Big Red Mouse Pointer

lunes, 25 de agosto de 2014

NH2: Capítulo 036 - Remordimientos


Todos se quedaron en silencio cuando Davis habló captando la mirada de estos. El joven se había sentado en una silla con la vista perdida en el suelo.

—Me cité con Dyssidia en el exterior del hospital para hablar sobre un problema personal que tengo con ella desde hace mucho tiempo. Ella y aquella chica, Nika, asesinaron hace dos años en Stone City a sangre fría a mis amigos Allen y Riliane... Tan solo quería explicaciones, que me diera un motivo sobre por qué los asesinó tan despiadadamente, sin dejarles protegerse... Mi intención era hablar con ella del tema, pero no esperaba a que reaccionara de esa manera...

—¿Conocías a los hermanos? ¿Y porque no lo comentaste en su día? —preguntó Alice.

—Poco después de llegar aquí, seguimos el consejo de vuestro General de presentarnos y hablar sobre nosotros y nuestras intenciones. Nicole y yo os contamos por encima nuestras aventuras en Stone City, como nuestros grupos se encontraron y decidimos buscaros y todo lo que nos ocurrió hasta que nos encontramos con vosotros en el hotel. Pero hay detalles que no quise revelar. Entre ellos, que conocía a los hermanos. No lo dije porque quería tratar ese asunto en privado con ella. Era algo que sólo nos concernía a nosotros dos.

Todos quedaron en silencio mientra Maya no paraba de llorar la pérdida.

—No... no me puedo creer que esté pasando esto... —comentó Inma abrazándose a Maya.

—Fue en defensa personal, Inma —Nicole atrajó las miradas en esta ocasión—. La chica esta detuvo a Dys, al igual que yo a Davis separándolos cuando ella lo atacó y él solo se defendió, pero se puso violenta y acabó agrediendo a la muchacha que la asesinó. ¿Acaso no habéis visto como quedó la máscara de su traje? Hizo lo que tenía que hacer en ese momento. Era la única forma de parar aquello. ¿O acaso debió de quedarse con las manos quietas esperando a que matara a alguien? No.  —Nicole se colocó al lado de Davis, quien seguía con la mirada perdida en el suelo, y en un intento de confortarlo y mostrarle su apoyo, colocó la mano en su hombro mientras le dirigía la mirada. Después volvió a observar al resto del grupo con un semblante serio—. No había otra solución. Fue ella quien lo provocó todo al no hacer caso por las buenas.

De nuevo, el silencio reinó en la sala

—Lo siento, pero necesitaba hablar con ella. De haber sabido que reaccionaría así y que todo esto ocurriría... —comentó un atormentado Davis, quien comenzó a pensar que ya la había cagado bien en el grupo perdiendo seguramente la poca confianza y simpatía que había ido consiguiendo con el tiempo—. Tan sólo quería que me respondiera a la siguiente pregunta. ¿Mereció la pena asesinar a dos inocentes arrepentidos por alguien a quien no pudiste proteger? ¿Por una simple discusión y unos malentendidos del pasado? —añadió el joven, quien ni siquiera había tenido la oportunidad de hablar con Dyssidia sobre aquella cuestión.

El joven se levantó y abandonó la sala para encerrarse en el cuarto que tenía asignado como habitación.

Maya parecía haberse calmado algo y se puso en pie mirando al resto.

—Supongo que tarde o temprano esto tenía que pasar...

—¿A que te refieres? —preguntó Inma.

—Cuando Dys tiró la foto al suelo, tras verla y contemplar aquellos rostros... mis recuerdos de aquel momento volvieron. Los hermanos no murieron por zombis ni nada por el estilo. Fueron mi hermana y Nika. Se los llevaron lejos del grupo y  los ejecutaron despiadadamente a espaldas de los demás por rencor, por una discusión de hace tiempo en la que Nika y Dys rompieron por una pelea con Allen.

—¡No! ¡Dys no haría algo así, Maya! —gritó una sorprendida Inma.

—Pues esa es la verdad. Dyssidia mató a dos inocentes sólo por rencor. Recuerdo que discutí con las dos. Ellos también eran amigos mios, y si de algo estoy segura es de que no se merecían lo que les pasó. Allen intentó enmendar su error durante mucho tiempo, y Riliane... Ella no tuvo la culpa de nada, e incluso se quedó con Nika apoyándola hasta el final tras la ruptura, pero por lo visto tambien se la quitaron de en medio para que no hablara con el resto de lo ocurrido... Y pienso que también habría matado a Ley si ella no hubiera hecho nada... así como a Davis.

