Big Red Mouse Pointer

jueves, 24 de septiembre de 2015

RNH: Juego de la Supervivencia

Capítulo 07 - Acteón

11 de Julio del 2012.

El grupo de policías formados por Alan Walker, Nicole Collins, Emi Tanaka y Morís Anderson había abandonado el hospital Santa María hacía rato para hacer una parada en una armería cercana en busca de un armamento más cualificado para los horrores a los que deberían de enfrentarse en su camino hasta la base militar localizada en el centro de la ciudad. Como muchos otros locales, la armería presentaba numerosos destrozos producido por los robos realizados por las personas que aprovechando la situación actual en la ciudad, pudieron ingresar en los locales para llevarse lo que quisieran sin problemas.

En la armería, la mayoría de vitrinas estaban reventadas y las estanterías prácticamente vacías, mientras andaban, no podían evitar pisar trozos de cristales rotos y algunas balas desperdigadas por el suelo. Buscando, Nicole logró encontrar colgado en una estantería un rifle Dragunov que le venía bastante bien, Collins era reconocida por muchas cosas entre sus compañeros de profesión y uno de esos reconocimientos se debía a que era una excelente tiradora de largo alcance que se había hecho con varios trofeos de tiro deportivo a larga distancia en algunos torneos. Morís por su parte encontró en un estuche de diseño un potente revolver Colt Python, sin duda un arma excelente para un fanático de las armas potentes y sonoras como lo era él.

Emi por su parte encontró en una vitrina rota un pequeño, no muy pesado y veloz fusil P90 que le llamó la atención, le pareció un arma ideal para ella. Por otra parte Alan decidió quedarse únicamente con su pistola P226, arma que también portaban sus otros tres compañeros. Tras recoger la munición que pudieron para las armas que el grupo portaba y guardarlas en la mochila de Emi, abandonaron la armería para continuar su viaje.

El grupo recorría una larga calle, vacía y silenciosa. Los ánimos no estaban muy bien entre los miembros del grupo, la visión del cadáver de Tom aún permanecía grabada en sus retinas. Era triste como aquel niño pequeño había encontrado su final de aquella horrible manera, primero perdió a su familia y luego encontró la muerte, fuera como fuera, Tom viajaba con alguien y ese alguien había acabado con el zombificado niño. Nicole sentía curiosidad por como Tom había llegado a aquella situación y con quien había estado desde que se separó de ella tras el accidente de coche.

—Oye Alan —llamó Emi colocando la mano en el hombro de su compañero— ¿Cómo que no has cogido un arma mejor que la pistola que llevas? —preguntó en un intento de entablar conversación.

—Pues por dos motivos simples. Uno, no quiero cargar armas pesadas o grandes como la de Nicole cuyas balas no son fáciles de encontrar y que descargadas no son más que una pesada carga que tendría que soportar y por lo tanto reduciría mi velocidad si intentara escapar de algo. Y el segundo motivo es porque es mucho más fácil encontrar balas de pistola que de cualquier otra de las armas que habéis cogido. Puede que vosotros obtengáis más potencia con esas armas que con la pistola, pero a la vez os cargáis con otros obstáculos como la dificultad de encontrar munición, su peso o el tamaño. Yo por mi parte encontraré más munición que vosotros y seré más ligero con mi equipamiento actual.

—Mmmm... —Emi comenzó a pensar desde el punto de vista de Alan —Si lo miramos desde ese punto de vista teniendo en cuenta las ventajas y desventajas del armamento de cada uno de nosotros, tu serías quien tendría más probabilidad de sobrevivir ¿no? —Emi comenzó a comparar un poco el punto de vista de Alan con un juego de rol en el que para sobrevivir debías de tener en cuenta con que personaje tenías más posibilidades de ganar el juego teniendo en cuenta sus habilidades— Nicole sería la que más problemas tendría para huir al llevar el arma más grande y pesada, la Dragunov. Morís por su parte, tiene un arma muy ruidosa que atraería la atención de todo el vecindario y cuyas balas probablemente sean las más difíciles de encontrar. Yo por mi parte, soy a quien antes se le pueden acabar las balas y tú, bueno, tu única desventaja podría ser que no tienes un arma demasiado potente, por lo demás no tienes ninguna desventaja destacable.

