Big Red Mouse Pointer

lunes, 19 de octubre de 2015

RNH: Juego de la Supervivencia

Capítulo 09 - Nuevos aliados

11 de Julio del 2012
20:00 de la tarde

Entre jadeos y sin detenerse, el grupo formado por Nicole Collins, Débora Linson, Emi Tanaka y Morís Anderson, trataban por todos los medios de huir de sus veloces y letales perseguidores, unas criaturas que Morís y Nicole ya habían visto en acción cuando cooperaban con las evacuaciones de las áreas afectadas, una aberración más de Esgrip que tenía la peculiaridad de moverse en pequeños grupos y trabajar en equipo siguiendo las órdenes del líder de la manada.

Eran un conjunto de tres criaturas que se asemejaban a una especie de criatura híbrida entre un humano con la complexión de un culturista y un reptil, cuya piel escamosa era comparable con la de los cocodrilos y como tal, era igual de dura. Aquel grupo de asesinos reptilianos poseían cuatro brazos cuyos dedos óseos habían tomado una apariencia similar a la de unos largos, duros y puntiagudos garfios de veinte centímetros capaces de desgarrarte como si fueses tierna mantequilla.

Corrían utilizando sus dos pares de brazos y sus patas traseras, dotándolos de una velocidad admirable para el tamaño que tenían, cuyo aspecto de culturista les hacía parecer lentos, y sin duda no lo eran. La altura no era tan exagerada como la del humanoide de la Gatling, tenía la altura de un hombre adulto medio. Sus ojos, inyectados en sangre y los colmillos superiores e inferiores que asomaban de entre los labios, transmitían que sin duda eran unos seres realmente violentos que únicamente se movían con el fin de cazar a sus presas para devorarlas. Eran criaturas altamente hostiles.

Sin duda aquel monstruoso ser de apariencia reptiliana era un monstruo de mucho cuidado, Nicole y Morís lo vieron en acción en varias ocasiones y aprendieron que sus únicos puntos débiles eran el vientre y el pecho, las únicas zonas que no estaban protegidas por su dura coraza de escamas.

Unido a su gran resistencia y a sus mortíferos garfios óseos, también había que añadir que poseían una larga y poderosa cola recubierta de escamas que utilizaban para colgarse de los sitios o para atacar, así como de peligrosa era su habilidad de mimetización como los camaleones, tenían la sorprendente pero horrible habilidad de fundirse con el entorno.
Si a todo esto le sumamos que actúan en grupos de entre dos y cuatro miembros, que tienen la capacidad de comunicarse entre ellos y cierto nivel de inteligencia, sin duda estaban ante un volátil asesino.

Las tres criaturas corrían entre gritos metálicos persiguiendo a su carnaza compuesta por cuatro suculentos seres humanos. Una de las criaturas, la cual corría en medio de las otras dos, pegó un chillido en un tono extremadamente agudo y molesto, y ante aquello, las otras dos criaturas que acompañaban al líder se separaron de este con el fin de rodear a los humanos.

Uno de los reptilianos saltó hacia la pared de un edificio, y ayudándose de sus garfios, trepó hasta el tejado para desplazarse a grandes saltos de un tejado a otro tratando de adelantar a los humanos. El otro, se desvió por un lateral metiéndose entre un conjunto de árboles y arbustos que se abría en el margen izquierdo de la carretera por la que el líder seguía a los cuatro humanos.

—¡¡Tenemos que hacer algo, por mucho que corramos nos acaban alcanzando!! —gritó Débora entre jadeos.

Nicole sin dejar de correr miró hacia los edificios que había situados a su derecha para contemplar la figura del monstruo saltando los tejados, después a la izquierda, a pesar de no ser capaz de ver a la criatura, la cual debería de estar camuflándose con el color de las plantas, era capaz de ver a veces algunos arbustos moverse, y por último miró hacia atrás para ver al líder de los monstruos persiguiéndolos por la carretera.

— ¿¡Se te ocurre algo, Nicole!? —preguntó Morís al percatarse de que su compañera estaba analizando la situación que los rodeaba.

Nicole tardó en contestar. —¡¡Tengo una, pero es casi un suicidio!! ¡¡Un paso en falso y estaremos muertos!! —informó entre jadeos.

—¡¡Lo estaremos de todos modos si no hacemos nada, esos bichos no nos van a dejar en paz hasta que nos atrapen y nos despedacen!! —respondió Emi echando la vista hacia atrás para ver a su compañera, quien junto con Morís corrían tras Débora y ella.

