existirá el mal. ¿Por qué tus ideales son los correctos y no los míos? ¿Por qué hay que ir contra mis ideales y no contra los tuyos? ¿Quién eres tú y esta sociedad hipócrita para juzgar los motivos por los que una persona vive de una manera u otra? —Michaela clavó una mirada penetrante en Nicole— ¿Por qué es políticamente correcto? La gente olvida a las personas como tú, Nicole. Dedicar tu vida para ayudar a otros, que tontería... Deberías de preocuparte de tu vida, no de la de los demás. ¿Por qué te preocupas y das la vida por gente a la que no le importas nada y se olvidan de ti y de lo que hiciste por ellos?

—Es verdad. Una sociedad tan utópica como la mía jamás podrá existir porque existen los humanos. Pero no te olvides que al existir los humanos, no solo existirá el mal, también el bien. —pronunció seriamente Nicole, manteniendo la mirada de Michaela. —¿Por qué me preocupo de dar mi vida por gente que me olvida y para quienes yo no soy nada? Porque si no lo hago yo, ¿quién lo hará? Ahí fuera hay gente que necesita ayuda, gente que sufre, gente inocente que no merece lo que les está sucediendo... Trato de ponerme en el lugar de aquella persona que necesite ayuda, trato de sentir lo que esa persona siente, como si yo misma estuviera en esa situación. Yo ayudo a las personas porque a mí también me gustaría que alguien me ayudara de encontrarme en una situación complicada para mí. Las personas como yo, luchamos para mejorar la sociedad, y hacer de esta algo mejor, una sociedad en el que la gente esté más unida, pueda ser feliz y sean capaces de convivir unos con otros sin problemas. Cambiando la sociedad, se puede cambiar el mundo para hacer de este un lugar mejor.

—Ya veo, es una pérdida de tiempo... Fue estúpido preguntar, después de todo, sigo sin poder comprenderte, yo no puedo ver como otros son más importantes que tu propia vida. Igualmente, no se puede salvar a todo el mundo ¿comprendes? Este mundo necesita de sacrificios, para salvar a unos hay que abandonar a otros. Dices que no me importa que muera gente inocente, en verdad no me importa, pero entiéndelo de esta forma, sacrificamos a unos miles para salvar a unos millones. El destruir la ciudad acabará con todos los monstruos y contendrá el virus, obviamente morirá mucha gente, pero son sacrificios necesarios para que el virus no salga de la ciudad y acabe por extenderse por todo el mundo.

—Ese no es el objetivo por el que destruiréis la ciudad, lo haréis para limpiar las pruebas que os incriminan con lo sucedido con esta catástrofe. Además, tú misma has dicho que actualmente Stone City es un escenario perfecto para poner a prueba a las armas biológicas, es decir, su uso era innecesario, solo estáis jugando con ellas. Esa es la verdad que se esconde tras el plan de destruir la ciudad, las personas os importan una mierda, solo queréis lavaros las manos. Cuando todo eso pase volveréis a jugar de nuevo con ese virus, creando la posibilidad de provocar otro incidente como el de esta ciudad.

Michaela suspiró.

—Sí, eso es cierto, es el único motivo por el que destruiremos la ciudad. Prevenir al mundo de un apocalipsis es algo secundario, pero también algo importante. Bueno, es momento de volver a lo que estábamos. Desgraciadamente Nicole, tengo que eliminarte por haber descubierto todo esto. No puedo permitir que salgas de la ciudad con vida. —Michaela apuntó a la cabeza de la agente Collins dibujando una amplia sonrisa en su rostro—Adiós Nicole, ha sido bueno verte por última vez, y sobre todo acabar contigo. Coge esos ideales, valores y principios tuyos y húndete con ellos en la más absoluta miseria.

—¿Estás segura de matarme? —el dedo de Michaela se apartó del gatillo del arma.

—¿A qué te refieres? ¿Por qué no iba a hacerlo? —preguntó frunciendo el ceño.

—El matarme no solucionará nada —–Dijo Nicole en un claro tono desafiante.

—¿A qué coño te refieres, rubia de los cojones? —pronunció con rabia destruyendo aquel ambiente de regocijo que hasta hace unos momentos la había acompañado —¡¡Habla!! —Michaela odiaba que jugaran con ella, pero que encima fuera ella quien se permitiera aquel lujo, era algo que le sentaba como una patada en los ovarios.

Nicole sonrió con chulería al percatarse de que el júbilo de su hermanastra había desaparecido por completo. —Digo que aun que me mates, el mundo sabrá que tú y Esgrip sois quienes habéis provocado todo esto.

El rostro de Michaela se arrugó de ira ante aquella actitud de Nicole. La mujer perdió la poca calma que le quedaba, y mostrando sus dientes como una bestia enfurecida, agarró sin delicadeza alguna a Nicole por el cuello estampándola contra una pared.

—¡¡Te aconsejo que no juegues conmigo si no quieres que te mate de la forma más lenta y dolorosa que se me ocurra!! —amenazó estrangulando con más fuerza el cuello de la joven —¡¡¡Habla de una puta vez, Nicole!!! —gritó Michaela pegando su frente con la de su víctima al tiempo que colocaba el cañón de la pistola en su sien derecha.

Nicole no pudo evitar apretar los dientes de dolor al sentir las uñas de Michaela clavándose en su cuello, así como por la fuerza ejercida por su mano izquierda. Todo lo que ocupaba su campo visual era el rostro de aquella mujer, quien a pesar de estar tan cerca de ella como para poder lanzarle un ataque cuerpo a cuerpo, se veía frustrada a realizarlo por la amenazante pistola. No le quedaba más remedio que continuar jugando un poco más con ella.