—Efectivamente señorita Emi. Ese es mi punto de vista, es como un juego de rol, puede que sea una desventaja no tener un arma potente, pero por suerte tengo más ventajas que desventajas, por lo que mi índice de supervivencia sería mayor al vuestro —se jactó algo orgulloso de su inteligente decisión.

—Las armas no te garantizan que vayas a sobrevivir, también hay que tener en cuentan otra serie de factores como tus conocimientos o lo preparado que estés físicamente —añadió Morís integrándose a la conversación —También afecta el que vayas solo o acompañado ante el peligro y la situación a la que te enfrentes. Hay que tenerlo todo en cuenta.

—El tamaño del arma no importa, lo que importa es saber usarla —se integró esta vez Nicole.
Como respuesta a aquella frase, Emi le lanzó una divertida mirada que la rubia captó a la primera sin poder evitar dibujar una sonrisa en los labios.

—Puede que yo tenga el arma más pesada y grande, eso me puede restar velocidad al intentar huir como comentáis, en eso no os quitaré la razón. Pero por otra parte, mientras vosotros os arriesgáis a tener que acercaros a los zombis a una determinada distancia para no fallar el tiro, yo puedo reventar cabezas y otras partes del cuerpo fácilmente con esta potente arma desde varios metros de distancia. Y respecto a lo de huir, si estoy alejada varios metros del enemigo, puede que el correr no me perjudique demasiado ya que la distancia en la que me encuentre puede resultarme una gran ventaja a la hora de escapar, incluso si estoy disparando desde un sitio alto, mientras el enemigo esté en el suelo, no necesitaría ni siquiera huir del objetivo. —argumentó Nicole dando la vuelta por completo a la posición desventajosa en la que le habían colocado.

Alan gruñó un poco por lo bajo sin responder, los argumentos de Morís y Nicoles tenían bastante razón, logrando dejar el punto de vista y la posición que se había dado así mismo Alan un poco por los suelos.

—También podría defender la situación de Morís y Emi respecto a sus equipamientos, no la veo tan desventajosa, es más, desde mi punto de vista eres tú quien más difícil tendría el sobrevivir —defendió esta vez Nicole a sus compañeros con un tono de voz neutral.

Nicole realmente no le respondía con el objetivo de meter la pata con él, más bien lo hacía para regañarle. A Nicole no le gustaba cuando Alan pecaba de soberbia creyéndose el mejor o quien tiene siempre la razón por el motivo de que es el más mayor y teóricamente el más experimentado del grupo, por no hablar de la situación de jefe y empleados. Ella, Emi y Morís llevaban ya unos años trabajando en el cuerpo policial, no eran unos novatos, pero muchas veces tenía la sensación de que Alan les hablaba como si lo fueran, a pesar de lo cualificado que estaba cada uno de ellos en su oficio y de las veces que habían demostrado que sabían lo que hacían.

Nicole suponía que esa situación era algo como eso que se dice de que un hijo, independientemente de la edad que tenga, siempre será el niño de su madre. Con Alan probablemente fuera igual, por mucho que demostraban lo dependientes que eran y la experiencia que tenían, él les seguiría hablando como a unos novatos.

—Está bien, puede que haya hablado demasiado rápido sin analizar bien las cosas —respondió Alan retractándose de lo que dijo al principio. —Pero...

—¡¡¡Arrrrrggggghhhhh!!!

Un grito de terror procedente de una mujer ahogó la respuesta de Alan. El grupo en reacción al grito, acudió velozmente hacia el lugar en cuestión, con sus armas reglamentarias desenfundadas se prepararon para lo peor. Bajaron corriendo una calle abajo y doblaron una esquina para toparse de lleno con la escena que descolocó por completo sus sentidos.

— ¿Pero qué coño es eso? —pronunció Emi apuntando con su pistola P226 al ser que ante ellos se alzaba.