—Está bien, tiene que ser todo muy rápido y sin fallos. Me detendré girándome y dispararé a bocajarro con la pistola para frenar al que nos sigue a nuestra espalda. Morís me cubrirá por el flanco derecho y tú Emi por el izquierdo para evitar que los otros dos salten hacia nosotros cuando nos detengamos, así nos cubrimos las espaldas mutuamente y no perderemos de vista a ninguno de los tres. Débora, tú te meterás en el centro, entre nosotros tres, cuando detenga al que nos sigue cambiaré la pistola por el rifle, en ese momento te avisaré, me agacharé y mientras hago el cambio tendrás que cubrir mi puesto y disparar a ese bicho desde tu posición, cuando esté lista para ocupar mi puesto de nuevo, apoya a Emi con el que se oculta en el flanco izquierdo. Usad las armas que creáis convenientes para acabar con ellos, el torso es el único punto débil que tienen. ¿¡Entendido!?

—¡¡Si!! —gritaron al unísono.

Nicole aguardó unos momentos recuperando el aliento tras declarar aquella orden sin dejar de correr. Cuando se sintió dispuesta, llevó la mano al mango de su P226. 

—¡¡¡AHORA!!! 

Dado el aviso, en unos escasos dos segundos, los cuatro tomaron la posición que Nicole solicitó, un triángulo invertido con Débora en el centro de este. Las pistolas de Morís y Nicole, así como el subfusil de Emi encararon a las criaturas y sin titubeo alguno dispararon a contra ellas, más que con el objetivo de matarlas, era con el objetivo de frenarlas y lograr que dejaran de moverse.

La criatura del tejado se dispuso a saltar cuando una nueve milímetros liberada por el arma de Morís penetró en su cuello obligándolo a frenar su salto para soltar un estridente chillido, retrocediendo, logró evadir que otra serie de proyectiles del mismo calibre le acertaran de nuevo. Emi disparó una ráfaga de balas en cuanto vio un pequeño arbusto mecerse débilmente muy cerca de ella, gracias al pequeño detalle, varias balas penetraron en el torso de la criatura, la cual de inmediato trató de ocultar cubriéndose con sus brazos y a medida que hacía esto, dejaba al descubierto su camuflaje, pudiendo contemplarse poco a poco su forma original entre la vegetación. El líder del grupo se detuvo cuando un par de nueve milímetros perforaron su garganta y ojo izquierdo, en defensa propia la criatura se detuvo y trató de hacerse un ovillo, imitando a un armadillo.

—¡¡Débora, ahora!! —avisó Nicole agachándose para guardar la P226 y equiparse el rifle que portaba a su espalda.

—¡¡De acuerdo!! —Débora alzó la P226 y disparó, en vano, las balas no eran capaces de atravesar la armadura, pero mientras disparara al monstruo, no dejaría de permanecer quieto cubriéndose.

—¡¡Ya, cubre a Emi!! —informó Nicole.

Sin mediar palabra Débora dejó de apretar el gatillo y se giró para disparar contra la criatura que Emi trataba de aniquilar. Morís continuó apuntando al tejado del edificio situado frente a él, con el ceño fruncido no paraba de examinar minuciosamente la parte superior de la edificación esperando a que la criatura asomara la cabeza para servirle una ración de balas de nueve milímetros.

— ¿A qué estás esperando, maldito engendro? —susurró Morís teniendo un mal presentimiento.

— ¡No lo veo! ¿¡Dónde diablos está!? —gritó Débora incapaz de apuntar a la criatura camuflada entre la maleza.

— ¡Maldita sea! —Gruñó la asiática encontrándose en el mismo problema — ¡No bajes la guardia Débora!

Nicole por su parte no apretó ni una sola vez el gatillo, únicamente permanecía de pie alzando el rifle y con el dedo en el gatillo a la espera de que la criatura descubriera alguna parte de su torso para matarlo disparando con su potente arma de larga distancia. Aquel monstruo permanecía quieto hecho un ovillo en mitad de la carretera cubriéndose con su dura coraza. A Nicole no se le pasaba por alto que algo tramaba, ya que desde que se hizo un ovillo, había estado emitiendo una serie de gruñidos. Morís llevaba tiempo sin apretar el gatillo y Emi y Débora no dejaban de decir que no sabían dónde se había metido aquel del que se estaban ocupando, sin duda, el líder estaba comunicándose con sus subordinados.

— ¡Chicos, tened cuidado y no bajéis la guardia, están tramando algo! —alertó Nicole sin apartar el ojo de la mira de su rifle.

Los cuatro permanecieron en silencio, alertas de captar el más mínimo movimiento, manteniendo sus cuerpos tensos en un intento de que nada les pillara desprevenidos.

Entonces de entre la maleza, la criatura de la que se ocupaban de eliminar Emi y Débora se materializó en las alturas, boca abajo como un murciélago utilizando su larga cola para quedar colgado de la robusta rama de uno de los árboles. 