La conocía, sabía que cuando Michaela era incapaz de controlar su ira, cometía acciones ilógicas que le podían dejar al descubierto varios puntos débiles en un intento de recuperar su orgullo. Normalmente Michaela era una mujer muy egocéntrica que pensaba y actuaba para sí misma, cualquier acción que supusiera el ayudar a alguien o hacer algo por alguien, siempre tenía de fondo algún motivo que la beneficiaba a ella. Pecaba de soberbia, sin duda, no solo en cuanto a sus habilidades físicas se refiere, sino también de inteligencia.

Ella había sido siempre una persona muy inteligente y astuta, que a la hora de planear algo, le da mil vueltas buscando la manera de encontrar algún fallo o elemento que no hubiera tenido en cuenta. Tal era la cosa, que cuando ideaba algo en lo que sabía que se estaba jugando algo importante, ella misma se metía dentro de su propio juego mental, y como jugador trataba de ponerse en la piel de su adversario para buscar la forma de salir de aquel problema, si lograba rendirse como jugador, es que aquel plan era perfecto.

Tal era su soberbia intelectual, que si alguien lograba desbaratar sus planes perfectos, esta perdía de inmediato el juicio dejándose llevar por la ira al sentir su intelecto pisoteado y superado por otra persona. Nicole sabía de aquella manera de pensar debido a que había logrado alguna que otra vez detener los planes de Michaela cuando en el pasado esta había tratado de gastarle alguna broma de mal gusto o meterla en algún lío. Llevada por la ira, le había revelado aquella manera que tenía de pensar.

—Yo y mis compañeros encontramos una carpeta repleta de documentos de Esgrip en la comisaría, alguien los dejó allí. En esos documentos venía todo lo que has dicho de recuperar las investigaciones, vigilar a esas personas, volar la ciudad por los aires... Absolutamente todo, con el sello y el nombre de Esgrip impreso en muchas de sus páginas. —reveló Nicole mostrando una sonrisa desafiante. —No importa que me mates, los documentos están en manos de mis compañeros, ellos las entregarán a las autoridades una vez lleguen a la base militar. Jaque Mate, Michaela.

El rostro de Evans palideció ligeramente a la par que su rostro enfurecido desaparecía dejando lugar a un rostro de incredulidad y asombro.

—¿¡Dónde coño están esos putos amigos tuyos!? —exigió saber cerrando aún más su mano entorno al cuello de Nicole.

—No... no te lo diré...prefiero morir a entregarte esos documentos —pronunció con algo de dificultad mientras soportaba aquellas afiladas uñas clavándose en su torturado cuello.

Michaela sabía que Nicole iba en serio con eso de que prefería morir antes que entregarle aquellos documentos. Aquella maldita mujer... El plan de Esgrip era perfecto, también la manera en la que ella y su equipo habían decidido cumplir las misiones que la organización le encomendó, pero jamás pensó que Nicole y esos amigos suyos pudieran interferir de alguna manera, eran un elemento inesperado en el plan de la organización, y ahora, todo lo que había hecho ella y los demás agentes de Esgrip se iría a la mierda de llegar a caer esos documentos en las manos de las autoridades.

—¿Qué me vas a hacer? ¿Me vas a disparar? ¿Estando desarmada vas a hacer eso? Que sucio por tu parte Michaela, sabía que habías caído bajo, pero no pensé que tanto —–comentó con una mirada y una sonrisa burlona intentando provocar a Michaela para que soltara el arma.

—Maldita... —Evans no era capaz de aguantar más su rabia. Por lo que se alejó de Nicole cierta distancia sin dejar de apuntarle con el arma —Está bien, hagamos esto más justo con un combate cuerpo a cuerpo, a muerte. No usaré mis armas para darte así una oportunidad y estar en igualdad de condiciones. ¿Te parece?

Nicole permaneció quieta en el sitio manteniéndole la mirada a aquella odiosa mujer mientras se frotaba el cuello tratando de comprobar si le había hecho alguna herida con las uñas —Me parece bien, Michaela. No me contendré. —respondió finalmente con un suspiro.

—Lo mismo digo, querida.

Michaela sin previo aviso lanzó un directo a Nicole, quien rápida en reflejos pudo evitar su trayectoria ladeando su cuerpo lateralmente. 

De inmediato atrapó la muñeca de su adversaria y le ejecutó una llave retorciéndole el brazo, pero para Michaela, quien en destrezas de combate estaba en igualdad de condiciones respecto a Nicole, no le supuso demasiado problema liberarse. Con una patada en el abdomen de la rubia pudo zafarse de su cautiverio.

Nicole retrocedió varios pasos llevándose sus brazos al abdomen a la vez que se quejaba de aquella fuerte patada. Sin detenerse, Michaela se acercó con puño en alto dispuesta a golpear el rostro de Nicole cientos de veces hasta que quedara irreconocible.

Un enfrentamiento se desencadenó entre ambas féminas optando Nicole un papel defensivo evitando o bloqueando los golpes con sus antebrazos, mientras que Michaela optaba por lanzar una ofensiva de sus mejores combinaciones de puñetazos laterales, directos y ganchos sin dejar de obligar a Nicole a retroceder y cubrirse. Sí, quería arrinconarla y Nicole lo sabía, no podía quedar entre la espada y la pared, si quedaba arrinconada difícilmente podría ejecutar combinaciones de artes marciales para ganar terreno a su tan odiada rival.