—Vamos, que la chica esa estaba tocada de la cabeza —añadió Johnny—. Te apuñalaba por la espalda por cosas como esa. No sé como podíais tener a semejante elemento entre vosotros sin hacer nada al respecto, más sabiendo de ese problema para contener la ira.

Eva pareció hacer mucho caso a las palabras del pelirrojo pensando profundamente en estas a medida que se tranquilizaba un poco, echando un rápido vistazo a los rostros de los presentes.

—Puede que mi hermana tuviera un carácter muy fuerte que la llevó a cometer muchos crímenes injustos, pero pienso, que de una manera u otra ya ha pagado por ellos. Perdió a Nika, nos abandonó hace tiempo porque se sentía como una carga para el grupo y vagó solitaria hasta que se reencontró con nosotros solamente con la soledad y el pasado como únicas compañeras durante tanto tiempo, tiempo en el que el pasado y sus crímenes la torturaron una y otra vez sin clemencia recordándole lo sola que se encontraba y lo dañina que era para aquellos que le importaban. Todo esto me lo dijo hace unos días...

—Yo pienso lo mismo, Maya —añadió Alice—. Cuando ocurrió el ataque de los mutantes, Davis salvó la vida en dos ocasiones a Dys y ella se lo agradeció de corazón, teniendo un comportamiento extraño, inusual en la Dyssidia que conocemos. Es por eso que pienso que ella intentaba cambiar sabiendo los problemas que su forma de ser le había ocasionado en el pasado.

Maya asintió con la cabeza mientras se secaba unas lágrimas que no pudo retener.

—Ella volvió para enmendar sus errores con nosotros... No quería que esto pasara ¡No quería que mi hermana muriera! —gritó la joven apretando los puños y reteniendo las lágrimas—. Pero... no fue culpa de Ley, ni de Davis... Todo se lo buscó mi hermana por un crimen del pasado. Si tan sólo hubiera actuado con la cabeza y no se hubiese comportado así... esto no habría ocurrido...

—¿¡Entonces Davis es igual de culpable que Dys, no!? —gritó Inma en un intento de aferrarse a la buena visión que siempre había tenido de su prima—. Él sentía rencor hacia Dyssidia. ¿Quien te dice a ti que no habría sido quien la hubiera matado en lugar de Ley?

—Pero no fue él quien lo hizo —irrumpió Nicole—. Davis tuvo una infancia difícil, ¿sabeis? Perdió a su hermana cuando era un niño, culpándose durante mucho tiempo del incidente, pensando que podría haber cambiado ese destino, su único amigo desapareció durante siete años sin decir nada, sus padres se ocupaban más de su trabajo que de él, los amigos que tenía más bien eran conocidos de clases y siempre fue un chico solitario hasta que los hermanos aparecieron en su vida dando un vuelco a la situación. Pero resulta que cierto día se entera que dos chicas los asesinaron a sangre fría por una estúpida discusión de amigos de hace no sé cuantos años sin importarle lo arrepentidos que estos estaban. Maya se guardó la foto, así que ella misma puede leeros el mensaje que Allen escribió para Dys. Es por eso que no ha podido olvidarlo en estos dos años. ¿Como te sentaría a ti que te quitaran algo tan importante por un motivo tan estúpido como ese? —Nicole hizo una pausa mirando los rostros de quienes estaban a su alrededor—. Davis ha estado solo gran parte de su vida. ¿Acaso vosotros conoceis la soledad como la conoce él? Pondría la mano en el fuego a que él jamás la hubiera matado. Sólo quería escuchar una respuesta de ella.

—Mi hermana me comentó que la había citado para hablar de algo momentos antes de que se reuniesen. Tras lo sucedido con los mutantes, notaba a mi hermana muy irritada cuando Davis estaba cerca, y a este aun más distante de lo normal, por lo que supuse que tal vez podría ocurrir algo cuando estos se encontraran a solas, así que seguí a Davis sin que se diera cuenta. Previo a esto, hablé con Nicole sobre el tema. Ella no sabía nada, pero me comentó acerca de lo sucedido en el ataque de los mutantes y le conté mi plan sobre espiar la conversación. De igual manera, le hice notar que en el momento en que notara que tardaba en regresar era porque algo malo ocurría, por lo que debía de ir directamente al lugar para ayudarme a contener la situación —Maya tomo una pausa antes de seguir—. Por desgracia, al coger aquella foto sentí un gran dolor a medida que volvía a recordar aquel momento. Fue eso lo que realmente provocó la pelea, y víctima del dolor, no pude hacer nada para pararlos.