En silencio y sabiendo que las miradas humanas no habían descubierto su posición, abrió sus dos pares de brazos lentamente, para utilizar sus garfios y trepar por el tronco del árbol hasta llegar a las hojas de las ramas superiores y mimetizarse con el verde de las hojas. Desde lo más alto del árbol pudo ver al grupo de humanos, pero de entre ellos, en quien fijó su mirada fue en Débora y sin esperar ni un momento más, liberando un agudo y molesto grito metálico, saltó al vacío alzando sus cuatro garras curvas.

Débora únicamente pudo emitir un grito ahogado debido a la impresión, pero aquel sonido fue suficiente para atraer la atención de los tres agentes que le daban la espalda a la reportera. La criatura aterrizó frente a Débora y de inmediato le ejecutó un placaje haciéndola caer de espaldas a los pies de Morís. Emi se dio la vuelta para contemplar la escamosa espalda del monstruo y de inmediato alzó su P90 para hacerle frente, en respuesta a aquello, un fuerte golpe propinado por la larga cola escamosa de la criatura barrió a Emi lateralmente alejándola un par de metros del triángulo de seguridad de Nicole.

Morís trató de ayudar a Débora a ponerse en pie, acción que quedó en el intento cuando aprovechando la confusión entre los humanos producida por la acción de su reptiliano compañero, el monstruo que se había estado ocultando en el tejado manteniéndose alejado del borde de este para evitar los disparos de Morís, descendió de un salto colocándose tras su próxima víctima humana a una peligrosa distancia de este. El agente se giró de inmediato desenfundando en el proceso el revolver con su otra mano libre, encarando de este modo a su monstruoso adversario con la Python en una mano y la P226 en la otra.

Nicole ante la situación ejecutó el rápido proceso de colgarse a la espalda su rifle y desenfundar su pistola para realizar disparos rápidos a una distancia intermedia. Víctima de los nervios dio la espalda sin darse cuenta a la criatura que hasta entonces se había quedado hecha un ovillo, de inmediato tras ver la acción de su atacante, se irguió y se dispuso a saltar contra su víctima.

—¡¡¡NICOLEEEEEE!!! —gritó Emi aún tirada en el suelo mientras trataba de apuntar con su P90 al ser que ya se encontraba en pleno salto.

La agente Collins se giró de inmediato para contemplar la sombra de la criatura engulléndola por completo, sabiendo que ya era imposible escapar o hacer cualquier cosa por evitar el trágico destino que le aguardaba, únicamente podía esperar a su muerte.

¡¡¡¡BAAAAAAAAAM!!!! 

Como un muñeco de trapo, la criatura que estaba suspendida en el aire desapareció en cuestión de segundos en dirección contraria a la que se dirigía, cayendo de espalda a varios metros de Nicole. Collins se giró de inmediato viendo la figura de un hombre afroamericano alzando una escopeta, y tras él, un par de personas alzaron sus armas disparando contra las criaturas que acosaban a Morís y Débora.

La criatura que atacaba a Morís retrocedió varios pasos entre agudos chillidos mientras se alejaba de los humanos tratando por todos los medios de cubrirse de los disparos realizados por una mujer que sujetaba entre sus manos un fusil M16. La criatura debilitada cayó arrodillada cuando el fuego enemigo cesó, entre jadeos y contemplando su propia sangre emanar de los diversos orificios de su torso, parecía completamente aturdida.

Morís corrió de inmediato hacia la criatura y cuando esta elevó la cabeza para ver al humano acercándose, este le propinó una patada lateral en la sien derecha obligando a la criatura a terminar de desplomarse sobre el asfalto y antes de que esta pudiera emprender cualquier acción, Morís apuntó al corazón con el revólver y la pistola, y sin vacilación apretó ambos gatillos a la vez perforando el órgano que mantenía con vida a la criatura reptiliana.

Por otra parte un segundo chico de aspecto juvenil liberó una ráfaga de nueve milímetros contra la criatura que estaba a punto de descuartizar a Débora. De inmediato, el fuego amigo de Emi apoyó a la causa. La criatura acabó cediendo cuando sus globos oculares reventaron y pecho y garganta fueron cruelmente perforados. Finalmente, las criaturas yacieron muertas en mitad de la carretera. Mientras Emi ayudaba a Débora a incorporarse del suelo tendiéndole la mano, Nicole y Morís se dirigieron a los civiles que aparecieron en su ayuda.

—Gracias por rescatarnos. De no ser por vosotros habríamos muerto —agradeció Nicole al grupo con una amplia sonrisa.

—Ha sido un placer, hermosa dama. —respondió el portador de la escopeta devolviéndole la sonrisa.