Nicole concentró todos sus sentidos y determinación en contrarrestar las tácticas de Michaela, debía acabar con ella, si no, su hermanastra sería quien la mataría. Finalmente Michaela con todas sus ganas pudo atinar un fuerte puñetazo en el abdomen de la agente de policía. Con una sádica sonrisa en su rostro se lanzó a un segundo golpe aprovechando que su adversaria estaba dolorida y con las defensas bajas. Hubiera podido dar un gran golpe lateral en el rostro de la rubia, de no ser porque esta aguantó el dolor de su abdomen y con una de sus manos agarró violentamente el brazo de Michaela.

—Ahora me toca a mí— pronunció con rabia apretando los dientes.

—¡¡Maldita!!—respondió una sorprendida Michaela al ver aquel puñetazo lateral parado por la rubia.

Sin dilación alguna y soportando el dolor físico, Nicole tiró del brazo de Michaela para sí misma y aprovechando la cercanía le dio un cabezazo a la vez que soltaba a su rival, esta tan solo dio un par de pasos atrás, necesitaba más espacio para contraatacar... ¡Necesitaba más espacio para luchar! Velozmente aprovecho la guardia baja de Michaela y se lanzó contra ella ejecutándole un placaje que la hizo retroceder aún más, sin parar, Nicole corrió hacia su adversaria dispuesta a ejecutar una combinación de veloces y potentes patadas. Cuando estuvo próxima a Michaela, ejecutó una patada giratoria alta a la altura del cuello de su contrincante. 

El ataque se vio frustrado cuando esta contraatacó con un golpe de su antebrazo la patada de Nicole, pero la ofensiva de la agente no acabó ahí, velozmente ejecutó el mismo movimiento con la otra pierna y en sentido contrario en un intento de golpear el otro lateral del cuello de Michaela.
Pero el mismo resultado obtuvo. Evans se lanzó hacia adelante ejecutando un directo al rostro de la rubia atinando de lleno en este.

—¿Te hice daño querida? ¡¡¡Pues eso no es nada en comparación a cómo te haré sufrir en este combate!!!—gritó ansiosa y en júbilo al ver como Nicole se quejaba del dolor a la vez que retrocedía llevándose una de sus manos al rostro. —¡¡¡Prepárate Nicole!!!

La rubia no fue capaz de reaccionar a tiempo, y de lleno se tragó un puñetazo lateral y un gancho. Cuando esta fue a retroceder estando a punto de caer de espaldas debido a los golpes, Michaela le agarró del brazo y la atrajo hacia sí misma para devolverle el cabezazo que anteriormente recibió por parte de la agente. Nicole finalmente acabó cayendo por los suelos quejándose y retorciéndose de dolor. Sin piedad alguna Michaela pisó con fuerza en repetidas ocasiones el estómago de la indefensa Nicole, quien yaciendo en el suelo, no era capaz de otra cosa más que gritar de dolor con cada pisotón.

—¡¡¡¡SUFRE, SUFRE, SUFRE NICOLE, SUFREEEEEEEE!!!!—gritó fuera de sí excitada por tan violenta escena ejecutada contra su hermanastra. —¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA!!! ¡¡¡¡MUERE, MUERE, MUERE, MUEREEEEEE!!!!

Entre gritos, Nicole trataba de soportar el intenso dolor de su abdomen cruelmente pisoteado una y otra vez. La mujer reuniendo fuerzas de donde pudo, pateó la rodilla de la pierna izquierda de Michaela, sobre la que mantenía el equilibrio, logrando que esta cayera de rodillas.

—¡¡¡NO ERES MAS QUE ESCORIA!!! ¡¡¡LA GENTE COMO TÚ NO TIENE DERECHO A EXISTIR EN ESTE MUNDO!!! —gritó una Nicole furiosa dispuesta a propinarle un punta pie en el rostro a su atacante.

Desgraciadamente como contraataque, Michaela agarró el pie de Nicole y tiró de este haciendo que cayera de nuevo de espaldas al suelo. Velozmente se colocó encima de Nicole y agarró su delicado cuello con todas sus fuerzas en un intento de estrangularla.

—¿¡Qué yo no debería de existir!? ¡¡Estás muy equivocada!! —respondió con tal éxtasis que ya no era capaz ni de sentir los dedos de sus manos por la fuerza que ejercía estrangulando a Nicole —¡¡Soy una máquina de matar, Nicole, a diferencia de ti a mí me entrenaron para eso!! ¡¡Me entrenaron para matar a gente, no para salvarlas como haces tú!! ¡¡Menudo desperdicio de habilidades las tuyas!! —llena de júbilo, Michaela no fue capaz de reprimir una horrible sonrisa enfermiza al contemplar el rostro de Nicole enrojeciéndose — ¡¡¡SOLO LOS FUERTES COMO YO TIENEN DERECHO A EXISTIR EN ESTE MUNDO, VOSOTROS LOS DÉBILES SOIS QUIENES NO TENÉIS EL DERECHO A VIVIR!!! ¡¡¡¡¡MUERE, DESAPARECE DE ESTE MUNDO, NICOLEEEEEEEE!!!! —entre dementes carcajadas, no era capaz de sentir los arañazos que Nicole le hacía en las manos con tal de liberarse. Aquella visión de una Nicole pataleando, arañando, tratando inútilmente de tomar una bocanada de oxígeno mientras la sangre subía le subía a la cabeza, era tan placentero...