—Como noté que Maya tardaba en regresar, yo fui rapidamente hacia el lugar de la reunión ya con mi traje preparado. Fue entonces cuando encontré a esos dos peleando y a Maya tirada en el suelo —añadió Nicole.

—Fue entonces cuando yo, quien estaba por la zona con Johnny, vi la pelea y al mismo tiempo como un podrido se acercaba a Maya por detrás. Tras salvarla, la chica rubia me pidió que ayudara a separarlos —testificó Ley los hechos desde su punto de vista.

—Yo simplemente me quedé cuidando de la chica esa, mmm... Maya —habló Johnny tras recordar su nombre—. Como Ley me dijo.

—Y fue entonces cuando Dyssidia, habiendo perdido el control, sacó un cuchillo e intentó atacarme a mí con tal de que la soltara. Acabé con ella cuando vi que mi vida estaba en peligro, no sin antes haberla advertido —Concluyó Ley.

—Estoy segura de que mi hermana se puso así cuando Davis le mencionó su pasado con Nika y los hermanos. Un tema tabú para ella, pues no le gusta que nadie se meta en su vida y su pasado, en especial si está relacionado con la parte que implica a esas tres personas. Esa historia fue un momento trágico de su vida, y que fuera precisamente un desconocido quien se la sacara y le pidiera explicaciones tuvo que ser lo que realmente la enfureció hasta el punto de ser incapaz de autocontrolarse... —aclaró Maya suponiendo porque su hermana se había comportado de esa manera.

Puma soltó un suspiró antes de hablar.

—Esta tensión es peor que un cáncer... Conclusión, Dyssidia ha demostrado ser una amenaza al no saber contener sus sentimientos. Las intenciones de Davis en todo momento fueron solamente hablar con ella y Ley la mató en defensa propia. ¿Algo que alegar, Maya e Inma?

—Está bien... supongo. Aquí no hay culpables más que la víctima...  —Maya abandonó la sala con la cabeza agachada, aun con los ojos llorosos, seguida de Inma.

—Esperad un momento. Antes creo que deberíamos de solucionar esto viendo los problemas que nos ha causado al grupo... —añadió Puma


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Varios minutos después de la reunión, el asunto parecía haberse calmado, aunque por el hospital todo estaba muy silencioso. Cada uno estaba intentando ocuparse de sus propios asuntos en una manera de digerir los últimos acontecimientos. Un par de horas tras la muerte de Dyssidia, Ley se encontraba con Puma en la enfermería. Éste le ayudaba a curarse de los cortes de la cara provocados por los cristales de la máscara.

—¿Y el pelirrojo? —comentó Puma con tal de sacar conversación—. ¿Quién es?

—Se llama Johnny. Es un compañero mío. Ha ido a dar un paseo por el hospital.

—Entiendo... Siento que todo esto haya tenido que pasar...

—Yo también, pero no pudo ser de otra forma. Era ella o yo.

—Es comprensible. Cualquiera hubiera hecho lo mismo en esa situación, y tengo la sensación de que Maya piensa lo mismo, por lo tanto, no te preocupes. Lo pasado pasado está. Es mejor no seguir removiendo el tema, como ya zanjamos.

—Está bien. Por cierto, ¿y Naitsirc? No le vi en el grupo.

—Murió... Hace ya un tiempo que lo perdimos, así como a Selene.

—Vaya, lo siento... Y no sabía que Selene estaba viva. La última vez que estuve en el grupo, ella, la rubia y el chico de pelo oscuro no estaba con vosotros, al igual que Alice.

—Han pasado muchas cosas desde que te fuiste...

—Ya veo, hasta Alice está aquí. Pensaba que había muerto en Stone, aunque curiosamente no me sorprende verla viva. Esto de que los muertos resuciten es algo a lo que ya estoy acostumbrada a ver diariamente. Hasta tú y Maya volvisteis de entre los muertos cuando pensábamos que os habíamos perdido. Bueno, igualmente, me alegro de que tú y el resto estéis bien.

—Lo mismo digo, pelirroja —le respondió este con una sonrisa.

—Oye, Pumita, necesito pedirte un favor, ¿tenéis estimulantes y antiinflamatorios?

—¿Estimulantes? Creo que si, voy a ver, pero lo otro no estoy tan seguro.

—Si tienes, ¿me los puedo quedar? —dijo Ley un tanto insegura de si esa petición era correcta o no.

—Claro, no los hemos usado y dudo que se vayan a usar, pero por si acaso, solo puedo darte dos botecitos de estimulantes de los cuatro que quedan —comentó agarrando el par de botes mientras revisaba los medicamentos con la vista—. En cuanto a los antiinflamatorios puedo darte un bote. Sólo tenemos dos —le comentó agarrando uno de ellos.