—Chicos, me alegro de que os encontréis bien —sonó la voz de Débora tras Nicole—. ¿Estáis solos? ¿Y los demás?

—Cuando aquellos monstruos atacaron al grupo todos huimos por nuestra cuenta, separándonos unos de otros. Con nosotros tres venían Mark, Lilly, Riliane, Clara y el puto cura ese, pero al final cada uno decidió irse por su cuenta. La monja y el cura dijeron de refugiarse a no sé qué parroquia con unos amigos suyos, Riliane se fue a buscar a una amiga suya y a su hermano, y Mark y Lilly murieron a manos de un grupo zombi que nos atacó —explicó la mujer del fusil.

—Espera ¿Os conocéis ya, Débora? —preguntó Emi.

—Sí, ellos venían conmigo en el grupo que iba hacia la base militar. Al igual que yo, ellos también huyeron cuando el grupo fue atacado por los monstruos.

—Por favor, dejad que me presente. Mi nombre es Nick Fisher —se presentó el civil afroamericano de complexión atlética.

—Soy Carley Foster, mucho gusto. —siguió con la presentación la portadora del M16, una mujer de cabello castaño corto y ojos oscuros.

—Yo soy Liam Miller. —finalizó un joven rubio de ojos verdes bastante delgado.

—Ellos son Nicole Collins, Emi Tanaka y Morís Anderson —presentó Débora —Son agentes de policía.

— ¿¡Policías!? —Se sorprendió el esmirriado Liam—. ¡Íbamos hacia la comisaría en busca de ayuda!

—Cierto, necesitamos escoltas para llegar a la base militar. Para nosotros solos sería muy difícil llegar con todos esos monstruos deambulando por la ciudad —explicó Carley.

—Mmmmm... Siento comunicaros que la comisaría está acabada. Es posible que nosotros tres seamos los únicos o de los pocos agentes de policía que aún quedan vivos en la ciudad —se aventuró Morís a darles la mala noticia.

— ¡¿Qué?! Oh, genial... ¡¿Qué mierdas vamos a hacer ahora?! —preguntó Liam a sus dos compañeros de grupo. — ¡Ah, claro! Sois agentes de la ley. Entonces ayudadnos a llegar a la base militar. Ese es vuestro deber, ¿no? Protegernos —exigió de inmediato al recordar los cargos que tenían aquellos tres que acompañaban a Débora.

—Oye chaval, ¿tu madre no te enseñó educación? —Respondió Emi algo molesta ante la exigencia del joven adolescente—. Cuando pides algo, debes decir por favor. No puedes venir exigiendo de esa manera. Puede que seamos policías, pero no estamos de servicio.

—Lo siento, agente —se disculpó el joven avergonzado ante la reprimenda de la agente de policía—. Por favor, ¿podrían llevarnos a la base militar?

—¡¡Eso está mejor, Liam!! —Bromeó entre carcajadas Nick dándole una palmada en la espalda al muchacho—. Debes hablar con respeto a los adultos, y más a la hora de pedirle un favor a alguien.

—Sí, lo siento Nick.

—Y bueno, entonces agentes, ¿nos podríais ayudar a llegar allí, por favor?

—Estáis de suerte, Nick. Nosotros también nos dirigíamos allí. Podéis acompañarnos —respondió Nicole.

—Perfecto entonces.

Tras eso, el grupo continuó su camino hacia la tierra prometida. Morís y Carley iban al frente charlando.

— ¿De dónde sacaste esa M16? ¿No es la que usa el ejército? —preguntó Morís sintiendo curiosidad.

—Sí, se la quité al cadáver de un militar. No soy más que una civil sin entrenamiento, pero Nick me ha enseñado a usarla. Es un buen arma con la que puedo mantener a raya a cualquier monstruo que se me ponga por delante. 

—Oh, sin dudas es un buen arma. El M16 dispara cartuchos cinco con cincuenta y seis por cuarenta y cinco OTAN. Entró en servicio con el Ejército de los Estados Unidos y fue desplegado por primera vez para las operaciones de Guerra de Vietnam en 1963, convirtiéndose en el fusil estándar de la Guerra de Vietnam de las fuerzas militares estadounidenses en 1969, reemplazando en ese papel al fusil M14. El Ejército de Estados Unidos mantuvo...

Tras ellos, Débora, Emi y Liam.

—Dios mío, pobre Carley. Morís ya le está dando clases de historia sobre su M16... —pronunció con un suspiro Emi escuchando la conversación entre los dos que iban delante suya.

— ¿Morís es un fanático de las armas? —preguntó Débora.