Michaela había matado a tantas personas que hacía tiempo que ya había perdido la cuenta de a cuantas había liquidado, pero esta vez era algo distinto. Ira, envidia, desprecio, rencor... Tales sentimientos tenían hacia Nicole, que matarla la hacía algo realmente valioso para ella, algo que solo sucedería una vez en su vida. Necesitaba disfrutar, gozar hasta el último momento agónico de aquella odiosa Nicole, saborear hasta su último aliento en vida. Nicole siempre había sido para ella algo así como tener una piedra en el zapato, y ahora por fin lograría quitársela de una vez por todas.

Los esfuerzos de Nicole por liberarse y apartar las manos de Michaela de su cuello no servían para nada, sus pulmones comenzaban a quejarse, le faltaba el oxígeno.... ¡No podía acabar muriendo a manos de aquella odiosa mujer! ¡¡Podría perder contra cualquiera, pero nunca contra Michaela!! Nicole colocó su pie bajo el estómago de Evans, y antes de que esta pudiera hacer algo, la empujó con todas sus fuerzas haciéndola caer de espaladas quitándosela así de encima.

El tan deseoso oxígeno por fin llenó de nuevo sus maltratados pulmones. No podía negarlo, las habilidades de Michaela eran muy superiores a lo que ella recordaba, sin duda ella tenía razón, Michaela había sido entrenada para matar usando el combate cuerpo a cuerpo, y los entrenamientos de Nicole no eran más que defensa personal, cuyo objetivo principalmente era el de saber defenderse, no matar a alguien, aunque pudiera. No quedaba más remedio que optar por la vía fácil, usar las armas.

Nicole se levantó con algo de esfuerzo sintiendo todo su cuerpo estremecerse del dolor, y sin perder segundo alguno, emprendió una rápida huida hacia el lugar donde sus armas se encontraban. Pero por desgracia, Michaela quien estaba en mejor estado, la alcanzó de unas zancadas y alargando el brazo la retuvo agarrándola de la coleta. Collins para liberarse, lanzó una coz al abdomen de Michaela obligándola a soltarla, llevándose consigo el coletero de Nicole dejando libre sus dorados cabellos.

Michaela observó que sujetaba el oscuro coletero de Nicole y con una sonrisa se lo lanzó por los aires cogiéndola esta al vuelo y guardándolo en uno de los bolsillos de su pantalón. Nicole sabía que estaba a una distancia muy corta de Michaela, si trataba de darle la espalda para recuperar sus armas, esta de una zancada la acabaría atrapando. No quedaba más remedio que ponerse seria. Nicole alzó los puños preparada para la pelea, ya no huiría más, era hora de enfrentarla.

—Tienes agallas Nicole, estando en el estado en el que estás no tienes intención alguna de rendirte hasta que una de las dos acabe con la otra. Es de admirar, sin duda, a pesar de que te odio con toda mi alma tengo que decir algo positivo de ti y es que eres una contrincante perfecta para mí, una rival que está a mi nivel. Siéntete privilegiada de escuchar estas palabras, no se las dedico a cualquiera, querida. —dijo con una emblemática sonrisa sintiéndose bastante confiada respecto a la situación.

—Lo tomaré entonces como un cumplido Michaela. Lo que me motiva a seguir en esta pelea a muerte, es saber que tengo la posibilidad de quitarle al mundo a alguien como tú, un monstruo que solo vive para hacer daño a los demás y aprovecharse del sufrimiento que causa a otros. Es simplemente imperdonable que haya gente como tú haciendo cosas tan viles a gente inocente. Vas a pagar por todos los crímenes que has causado tú y esa maldita organización tuya. —respondió con el ceño fruncido decidida a cumplir con sus palabras.

—¿Por qué somos tan distintas, Nicole? ¿Por qué no soy capaz de comprenderte? ¿Cómo puede ser que no busques lo mismo que yo? Todas las personas buscan saciar su avaricia con placer, dinero y poder. Vivimos en un mundo hipócrita en el que bajo la fachada de lo políticamente correcto, entre las sombras, unos se pisan a otros buscando lo que ansían. ¿Por qué tú no? En este mundo si no tienes dinero y poder, no eres nadie. Las personas buscan el placer, ya sea de forma consciente o no. Ese deseo interno se manifiesta a través de los intereses y las preocupaciones. Hacer lo que deseas es el verdadero sentido de la diversión, esta lleva al placer, y el placer a la felicidad.

—Yo sigo mis ideales ante todo. Hay muchas formas de obtener la felicidad, y la mía es ayudando a otros y haciendo de la ciudad un lugar mejor, de esa manera le doy un sentido a mi vida. El simple hecho de que haya gente que se dedica a hacer daño a otros viviendo de las desgracias ocasionadas a sus víctimas... ¡¡Me ponen mala, es asqueroso, injusto, intolerable, imperdonable!! ¿¡Quién te crees que eres tú y esa asquerosa organización tuya para controlar las vidas de personas inocentes!? ¡¡No se puede jugar con la vida de las personas como si fueran juguetes!! Realmente, si existe un Dios ahí arriba, espero que te del castigo que te mereces por tus pecados, avaricia, soberbia, ira, espero que pagues por todos ellos...