A pasos lentos pero decididos, una extraña criatura caminaba dirección a ellos, concretamente hacia una joven mujer que se encontraba sentada en el suelo gateando marcha atrás sin ser capaz de apartar su mirada de aquel horrible ser que parecía haber salido de las entrañas del inframundo. Se trataba de una criatura humanoide que mediría algo más de dos metros de altura, se trataba sin duda alguna de un hombre joven. Si algo había que destacar es que estaba completamente desnudo, todo su cuerpo presentaba una multitud de cicatrices de diversas longitudes y carecía de órganos reproductores, así como de pelo en todo el cuerpo. Viéndolo desnudo, se podía apreciar que tenía el físico de un atleta, delgado, pero con los músculos de todo su cuerpo muy marcados.

Físicamente impresionaba, pero lo que más llamaba la atención era la poderosa, rápida y más que mortífera arma que cargaba en su mano derecha, una Gatling cuyas reservas de munición cargaba el humanoide a su espalda en una gran caja metálica que llevaba a modo de mochila. Sin duda, la facilidad con la que cargaba la pesada arma y la caja de munición, demostraba a los allí presentes que tenía una gran fuerza. Por otra parte su mano izquierda tenía la apariencia de una garra, cuyos afilados dedos óseos podrían medir unos treinta centímetros.

Nicole sacó por un momento su rifle y miró a través de la mira apuntando al rostro inexpresivo del monstruo cuando un extraño brillo procedente de su ojo derecho había llamado su atención. El rostro del monstruo estaba lleno de profundas cicatrices, pero esto no es lo que Nicole quería ver, era su ojo derecho lo que le llamó la atención.

Finalmente lo vio, no tenía ojo derecho, en su lugar, tapando el hueco del ojo se podía apreciar el objetivo de una micro cámara incrustada en la cavidad orbitaria. Mientras tanto, por otra parte sí que tenía un ojo izquierdo, el cual inyectado en sangre no paraba de moverse locamente en todas direcciones.

Nicole lentamente bajó su arma con una clara incredulidad en su rostro, cuestionándose que era lo que tenía en frente, lo que sin lugar a dudas podía decir con absoluta certeza, es que aquella criatura era una gran amenaza para ellos, más que cualquier grupo de zombis o extrañas criaturas que haya enfrentado anteriormente.

—¡¡¡SOCORROOOOO!!! —gritó finamente la mujer entre lágrimas, quien yaciendo en el suelo podía contemplar como el danzante ojo de la criatura se detuvo de lleno contemplándola.

Como si de la alarma de un despertador se tratara, el grupo de agentes de policía reaccionó, aunque con cierta lentitud sin poder evitar que las pistolas bailaran en las manos de los agentes. ¡¡¡BAAAAAAM!!! Un fuerte disparo sobresaltó a Emi, Alan y Morís devolviéndolos por completo a la normalidad. Nicole había disparado con su rifle Dragunov al corazón de la criatura, quien tan solo se detuvo unos segundos.

Morís corrió hacia la mujer cuando las pistolas de Alan y Emi se unieron al rifle de Nicole en un intento de detener al ser humanoide mientras él levantaba a la civil y la alejaba de la criatura. Una vez la tuvo, su siguiente movimiento estaba claro, debían ponerse a cubierto. El lugar en cuestión se trataba de un lujoso hotel casino de cinco estrellas de un famoso y adinerado empresario italiano que había terminado de construir en la ciudad su edificación haría cosa de medio año, se trataba del lujoso hotel casino Castiglioni. Morís corrió hacia el interior de la gran edificación sin soltar la mano de la civil, siendo acompañado por sus compañeros, quienes no paraban de disparar mientras ingresaban al hotel en busca de refugio.