—Y que lo digas. Si tienes alguna pregunta sobre armas, él es tu hombre. Es la Wikipedia humana del mundo de las armas. —respondió la joven asiática en tono bromista.

—Bah, eso no es para tanto. El saberse el nombre, los datos, evoluciones, los tipos, las ventajas y desventajas de los setecientos veintiún Pokémon sí que es un logro. Y yo sí que me sé todo eso. —recalcó con cierto orgullo.

— ¿Te gustan los videojuegos, Liam? —quiso saber Débora para darle algo de conversación al muchacho.

—Claro que sí. Y a esta hora debería estar echando una partida al World of Warcraft con unos amigos de internet. Pero por desgracia me encuentro aquí, en una ciudad plagada de zombis. Lo único bueno es que ahora puedo poner a prueba los conocimientos que adquiría jugando a juegos de zombis como Resident Evil o Dead Island o lo visto en series como The Walking Dead.

Mientras Emi y Débora escuchaban al emocionado Liam hablando de videojuegos y series conocidas de zombis. Tras ellos, Nicole y Nick se ponían al día.

—Vaya, sí que le gustan los videojuegos. Creo que he perdido el hilo de la conversación entre esos tres. —comentó Nicole dejando de prestar a atención a lo que aquellos tres hablaban.

—Sí, sabe bastante del mundo de los videojuegos... Y... Por cierto, señorita Collins, ¿está usted soltera?

—Emm... Sí, lo estoy. Eres bastante directo, ¿sabes? —Nicole no pudo evitar sorprenderse ante aquella pregunta.

—Sí, me lo han dicho mucho, y bueno, me pareces una mujer muy hermosa, y quería saber si tendría posibilidades contigo. Aunque me sorprende que una mujer con una sonrisa tan bonita esté soltera.

—Bueno, no suelo tener mucho tiempo para salir a buscar novio, mi trabajo me ocupa mucho tiempo, y a veces me llevo parte del trabajo a casa. Pero bueno, tengo que reconocer que me pareces un hombre atractivo y con una personalidad interesante, al menos lo poco que conozco de ti. Eso no lo puedo negar. Pero creo que antes deberíamos de conocernos mejor, ¿no crees? —respondió la mujer intentando dirigir la conversación por otro camino.

—Sí, sí, como no, señorita Collins. Tiene usted toda la razón —respondió con una voz algo bromista.

—Por favor, llámame Nicole —solicitó con una amable sonrisa en su rostro.

—De acuerdo, Nicole. Veamos, empezaré hablando de mí. Tengo veintisiete años y trabajo para el ejército americano como ingeniero mecánico en armamento, en el departamento de investigación y desarrollo. Me gusta practicar deportes en mi tiempo libre. Antes de que toda la ciudad se fuera a la mierda, estaba en la aquí de vacaciones para visitar a mi hermana. Desgraciadamente ella ya está muerta, unos compañeros míos notificaron su muerte. Ella vivía en una de las áreas que iban a ser evacuadas por el ejército antes de que todo se descontrolara.

—Vaya... lo siento, tuvo que ser duro.

—Sí, aunque aún me estoy haciendo a la idea de ello. Me hubiera gustado verla por última vez... —Nicole se percató de como la actitud animada de su nuevo compañero acabó por esfumarse al recordar aquello. Ambos permanecieron un momento en silencio al no saber Nicole que decirle al respecto para apoyarlo — Pero bueno, eso no importa ahora, deprimirme no va a devolverla a la vida, y no es momento de venirme abajo en la situación en la que estoy, además de que tengo que ayudar a esos dos a ir a la base militar.

— ¿Qué sabes de Carley y Liam?

—Carley Foster, tiene treinta y cinco años, es una mujer bastante sociable y servicial. Era maestra en una escuela localizada en una de las áreas afectadas y pendientes de evacuación por los cascos azules de la ONU, daba clases a niños de primaria. Su primer encontronazo con los zombis fue en su propia aula. Varios zombis entraron en la escuela sembrando el pánico mordiendo al profesorado y al alumnado. Varios de los niños a los que Carley daba clase se transformaron e intentaron atacarla a ella y al resto de sus compañeros. No fue fácil llevar aquella situación, ya que ante los niños tuvo que matar a golpes a algunos de sus alumnos zombificados para poner a salvo a los que no habían sido mordidos.

—Dios mío, eso tuvo que ser una experiencia horrible para ella... —pronunció mirando con gravedad la espalda de la mujer que caminaba algo más adelante de ella charlando con Morís.