—Bla, bla, bla, bla.... Sinceramente Nicole, no soy capaz de comprenderlo. —Michaela algo más seria lanzó una mirada penetrante a Nicole, una mirada de desprecio e incomprensión— ¿Pecados? Por supuesto, tengo muy en cuenta los pecados capitales, disfruto diariamente de ellos. Sinceramente, no puedo entender a alguien que da su vida por los demás. Acabemos con esto Nicole, estoy deseando matarte con mis propias manos— Sonrió desafiante antes de lanzarse la una contra la otra.

Ambas intercambiando entre la posición defensiva así como ofensiva, hacían gala de sus mejores movimientos de combate cuerpo a cuerpo haciendo combinaciones de puñetazos y patadas, así como alarde de sus reflejos evitando o bloqueando todos los golpes que podían una de la otra, aunque más de uno se les escapaba a una y otra recibiendo con cada doloroso golpe una muestra del odio que sentían la una hacia la otra. Nicole finalmente logró empujar a Michaela obteniendo cierta distancia, y sin más dilación corrió hacia el arma más cercana que tenía, su cuchillo de combate. Velozmente agarró el arma blanca y se giró de cara a Michaela, optando por una posición defensiva, colocó el filo del arma por delante deteniendo la trayectoria de su atacante.

—¿Jugando sucio, Nicole? Muy bien, no pensaba usarlo hasta el final, quería degollarte tras haberte molido y roto todos los huesos, pero para estar en igualdad de condiciones lo sacaré yo también. —con una sonrisa confiada sacó un cuchillo de combate que ocultaba en su bota.

—¿Jugando sucio? Que acusación más hipócrita. Desde el principio tenías ese arma guardada.

—¿Lo sabías? ¿Es que ahora eres vidente y puedes ver el futuro?

—No, simplemente es que te conozco demasiado bien. Eso de que no usarías armas para darme una oportunidad y estar en igualdad de condiciones... ¿Realmente creerías que me creería algo como eso? Tú no eres precisamente de las que juegan limpio, Michaela. Conociéndote era obvio que tramabas algo.

—Vaya, que perspicaz Nicole. Pero no te olvides que crecimos juntas, yo también sé cómo es tu manera de actuar —respondió fríamente.

Ambas féminas se lanzaron al unísono la una contra la otra haciendo sonar el metal de sus cuchillos al chocar sus hojas metálicas. Una y otra vez, los cuchillos replicaban con agudos sonidos metálicos entre los diversos golpes que sus portadoras lanzaban la una contra la otra. A medida que la batalla se desarrollaba, por mucho que tratara de agudizar sus reflejos esquivando o bloqueando un golpe con otro, Nicole no pudo evitar que alguna que otra cuchillada por parte de Michaela rasgara sus ropas y dibujara ríos de sangre en su piel. A diferencia de Nicole, su contrincante poseía una enorme ventaja.

Michaela apenas había recibido algún corte superficial en sus brazos gracias a que aquella armadura ligera que portaba la defendía no solo de los golpes de Nicole, también de sus cuchilladas. Desgraciadamente Nicole tenía todo su cuerpo expuestos a golpes y cuchilladas, mientras que Michaela únicamente exponía sus brazos y su rostro. Collins vio venir el inminente ataque de su contrincante y con sus reflejos a flor de piel lo esquivó ladeando su cuerpo hacia la derecha evitando una puñalada directa de parte de Michela dirigida a su rostro.

Nicole retrocedió varios paso y se apartó algunos mechones dorados de la cara con la mano que tenía libre. Michaela corrió hacia Nicole ejecutando un veloz movimiento con el cuchillo de izquierda a derecha que estuvo a punto de rozar el cuello de la rubia, quien gracias a sus reflejos, logró retroceder unos pasos a tiempo evitando la afilada punta del arma por tan solo unos escasos centímetros.

Ambas féminas se alejaron la una de la otra manteniendo cierta distancia mientras se observaban agotadas. Nicole aún con el filo del cuchillo por delante en posición defensiva, no podía ocultar a la vista de Michaela su cansancio, pues entre jadeos, sus hombros no paraban de subir y bajar, así como la mano portadora del cuchillo no podía ocultar su débil temblor de la mirada de la asesina. Sin duda, para Michaela quien a pesar de sentirse agotada, se encontraba en mejor estado que su contrincante gracias a la defensa que le otorgaba su armadura de golpes y cuchilladas, Nicole estaba llegando a su límite.

Sus jadeos, el temblor de su mano con la que sujetaba el cuchillo, las gotas de sudor de su frente, los moratones que apreciaba en casi todo su cuerpo, la sangre que emanaba de los cortes superficiales... Poco le quedaba para caer rendida. ¿Cuánto tiempo lograría Nicole mantenerse en pie? En verdad, Michaela respetaba a Nicole como contrincante, a pesar de su clara desventaja y su estado físico, aún permanecía en pie plantándole cara para continuar el combate hasta que una de las dos cayera muerta.

—Que aún sigas en pie es de admirar, a estas alturas muchos habrían caído ya muertos.

Nicole prefirió no malgastar energías en responderle, esa breve pausa la prefería aprovechar para tomar aire y tratar de descansar un poco antes de que el enfrentamiento estallara una vez más.

—Te ves realmente mal, Nicole. Deberías de verte en el estado en el que te encuentras, estás lamentable —dijo con una sonrisa burlona tratando de irritar a su contrincante.