Las puertas de cristal se abrieron de par en par y los cinco humanos entraron al amplio recibidor en busca de cobertura. Al fondo de la pared frontal, se encontraba un mostrador de atención al cliente con algunos papeles y una pequeña campanita dorada sobre su superficie y tras el mostrador, una pared del mismo tipo de madera que el del mostrador, con varias llaves de las distintas habitaciones distribuidas entre las cinco plantas del edificio y al lado de esta pared, se encontraba una salida de emergencia. Por todo el recibidor, esculturas de mármol y plantas se distribuían de forma decorativa. 

A izquierda y derecha se habría un pasillo que por el letrero, a la derecha se accedía al casino y al restaurante, a la izquierda se iba hacia la piscina. Una escalera de madera y un ascensor se situaban a izquierda y derecha del recibidor. El grupo corría siendo sus pasos amortiguados por el tapizado suelo de terciopelo rojo, pisando la sombra de la gran e impresionante lámpara de cristal que colgaba del techo cuya coloración coincidía con la de las paredes y las columnas, dando la impresión de estar bañadas en oro.

La criatura miró como el grupo entró en el edificio, deteniendo su alocado ojo en ellos. Lleno de ira por las heridas provocadas por los insignificantes humanos, la criatura comenzó a gruñir mientras su pecho se hinchaba con el fin de liberar un poderoso rugido de guerra que hizo temblar todas y cada una de las cristaleras que componían la edificación. Ante el inminente ataque que Nicole se vino venir por el rabillo del ojo al ver al monstruo alzar la Gatling, la joven se cubrió tras una columna dorada soltando un grito de aviso a sus compañeros, que de inmediato la imitaron ocultándose tras la cobertura más cercana.

Una letal tormenta de balas reventó las vidrieras por las que se podía ver a través el elegante recibidor en una multitud fragmentos, pilares, suelo, paredes y demás mobiliario fueron perforados por aquellas letales balas. A pasos lentos, el abominable ser entró al recibidor, examinando el lugar en busca de los cadáveres de aquel grupo de humanos, mientras a cada paso, los fragmentos de cristal cortaban o se clavaban en las plantas de sus pies, sin dolor alguno.

Alan silbó atrayendo la atención de sus compañeros, con gestos indicó a la civil que abriera la puerta de la salida de emergencia mientras que él y los demás deberían de atacar al monstruo consiguiendo tiempo hasta que la puerta estuviera abierta.
Todos asintieron, Alan elevó la mano unos segundo sobre su cabeza mientras agachado se asomaba por un lateral de la columna percatándose de que el monstruo estaba analizando todo el escenario. Finalmente, el jefe de policía bajó la mano energéticamente y el cuarteto de agentes salió dispuestos a abriendo fuego de sus escondites.

—¡¡¡RODEADLO, ATACAD EN TODAS DIRECCIONES!!! —ordenó Alan con un grito imperativo a sus subordinados.

La criatura comenzó a ver cómo era rodeado mientras era acosado por los disparos. Mientras, la mujer desistió al percatarse de que jamás encontraría la llave de un dichoso candado que mantenía cerrada la puerta de emergencia, por lo que optó por romperlo con un trozo de roca que se desprendió de la pared tras haber sido acribillada por la Gatling del monstruo. A base de golpes y con todas sus fuerzas, la mujer se aventura contrarreloj a desprender el candado de la puerta.

Alan salió tras una columna deslizándose por el suelo y velozmente optó por arrodillarse alzando su P226, uno, dos, tres disparos fueron acertados en hombro, mano y muslo derecho de la criatura. Morís salió tras una columna por el margen izquierdo haciendo rugir la Python dos veces acertando en cuello y hombro izquierdo. Nicole y Emi se encontraban más alejadas cubriendo tanto a la mujer que trataba de reventar el candado como cubriendo a Alan y Morís, quienes habían decidido acercarse al monstruos. La criatura trataba de cubrirse de las ráfagas de la P90 de Emi que iban directas a su torso, mientras Nicole intentaba hacerlo ceder disparando con su Dragunov en las rodillas.

— ¿¡Cómo cojones pueden resistir tanto nuestras balas!? —preguntó una sorprendida Emi por la resistencia del enemigo.