—Respecto a Liam Miller, es un adolescente universitario de dieciocho años. Es un buen estudiante por lo que me ha contado, pero es algo reservado y un poco anti social me parece a mí, su mundo son los videojuegos. Aunque bueno, tampoco puedo juzgarlo sin conocerlo más a fondo, pero es la impresión que tengo por su forma de comportarse. Sus padres fueron víctima de los zombis, él no pudo hacer nada para salvarlos. —Nick hizo un pequeño inciso — ¿Y qué hay de vosotros?

—Bueno, no hay mucho que contar. Yo tengo veinticinco años, Morís cuarenta y dos y Emi veinticuatro, los tres somos policías desde hace varios años, aunque Emi realmente trabaja en la oficina mientras yo y Morís estamos en el servicio activo. Yo y Morís ayudábamos a los militares con la evacuación, pero todo se fue a la mierda ayer por la noche, no pudimos resistir el gran número de enemigos y tuvimos que retirarnos todas las unidades, por eso los monstruos comenzaron a recorrer la ciudad a sus anchas, ya no pudimos continuar deteniendo su avance. Poco después de volver a la comisaría para informar de la situación, escuchamos una explosión en una gasolinera cercana y fuimos a mirar, allí nos encontramos con Tom, un muchacho al que conocíamos de un caso anterior. Tras saber que sus padres se volvieron zombis y tuvo que huir de casa quedándose solo, decidimos llevarlo a la comisaría para pensar qué hacer con él. Íbamos con nuestro jefe, Alan Walker. Tas sufrir un accidente de tráfico de camino a la comisaría, Tom escapó antes de que los zombis lograran acercarse a él y yo acabé inconsciente, cuando desperté esta mañana estaba en el hospital Santa María. —Nicole se mantuvo un momento en silencio — En el hospital mis compañeros me informaron de que la universidad salió volando por los aires, las evacuaciones realizadas por los cascos azules se fueron a la mierda y la comisaría había sido arrasada por los zombis. Poco después encontramos el cadáver zombificado de Tom en el hospital y decidimos ir a la base militar debido a que ya no somos policías en servicio activo, somos como cualquier otro civil ahora mismo. Pasamos por una armería a coger armamento para el viaje y poco después nos topamos con Débora y un monstruo humanoide que intentaba matarla, perdimos a Alan en el enfrentamiento. Luego pasamos por nuestra comisaría para verla por última vez y recoger algunas cosas, allí hicimos un descubrimiento acerca de los que sucede en la ciudad. Después aparecisteis vosotros.

— ¿Sabes algo de lo que sucedió en la ciudad? ¿Qué es?

—Verás, alguien se dejó una carpeta repleta de documentos en la comisaría. En esos documentos había información detallada sobre una serie de objetivos que alguien debía de cumplir y gente a la que se debía de vigilar usando el sistema que controla las cámaras de seguridad que tenemos en la comisaría. En todos esos informes aparece el nombre de Esgrip, involucrándola en lo que le está sucediendo a la ciudad, todo es culpa de esa organización.

— ¿Esgrip? ¿La farmacéutica?

—La misma. Esgrip es la culpable de los que le está sucediendo a la ciudad. Por eso cuando llegue a la base miliar debo de entregar esos documentos a alguna autoridad que esté allí al mando.
—No sé por qué demonios esa farmacéutica hizo esto, pero lo que sí sé, es que no hay nada que pueda justificar esta masacre... —respondió Nick.

—Lo sé. No dejaré que salgan impunes tras este homicidio en masa.

21:15 de la noche.

El grupo había decidido alojarse en una casa abandonada para pasar la noche. Salir a oscuras con todas aquellas criaturas era demasiado peligroso, por lo que esperarían al amanecer. Mientras el grupo charlaba en el salón de la casa comiendo algo, Nick hacía rato que había abandonado a sus compañeros para explorar un poco la casa en busca de cosas que le pudieran ser útiles. Nicole decidió ir un momento a la cocina cuando Nick la sorprendió bajando las escaleras de la segunda planta.

—Oye Nicole, tengo que hablar contigo.

—Ah, claro, dime. ¿Sucede algo?

—Sí, he escuchado el sonido de una moto y me he asomado por la ventana, he visto como el conductor se detenía en el ayuntamiento que hay al final de la calle. He estado pensando en ir a hablar con esa persona y traerla aquí con nosotros, puede que sea un superviviente que se dirige a la base militar, y es peligroso que vaya por ahí solo. —Informó Nick con escopeta en mano — ¿Me acompañas?

—Tienes razón, no es bueno que esa persona vaya por ahí sola. Voy a por mis armas y salimos de inmediato.

—De acuerdo, te espero en la entrada.