Por parte de Nicole, la única respuesta que emitió en respuesta al comentario de Michaela, fue dibujar media sonrisa en su rostro. Nick terminó de comprobar la segunda planta que abarcaba los laboratorios sin encontrar nada especial, lo único que podría destacar era un extraño dispositivo adherido a algunas columnas. Aquel dispositivo lo había visto colocados en algunas columnas de las otras plantas, pero no le había hecho demasiado caso debido a que no sabía de qué se trataba. Era parecido a una calculadora, pero mucho más grande, con un teclado y una pantalla electrónica ancha, el dispositivo parecía estar apagado.

—Esa persona no está aquí, y solo queda un lugar en el que mirar, espero que Nicole se encuentre bien. —se dijo para sí mismo ingresando una vez más al ascensor en busca de Nicole.

—¿Todavía tienes fuerzas como para sonreír? —preguntó Michaela—Es una pena que vaya a borrártela.

Nicole se preparó para el siguiente y devastador ataque de Michaela. ¿Sería capaz de soportarlo? ¿Podría contraatacar de llegar a aguantar el golpe? Esa maldita armadura había amortiguado todos los golpes que habían ido directo al torso, sin importar que fueran puñetazos o patadas, absolutamente todos los impactos no habían supuesto más que un empujón casi indoloro para ella, los únicos moratones producido por sus golpes se encontraban en el rostro de Michaela, y aun así, no eran muchos los golpes que había logrado encajar en la cara de su enemiga. Respecto a los cortes, tan solo le había logrado hacer unos pocos en los brazos y antebrazos, pero ninguno lo suficientemente profundo como para suponerle algún peligro a esa mujer.

Maldita sea... Si tan solo no tuviera esa armadura la situación sería muy distinta, desde el principio, Michaela había hecho trampas al no desprenderse de ella, por no hablar del cuchillo que ocultaba. ¿Acaso tendría una oportunidad para acabar con ella? Se encontraba en clara desventaja respecto a Michaela, pero aun así lucharía hasta el final, por pequeña que fuera aún había esperanza de que lograra matarla, no se rendiría mientras esa esperanza existiera.

Michaela se preparó para el siguiente movimiento que derribaría a Nicole de una vez por todas. Collins al percatarse de que su contrincante se preparaba para atacar, agudizó sus sentidos centrando toda su atención en el cuerpo de Michaela con el fin de buscar algún tipo de movimiento que le avisara por donde se lanzaría para atacarla.

—¿¡Nicole!? ¿¡Dónde estás!? —la voz de Nick llegó a los oídos de Collins, quien inconscientemente dirigió su mirada a la entrada de la sala descuidando su guardia.

Aquel error fue fatídico, esa simple distracción fue aprovechada por Michaela quien en un abrir y cerrar de ojos se abalanzó a toda velocidad hacia su contrincante. Nicole al percatarse no pudo evitar soltar un grito ahogado tratando de poner el cuchillo enfrente de ella como barrera a la par que retrocedía unos pasos, pero para su desgracia un veloz cuchillazo lateral golpeó la hoja del arma de Nicole haciendo que esta al no estar bien sujeta saliera volando por los aires. En un segundo Michaela aprovechó la sorpresa de Nicole así como el poco espacio que había entre ambas para ejecutarle un placaje que acabaría por derribar a su contrincante haciéndola caer de espaldas al suelo. Nicole por un instante pensó que el ataque había acabado con ese último placaje, pero se equivocó, pues de inmediato Michaela lanzó otro rápido movimiento para su asombro.

Michaela dio un par de zancadas y saltó cayendo encima de su víctima con el filo del cuchillo hacia abajo con el fin de empalar el cuello de la indefensa Nicole. La rubia por suerte consiguió agarrar de las muñecas a Michaela instantes antes de que el cuchillo atravesara su garganta. La punta metálica del cuchillo rozaba la delicada piel de su cuello, pudiendo notar el frío de la hoja metálica. Ambas féminas forcejeaban violentamente con todas sus fuerzas, una para asesinar y otra para no ser asesinada. Nicole notó como la hoja bajó unos milímetros abriendo una pequeña fisura en su cuello provocando que emergiera un hilo de sangre. El corazón de Nicole latía veloz y con fuerza, sentía ansiedad, impotencia, agotamiento, desesperación, miedo, dolor...

—¡¡¡NIIIIIIIIICK, ESTOY AQUÍ, AYÚDAMEEEEEEE!!!—avisó lanzando un grito desgarrador a pleno pulmón presa de la situación.

—¡¡Aguanta Nicole, estoy de camino!! —respondió Nick iniciando una carrera hacia la localización de su compañera.

—¡¡No dejare que salgas con vida de esta, Nicole!!

La joven viéndose reflejada en los ojos de Michaela, trataba por todos los medios de resistir la fuerza ejercida por su adversaria cogiendo fuerzas de la ansiedad y desesperación que se estaban adueñando de ella. No podía permitirse morir a manos de alguien como ella, no, no lo permitiría. Sintiendo la punta de del filo del cuchillo arañando su garganta, Nicole lanzó un grito de desesperación mientras trataba de ejercer fuerza en sentido contrario a Michaela al tiempo que trataba de mover a izquierda y a derecha el cuchillo para desviarlo de su trayectoria.

Con rápidos y sonoros pasos, sin detenerse ni un solo instante, Nick entró en la estancia con el propósito de embestir a Michaela para quitársela a Nicole de encima. A tiempo, la mujer de cabellos oscuros se levantó y se apartó de la trayectoria. Nick se detuvo a los pies de Nicole y de inmediato que agachó dándole la mano para ayudarla a incorporarse.