Nicole no contestó, pero tenía la sensación que aquel ser guardaba un truco bajo la manga. Sin duda, había tenido que reventar sus rodillas con un par de tiros de su potente rifle y ahí permanecía aún, de pie cubriéndose del fuego de Emi mientras trataba de acercarse a ellas lentamente.

— ¡Esto no se rompe! —anunció la civil desesperada.

Nicole apretó sus dientes al percatarse de que no podrían detener a la criatura por más tiempo y abandonó su posición para correr hacia la puerta de emergencia.

— ¡Hazte a un lado! —advirtió Collins instantes antes de golpear el candado con la culata de su rifle utilizando todas sus fuerzas con cada golpe.

La asiática dio una voz de alarma y cubiertos por los tiros, Alan y Morís se acercaron junto con Emi a la posición de la civil y Nicole.

—¡¡¡PUTO CANDADO DE MIERDA, ROMPETE YA, COÑO!!! —gritó Nicole fuera de sí escuchando igual que sus compañeros las pisadas de la criatura mientras la Gatling comenzaba a emitir un sonido mecánico a la vez que comenzaba a girar.

—¡¡Aparta Nicole!! ¡¡Poneros a cubierto!!—advirtió Morís.

Nicole volvió a darse la vuelta con su Dragunov para apoyar el fuego aliado de Alan y Emi, alejándose de Morís una distancia prudencial para que la bala no rebotara y les alcanzara, lo mismo hizo la civil alejándose y cubriéndose. El portador de la Python se alejó a una distancia que consideraba la indicada y disparó dos veces contra el maltratado candado logrando que este reventara cayendo al suelo con un metálico sonido. Sin dudarlo, Morís abrió la puerta de emergencia de una patada y junto a sus amigos abandonó en segundos el hotel cuando una corta ráfaga de balas acribilló la zona en la que estaban hasta hace unos segundos.

El grupo corrió atravesando un callejón hasta llegar a una amplia carretera llena de coches abandonados y edificios a ambos lados de esta.

— ¡Por allí! —señaló Morís con su dedo índice dibujando el camino a seguir.

Fue entonces cuando dispuestos a continuar, una figura humanoide cayó del cielo o mejor dicho, desde el tejado de algún edificio posicionándose tras Alan.

—¡¡¡ALAAAAAN!!! —gritó Nicole al ver a semejante monstruo a una escasa distancia de su compañero.

El jefe de policía sintió un escalofrío recorrer su espalda y como acto reflejo siguiendo la advertencia de Nicole se dio la vuelta alzando el arma. En vano, el ser humanoide cargó con su garra ósea atravesando al insignificante oponente humano. Tal fue la fuerza, que los dedos óseos de treinta centímetros atravesaron la caja torácica del humano desgarrando todos los órganos y tejidos dentro de él, logrando salir la garra ensangrentada por la espalda de la víctima, tras esto, el humanoide sacó con fuerza la garra del interior del cuerpo de Alan, provocando que este cayera al suelo como a un títere al que le habían cortado las cuerdas.

Las mentes de los allí presentes quedaron en blanco ante tal macabra escena, con sus bocas aún abiertas, estaban tratando de asimilar lo que acababa de suceder ante sus ojos mientras contemplaban el cadáver de Alan y la garra de la criatura chorreando sangre procedente de su víctima.

—¡¡¡CORREEEEEEED!!! —gritó la civil.

El grupo corrió lo más que pudo en la dirección en la que Morís había señalado anteriormente, pero el monstruo no tenía intención alguna de dejarlos marchar. La criatura se quitó la Gatling y el cajón de munición dejándolo en el suelo, flexionó las rodillas y a una velocidad comparable a la de un corredor atlético persiguió al grupo. Nicole, la más atrasada por portar la Dragunov a su espalda, quedó impresionada por su velocidad, en poco tiempo los alcanzarían. La rubia velozmente se detuvo y se giró desenfundando la P226 con el objetivo de contenerlo mientras sus compañeros huían, apretando el gatillo liberó cuatro proyectiles de 9 milímetros que acertaron en varias partes del cuerpo de la criatura, desgraciadamente no logró detener su carrera.