Nicole informó de lo que vio Nick a sus compañeros y de que saldrían para ayudar a aquella persona. Sus compañeros intentaron ir con ellos, pero Nicole decidió que se quedaran allí, ellos no tardarían mucho en volver. Sin más explicación, Nicole se reunió con Nick y ambos abandonaron la casa para llegar al final de la calle, vigilando que nada saliera de entre las sombras para atacarles. Ambos llegaron al cabo de unos minutos al edificio, en la carretera, frente a la entrada del edificio se encontraba una motocicleta negra.

—Es el vehículo en el que viajaba esa persona. Ha debido de entrar dentro del ayuntamiento buscando algo. —informó Nick.

—Está bien. Vamos dentro.

La pareja entró al edificio sin hacer mucho ruido, en su interior, todo estaba oscuro y en silencio. Nicole encontró el interruptor de la luz, pero cuando fue a pulsarlo Nick la detuvo y señaló a una zona entre las sombras de la estancia. Ambos apreciaron una fuente de luz saliendo de una puerta parcialmente cerrada.

—Ha tenido que ir por ahí. —informó Nick.

—Es extraño...

— ¿Qué es extraño?

—Nunca he visto esa puerta abierta, solo puede entrar el personal autorizado, como el alcalde o algún alto cargo que le rodea. Los empleados comunes no tienen acceso a ella. Según escuché, no es más que un simple trastero, pero para ser un trastero hay bastante seguridad, ya que la puerta se cierra y se abre con una llave que tienen el personal con permiso para acceder a lo que hay al otro lado de la puerta.

—Ya veo... Visto así es algo sospechoso. Lo que quieres decir es que tiene que ser alguien de confianza para el alcalde, y que este le haya dado alguna copia de la llave, ¿no?

—Eso mismo. Vamos a ver qué se esconde allí, tengo curiosidad.

Los dos abrieron la puerta y lo primero que vieron fue una larga escalera que descendía a algún lugar. Descendieron por un largo rato a semi oscuras hasta llegar a una puerta metálica de color blanca. Extrañados por la presencia de aquella puerta metálica y con la idea en la cabeza de que aquello no era un trastero ni nada parecido, abrieron entre los dos lentamente la puerta. Una potente luz blanca los cegó por un momento.

Cuando abrieron los ojos se encontraban una sala de techos, paredes y suelos de un blanco impoluto. Macetas con plantas frondosas, sillones negros y extraños cuadros decoraban aquí y allá el iluminado escenario. Una alfombra roja y larga conectaba la puerta de entrada con un mostrador negro al otro lado de la sala. Tras el mostrador, un logo podía ser visto dibujado en la pared blanca, en letras azules y en grande, un nombre era atravesado diagonalmente por una cadena de ADN, Esgrip.

Con sus imágenes reflejadas en el suelo, Nick y Nicole recorrieron el lugar hasta llegar al mostrador. Ya no cabía duda, fuese quien fuese aquella persona, era alguien que trabajaba para la organización, por lo tanto, un enemigo. No obstante ambos necesitaban respuestas, por lo que se pusieron de acuerdo para buscar a aquella misteriosa persona.

Un pasillo se abría la izquierda de la recepción, recorriéndolo vieron una escalera que descendía, y al lado de esta, un ascensor. Decidieron optar por el ascensor para transportarse más rápidamente. En su interior, había un espejo adornando la pared del fondo, en la pared izquierda un mapa de las instalaciones, y a la derecha una placa metálica con un par de hileras de interruptores que llevaban a las distintas plantas.

Nick y Nicole contemplaron el mapa. Las instalaciones estaban conformadas por la sala de recepción, en la zona superior. Descendiendo a los siguientes tres niveles, se encontraban las oficinas. Los dos niveles siguientes eran la zona de entrenamiento militar y la armería. Un nivel más abajo se encontraba la zona de pruebas. Los dos siguientes niveles eran los laboratorios y el último nivel, era la sala de máquinas.

Ambos recorrieron las oficinas y las áreas de entrenamiento militar y la armería, así como la zona de pruebas, en donde comprendieron que era allí donde probaban a las armas biológicas creadas por la organización, debido a las numerosas manchas de sangre seca y profundos arañazos por parte de unas afiladas garras que encontraron por todo el lugar, que simulaba una especie de escenario de guerra en una ciudad destruida.

Ahora se dirigirían a los laboratorios. El dúo se percató de que a excepción de aquella persona, el resto del edificio estaba completamente abandonado, parecía que hacía tiempo que los trabajadores de aquella instalación subterránea habían abandonado el lugar. Las puertas del ascensor se abrieron cuando llegaron a su siguiente destino.

—Vamos a separarnos. Yo miraré en los laboratorios y tú en la sala de máquinas. ¿Está bien? —propuso Nick con el objetivo de cubrir más terreno.

—Me parece bien.

—Entonces esta es mi parada. Nos vemos.