—¡¡No voy a dejar que un entrometido como tu fastidie mi momento!! ¡¡¡¡MUERE ESCORIA!!!!— chilló una Michaela presa de la ira cargando contra el descuidado Nick a punta de cuchillo.

El hombre bloqueó el golpe del cuchillo con el cuerpo de la escopeta. Michaela al ver el problema que aquel potente arma podía suponerle, lo desarmó rápidamente con un veloz movimiento de manos y le golpeó el rostro con la culata de esta, aprovechando su aturdimiento la fémina tiró lejos el arma y lanzó una veloz y mortífera puñalada al corazón de aquel entrometido.

—¡¡NICK CUIDADO!! —advirtió Nicole.

Collins empujó a Nick hacia un lado apartándolo de la trayectoria, y de inmediato, Nicole en un ataque casi suicida embistió desprovista de arma alguna a la portadora del cuchillo con el fin de alejarla de ellos, logrando que Michaela se alejara de ellos varios pasos perdiendo parcialmente el equilibrio. Nicole de inmediato la desarmó por medio de una llave, y aprovechando la escasa distancia entre ambas, le propinó un codazo en la sien a su contrincante, finalizando con una patada en el abdomen para abrir distancias entre ambas.

—¡¡Michaela, tu adversaria soy yo!!— gritó Nicole lanzando un ataque cuerpo a cuerpo aprovechando el instante en el que su contrincante se tambaleó sintiéndose algo aturdida.

La mujer de oscuros cabellos se agachó en el último momento logrando que una errada patada lateral giratoria pasara por encima de su cabeza. Aprovechando la posición desventajosa de Nicole, Michaela de una zancada se plantó frente a esta encajando un puñetazo en su estómago, seguido de un puñetazo lateral por la izquierda al rostro. Nicole retrocedió algo desorientada a la vez que con el dorso de su mano se limpiaba el hilo de sangre que descendía por sus labios.

Michaela preparaba otro movimiento con el fin de abatir a Nicole sin darle descanso alguno, pero su intento de ataque se vio fallido cuando los rápidos pasos de Nick tras ella la advirtieron haciendo que esta se girara y retrocediera. Unos escasos centímetros se abrieron entre su rostro y el puño de Nick. El mismo puñetazo lateral se repitió, viniendo esta vez por el frente izquierdo, y una vez más, Michaela lo evadió sin mucho esfuerzo agachándose. La mujer agachada, pasó rápidamente por un lateral de Nick logrando colocarse a su espalda para encajar con todas sus fuerzas un puñetazo en mitad de su columna, dejando a Nick desvalido momentáneamente víctima del fuerte dolor que recorrió cada fibra de su ser.

—Tus esfuerzos son patéticos... —pronunció con desprecio por el poco combate que aquel hombre le daba.

Nicole intervino golpeando con un par de puñetazos laterales y directos que fueron evadidos por su contrincante. Nick haciendo esfuerzo, logró levantarse para incorporarse a la encarnizada pelea cuerpo a cuerpo entre las féminas, cambiando la balanza a un dos contra uno. La pareja se lanzó a la vez contra Michaela, Nicole atacó por el frente derecho haciendo rápidas combinaciones alternando entre patadas y puñetazos, llevando al límite sus fuerzas sobre cargándose a sí misma ante el agotamiento, dolor y enorme esfuerzo que estaba realizando.

Por otra parte, Nick se lanzó a atacar desde el flanco izquierdo a base de puñetazos, desgraciadamente carecía de conocimientos de lucha necesarios para enfrentar a Michaela, pero sabiendo cada uno la limitaciones que tenían en aquel preciso momento, el atacar a la vez tal vez les daba una oportunidad de asestarle un buen golpe a su contrincante.

—¡¡Dos contra uno y no tenéis cojones ni tan siquiera a rozarme!! —anunció entre carcajadas. —Por favor, pero que patético... —opinó bloqueando con el antebrazo una patada de Nicole y de inmediato evadir un directo de Nick.

Michaela retrocedió varios pasos contemplando al dúo a punto de desfallecer de agotamiento, entre grandes bocanadas de aire no eran capaces de disimular que habían llegado ya a su límite, sus cuerpos apenas podían mantenerse en pie debido no solo al agotamiento, sino también al dolor producido por los múltiples golpes que les había propinado a ambos. No obstante, a pesar de que ella estaba en mejor estado físico que aquel dúo, también se encontraba bastante cansada y los dolores latentes de los pocos golpes que le alcanzaron en brazos y rostro le resultaban una molestia constante.

Michaela se agachó para recuperar su cuchillo del suelo y camino a pasos lentos pero decididos hacia el dúo con una sonrisa triunfante en su rostro dispuesta a asestarles el golpe final a ambos. Para desgracia de Michaela, un molesto pitido llamó su atención obligándola a dirigir la mirada a la gran pantalla del superordenador y ver la barra de carga al cien por ciento, y encima de esta, un mensaje que anunciaba la que la descarga de datos había sido completada satisfactoriamente.

Michaela cogió el dispositivo y lo guardó en uno de los bolsillos de su pantalón.

—Bien, parece que mi trabajo está hecho, ahora solo me queda remataros. Y respecto a los documentos que tienen vuestros amigos, no me supondrá ningún problema ahora que lo pienso, la ciudad entera volará por los aires y eso incluye la base militar, de una manera u otra, acabaréis muriendo junto con Stone City. Por lo tanto... —su discurso se vio interrumpido cuando recibió un mensaje en su PDA.