La criatura en segundos logró estar a una corta distancia de Nicole y con total brutalidad la apartó de su camino barriéndola con su antebrazo derecho de un golpe. Collins salió volando unos metros para acabar estampándose contra el cristal delantero de un vehículo cercano, haciendo que se agrietara cuando la mujer cayó violentamente sobre este. La agente Collins no pudo evitar soltar un grito de dolor cuando todos los huesos de su espalda se quejaron por el tremendo golpe.

Nada más escuchar el grito de Nicole, sus dos compañeros Morís y Emi se giraron para ver qué sucedía, encontrándose al temible humanoide corriendo hacia ellos y ante aquella escena y sin pensárselo dos veces abrieron fuego contra la criatura. Como si de un saltamontes se tratara, la criatura pegó un salto de varios metros de altura zafándose de los disparos, para acabar aterrizando sobre un vehículo, un segundo saltó se produjo pasando por encima del dúo de agentes aterrizando en el asfalto de nuevo, tras los dos humanos.

 Preparándose para lo peor, Emi y Morís se giraron para ver la espalda del monstruo y alzando sus armas colocaron el dedo en el gatillo para abrir fuego, en vano, la criatura volvió a pegar otro gran salto aterrizando sobre un camión de reparto y de inmediato volvió a repetir el movimiento saltando de un vehículo a otro, a veces lograba saltar y engancharse a los cimientos de un edificio cercano ayudándose de su afilada garra, siempre avanzando mientras alternaba de un lado a otro de la carretera.
Por aquel entonces, los sorprendidos Emi y Morís ya se habían percatado de que no iba tras ellos, que lo único que hacía entre tanto salto era evadir un enfrentamiento con ambos agentes de la ley, moviéndose lo suficiente como para que dudaran en abrir fuego por la alta probabilidad de fallar.

—¡¡Está siguiendo a la chica!! —gritó Emi al percatarse del motivo por el que había ignorado la presencia de ambos policías evadiendo el enfrentamiento.

—¡¡¡NO LE PERMITÁIS ACERCARSE A ELLA!!! —gritó Nicole bajándose del capó del coche aún dolorida por el impacto.

Collins preparó su Dragunov dispuesta a abrir fuego mientras contenía el intenso dolor que aún recorría su cuerpo apretando con fuerza los dientes. Por otra parte, Emi y Morís siguiendo las órdenes de Nicole, corrieron hacia la criatura empuñando sus P226. Jadeando y agotada, la mujer de largos cabellos castaños gritó cuando alzando la mirada sin dejar de correr, pudo ver la sombra de la criatura eclipsando el sol con su garra alzada para empalarla nada más tocar el suelo. Fue en ese instante que el fuego disparado por la Dragunov y las P226 del trío de agentes penetró en la espalda de la criatura en pleno descenso provocando que el impacto de las balas desviara un poco el descenso de la criatura, aterrizando abruptamente contra el suelo no muy lejos de la civil.

Los tres agentes de la ley corrieron hacia la mujer y antes de que esta pudiera articular palabra alguna, Emi tiro de su brazo llevándola con ellos. Necesitaban aprovechar el escaso momento que habían logrado obtener tras provocar la estrepitosa caída del monstruo, quien lentamente comenzaba a incorporarse.

— ¡No os detengáis! —gritó Nicole con pistola en mano.

La joven mujer había podido ver algo antes de abrir fuego contra el humanoide usando la mira telescópica de su rifle, una posible oportunidad de acabar con la criatura. En la dirección en la que iban había varios vehículos amontonados cortando la carretera debido a una colisión, entre estos se encontraba un camión de combustible, el tanque de combustible que cargaba presentaba varios agujeros por el que la gasolina había salido derramándose por la superficie de este y el suelo.

No era muy difícil imaginarse lo que aquella mujer planeaba, en su recorrido hacia su siguiente objetivo les explicó el plan a sus compañeros. La criatura comenzó a andar ligero, más y más ligero hasta comenzar una carrera hacia sus víctimas humanas.