Las puertas se cerraron y el ascensor descendió hasta la sala de máquinas. Multitud de grandes habitáculos con paredes de cristal blindado se podían ver aquí y allá. En su interior se apreciaban multitud de elementos de investigación, como mesas de acero, ordenadores, cámaras de vigilancia, frigoríficos y congeladores, tubos con extraños líquidos de colores, probetas, extraños artilugios, microscopios, tanques con agua con algo indescriptible flotando en su interior, algunos cadáveres desnudos en camilla metálicas totalmente cubiertos de cables y monitores...

Al fondo de la sala, había un gran habitáculo distinto al resto, sus paredes no eran transparentes, eran paredes normales de color blanco y carecía de ventanas. En la puerta, se encontraba una plaquita dorada con un nombre:
Despacho del Dr. Payne. Nick pudo comprender que aquel despacho era distinto debido a que aquel doctor no debía de ser un simple científico.

Tras acceder al despacho, se abría una estancia algo oscura y espaciosa. Una gran lámpara iluminaba con una luz blanca una mesa metálica situada en mitad de la habitación, sobre esta se encontraban extraños aparatos electrónicos de distintos tamaños, cables y herramientas. En el lateral derecho de la sala, había una máquina con multitud de pantallas que transmitían el interior de los habitáculos en los que debían de trabajar el resto de los científicos, así como los pasillos y la entrada a su despacho. Aquel tipo usaba las cámaras para controlar a sus subordinados.

En el lateral izquierdo había una larguísima mesa metálica con multitud de artilugios científicos como los que se encontraban en los habitáculos de sus subordinados, algunas estanterías repletas de extrañas herramientas y algunos baúles. Al fondo de la sala, se apreciaba una mesa de madera y una silla de ruedas giratoria, al otro lado de la mesa, un par de sillas de madera. Sobre la mesa se encontraba un ordenador apagado y varios documentos con una letra difícil de comprender. Sin duda, aquel lugar era frío y algo deprimente para Nick, era el lugar de una persona cuyo rango superaba al de resto de científicos.

Nick abandonó el despacho sin haber encontrado nada que le resultara útil. Por lo que decidió ir a la segunda planta que ocupaba el bloque de laboratorios. Nicole llegó a la sala de máquinas, aquel lugar era muy distinto a las otras salas. Lo primero que vio al abrirse las puertas del ascensor, fue un largo pasillo blanco, y al fondo de este, una puerta abierta. Al lado del ascensor, las escaleras que recorrían todas las plantas llegaron a su fin. Nicole comenzó a recorrer el pasillo, viendo su reflejo en el suelo y escuchando el eco de sus pasos. Finalmente llegó a una gran sala.

En el centro de la estancia, podía apreciarse una especie de súper ordenador, compuesto por un panel de control y una enorme pantalla de la que salían varios cables hacia el techo. Por toda la sala se podían apreciar generadores y extrañas máquinas decoradas con lucecitas palpitantes de diversos colores, entre pitidos, parecían estar conectados por una madeja de cables entre ellos y con el súper ordenador que había en mitad de la sala. Nicole se acercó al monitor para apreciar el logo de Esgrip en mitad de la pantalla, y distribuida por esta, gráficos, textos, imágenes y una barrita verde que iba rellenándose lentamente. Nicole vio un dispositivo anclado en el panel de control, similar a un pendrive que emitía una luz parpadeante de color verde.

Nicole pensó que aquella persona estaba descargando la información de aquel ordenador gigante a aquel dispositivo. Fue entonces cuando se le vino a la mente una de las misiones escritas en la carpeta de documentos que encontró en la comisaría, en donde se hablaba que un equipo conocido como Silver Wolfs, debía extraer toda la información de los súper ordenadores de los cuatro complejos subterráneos que la organización tenía en la ciudad, con el fin de no perder los datos de las investigaciones que se llevaban en Stone City. Aquello era algo que debía de realizarse antes de que la ciudad fuera esterilizada con los misiles. Nicole alargó la mano para interrumpir el proceso de descarga de datos, pero aquella acción se detuvo de inmediato cuando sintió una presencia a su espalda.

—Yo que tú me quedaría quietecita, querida. —advirtió una voz femenina tras Nicole. —De lo contrario, te mataré.

Nicole sintió el cañón de una pistola chocando suavemente contra su espalda. Aquella mujer estaba armada, pero eso no le importaba demasiado, a lo que le daba vueltas era a su voz, le resultaba familiar, pero por algún motivo no terminaba de ponerle rostro a aquella voz. Estaba en problemas y Nick no estaba ahí para ayudarla, como fuera debía de pensar en algo para salir de allí, de lo contrario, estaría muerta...

 #Sacedog


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