—Ya veo... —tras leer el contenido guardó el dispositivo de nuevo y se dirigió al panel de control del superordenador para pulsar una serie de teclas— Habéis tenido mucha suerte, me acaba de salir algo importante y no puedo permitirme el lujo de perder el tiempo jugando con vosotros. Parece que tendremos que dejar esto para otro momento, si es que nos volvemos a encontrar. —informó acabando la frase con una sonrisa maliciosa. Tras dejar el panel de control, se giró para mirar al dúo y sacó un pequeño aparato para pulsar un pequeño botoncito frente a la mirada de Nicole y Nick.

—¿Qué acabas de pulsar? —preguntó Nicole arrodillada en el suelo.

—Puse por toda la instalación unos dispositivos explosivos que harán volar este sitio por los aire una vez acabe una cuenta atrás, además, acabo de despertar a unos amiguitos míos para que os hagan compañía antes de que esto vuele por los aires.

—Maldita perra... —blasfemó Nick con rabia.

—Nos vemos. —se despidió Michaela emprendiendo una carrera hacia el ascensor.

Nick ayudó a Nicole a ponerse en pie y a recuperar y equiparse de nuevo con su armamento.

—Tenemos que salir de aquí antes de que sea demasiado tarde, no sabemos cuánto tiempo tenemos para abandonar las instalaciones. —pronunció Nicole con cierto esfuerzo soportando las quejas de su cuerpo.

—Usemos el ascensor, no te veo en muy buenas condiciones como para ponerte a subir escaleras...—respondió Nick preocupado por el estado físico de su compañera mientras recogía su escopeta del suelo —¿Puedes andar? ¿Necesitas ayuda para moverte?

—Tranquilo, aún puedo...No te preocupes. —restó importancia la maltratada mujer mostrando una dolorosa sonrisa.

El dúo llegó al ascensor lo más rápido que pudo, desgraciadamente, la toca pelotas de Michaela le había hecho algo y no funcionaba.

—Genial... Habrá que ir por las escaleras. ¿Cómo te sientes, Nicole? ¿Crees que podrás? Hay un buen trecho hasta llegar a la superficie. —Preguntó preocupado por el lamentable estado físico de su compañera.

—He estado mejor, pero no tengo intención de morir aquí, vamos... —respondió con cierto esfuerzo, decaída y luchando contra si misma para no desfallecer en aquel mismo lugar.

A la vista de Nick, su compañera Nicole se encontraba bastante demacrada físicamente, con sus ropas rasgadas por varias zonas y con partes del cuerpo hinchadas, llenas de moratones y manchas secas de sangre. Su más que evidente agotamiento físico le resultaba un problema para avanzar, pero a eso además había que sumarle el dolor que estaba soportando todo su cuerpo por culpa de los fuertes golpes de Michaela. Incluso él que llegó al final de la batalla, había comprobado la fuerza de sus golpes en carne propia teniendo que soportar el dolor de aquellos impactos, si a él le dolía unos pocos golpes, no quería ni imaginarse el dolor que Nicole sentía en todo el cuerpo, quien había recibido mucho más daño que él.

Comprendiendo el gran esfuerzo que estaba haciendo Nicole para no dejarse vencer por las reacciones de su martirizado cuerpo, decidió ayudarla a subir las escaleras. Colocándose a su lado pasó el brazo de Nicole por detrás de su cuello para que su compañera pudiera apoyarse en él y le resultara más sencillo caminar.

—Veo que te cuesta permanecer en pie y caminar, deja que te ayude a desplazarte. —le propuso con una sonrisa.

—Gracias, Nick. —respondió con una agradable sonrisa y una mirada cargada de gratitud que sostuvo durante unos segundos la de su compañero.

—Si aparecen los amiguitos de Michaela necesitaré que me cubras con la pistola, mientras esté cargando contigo no puedo utilizar las dos manos para manejar la escopeta.

—Claro, no hay problema.

Finalmente, Nick y Nicole se dispusieron a ascender por la larguísima escalera tratando de abandonar el lugar, con abandonar la instalaciones y salir del ayuntamiento no servía, ya en la calle necesitarían alejarse cierta distancia para que la explosión no les alcanzase. Al mismo tiempo, Morís y Carley se dirigieron al ayuntamiento dejando atrás a Liam, Débora y Emi a la espera, temían que algo les hubiera sucedido a Nick y Nicole debido al tiempo que había pasado desde que se habían ido.

Llegando al ayuntamiento, vieron a una persona salir del edificio y montarse en una moto para instantes después marcharse a algún sitio. Ante la extraña visión, el dúo ingresó rápidamente en el edificio y encendieron la luz bañando todo el lugar. En una de las columnas vieron un extraño dispositivo con cierto parecido a una calculadora, y en su pantalla marcaba una cuenta atrás de diecinueve minutos en números rojos.

—Esto debe ser un explosivo... —mencionó Morís.

—¡Tenemos que dar con esos dos de inmediato! —respondió Carley echando un vistazo a la sala —¿Dónde demonios se habrán metido?

Unos disparos dirigieron sus miradas a una puerta abierta de par en par, tras asomarse por ella vieron una larga escalera que descendía a algún lugar.

—Sin duda los disparos vienen de ahí abajo —puntualizó la mujer.

—¡¡Y parece que están en problemas, vamos!! —propuso Morís siendo el primero en descender aquellas escaleras con pistola en mano.

#Sacedog


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