Nicole y los demás velozmente pasaron al otro lado de la barricada trepando por encima de los vehículos y se alejaron unos cuantos metros más a toda prisa mientras de fondo escuchaban los rugidos de la bestia. Nicole ordenó a sus compañeros que siguieran corriendo mientras ella se giraba y se arrodillaba alzando el rifle. Inspiró y espiró un par de veces antes apuntar al tanque de gasolina, cuyo líquido combustible se esparcía por ambos lados del tanque.

Lentamente puso el dedo en el gatillo mientras observaba por el rabillo del ojo a la criatura acercarse al tanque de combustible.

—Vamos, solo un poco más. Te mandaré al infierno del que saliste, por Alan. —Nicole agarró aún con más fuerza el arma recordando el cruel asesinato de su compañero.

El monstruo de apariencia humanoide pegó un salto recorriendo una gran distancia aterrizando sobre el tanque de combustible. La criatura miró a Nicole y le lanzó un poderoso rugido de ira.

—Chúpate esta, cabronazo. —pronunció Nicole instantes antes de apretar el gatillo.

La criatura trató de ejecutar un segundo salto, en vano todo quedó en el intento, la bala fue más rápida. Una sonora y gigantesca explosión reventó el tanque provocando el nacimiento de una enorme y ardiente llamarada que lanzó por los aires los vehículos más cercanos totalmente achicharrados. Aun lográndose evadirse de la explosión, Nicole no pudo hacer nada cuando la onda expansiva la barrió lanzándola por los aires unos metros hacia atrás, sus compañeros quienes estaban más alejados corrieron el mismo destino.

Nicole abrió los ojos y lentamente se incorporó, escuchando las pisadas de sus compañeros acercándose.

— ¡Nicole! ¿¡Estás bien!? —se interesó Morís ayudando a la mujer a levantarse.
—Sí, no te preocupes... —le quitó importancia la joven ignorando el dolor de sus huesos.

—Menos mal, Nicole. Por un momento temía que la explosión pudiera alcanzarte. —dijo la joven asiática con un claro rostro de preocupación en su rostro.

—Vamos, estamos hablando de Nicole, Emi. Esta mujer es un hueso duro de roer. —le respondió Morís riéndose.

Nicole suspiró aliviada de que todo hubiera acabado.

—No soy inmortal Morís, a diferencia de esa cosa. Solo tuve suerte de que la distancia que elegí fue la adecuada para no acabar carbonizada. —respondió con una sonrisa en sus labios.

—Bueno, ya podemos estar tranquilos. Ahora esa cosa ya no nos seguirá acosando. —suspiró Emi más aliviada.

—¡¡Agentes, allí!! —señaló con el dedo índice la civil.

Los rostros de alivio por parte del trío de policías se esfumaron de inmediato cuando entre las llamas y la densa columna de humo ascendiente pudieron contemplar la silueta del ser humanoide a lo lejos equipándose de nuevo con su Gatling y el cajón de munición.

—Sigue vivo... —pronunció Morís incrédulo.

— ¿Acaso es inmortal? ¿Cómo diablos pudo sobrevivir a la explosión? Es imposible... —añadió una pálida Emi.

—Eso ahora no importa, puede que haya pensado que morimos en la explosión y no sepa que seguimos con vida. Vamos, lo mejor será largarnos de aquí mientras aún podamos. —propuso Nicole con un rostro serio viendo como la silueta de la criatura ya armada con su feroz arma caminaba en dirección opuesta a la de donde ellos se encontraban, perdiéndose en la lejanía.

El grupo compuesto por los cuatro integrantes se marchó a paso ligero dejando atrás los restos del fallecido Alan Walker, amigo y jefe de profesión. Ahora lo mejor era irse de allí, sino era porque ese ser pudiera volver para comprobar si efectivamente habían muerto, sería porque en poco tiempo todos los zombis de la zona acudirían al lugar atraídos por la fuerte explosión, una vez lograran ponerse a salvo, habría tiempo para que lamentaran la pérdida de su compañero.

#Sacedog


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