—Está bien. Muchas gracias, Puma —le agradeció esta con una sonrisa.

—Bueno, estas heridas ya deben de estar desinfectadas. Oye, ¿como nos has encontrado?

—Casualidades de la vida, supongo. Johnny y yo estábamos por la zona buscando medicinas y llegamos al hospital. Nos sorprendimos al ver que ya había gente, y aún más cuando me di cuenta de que se trataba de vosotros.

—Entiendo —respondió Puma.

Instantes después, alguien llamó a la puerta. Davis entró en la sala sabiendo que la pelirroja se encontraba en su interior.

—Hola, ¿os pillo en mal momento? —saludó este algo inseguro al dúo, el cual se quedó mirando al joven mientras se acercaba a Ley con algo en las manos.

—Am, no, está bien, Davis, pero ¿que haces por aquí? —preguntó un curioso Puma extrañado de que el pelinegro se relacionara por cuenta propia con ellos.

—Vine a darle esto a la pelirroja. Creo que lo va a necesitar más que yo. —El joven estiró lo que llevaba enrollado sobre sí mismo: un traje protector NQB—. Ahora que tu traje tiene el cristal roto no servirá de mucho si tu rostro se expone a la radiación.

—Vaya... gracias —dijo una asombrada Ley—. Pero, ¿seguro que no lo necesitas?

—No, perteneció a un miembro de mi grupo. Está en perfectas condiciones y me lo llevé como repuesto por si se dañaba mi traje o el de mi compañera.

Ley dudó un momento, pero al ver que éste no se echaba atrás se lo cogió y lo agradeció. Puma se acercó a ambos tan sorprendido como Ley con los botecitos en las manos.

—Creo que aun no os conocéis. Ley, este es Davis, y su compañera, la chica rubia, Nicole. Y, Davis, ella es Ley,  y su compañero se llama Johnny. Aunque supongo que tú ya debías conocerla, ¿me equivoco?

—¿Que me conoce? ¿De qué?

—Davis y Nicole son supervivientes de Stone City. Cada uno tenía su propio grupo, y al parecer, sabían de nuestra existencia y de la de Esgrip por diversas pruebas que encontraron durante sus aventuras en la ciudad. Según ellos, cuando los miembros de ambos grupos se encontraron, trataron de buscarnos para avisarnos de que la compañía todavía seguía tras nosotros, al igual que seguía la pista de ellos.

—Ya veo...

—Gracias por ayudar a Nicole a separarnos a mi y a Dys, aunque es una pena que todo acabara como acabó, pero no había otra elección...

 —Bueno, lo pasado, pasado está, ¿no? Por lo tanto, dejemos de hablar del tema, por favor.

Davis asintió con la cabeza conforme a olvidar el tema antes de abandonar la sala para dejarlos con lo que estaban.

—¿Os podéis fiar de él y la rubia? Podrían ser miembros de Esgrip.

—Lo sé, pero nos fiamos de sus palabras. Por ahora no han dado problema y han cooperado cuando ha habido algún problema. Además, según ellos, Esgrip se disolvió.

—¿Y como lo saben?

—Por que dos miembros de su grupo eran miembros infiltrados de la compañía, y una chica, una tal Zoey, tras traicionar a estos dos formando una buena con otros supervivientes y unos zombis, le reveló a la rubia que Esgrip no había vuelto a contactar con ellos, ni que ellos habían sido capaces de contactar con la empresa ni con sus compañeros. Por lo tanto, lo más lógico es que la organización se disolviera tras dejar de dar rastros de vida.

—Comprendo. Lo más lógico es pensar en eso. Espero que esa tal Zoey no se haya equivocado y simplemente la organización la abandonara.

—Eso espero yo también. Esos desgraciados han hecho mucho daño y nos ha dado muchos problemas en el pasado —comentó Puma.


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En algún lugar del hospital, Payne se encontraba encerrado en una habitación examinando con delicadeza la extraña piedra del maletín mientras se le pasaban un montón de cosas por la cabeza.
 

Un año antes...

En las instalaciones de Esgrip, Payne se encontraba con el profesor Javier hablando acerca de la expedición de los artefactos.

—La organización ha usado nuestros conocimientos sobre las investigaciones de los artefactos, Javier. Por lo tanto, no habría problema alguno.

—Mmmm... eso espero. Si resulta que el maletín no es capaz de proteger las piedras, Esgrip pedirá nuestras cabezas en bandeja de plata, Payne.

—Lo sé... No obstante, nuestras investigaciones son verídicas. Analizamos toda la información de aquellas ruinas sobre esas dos piedras, y gracias a esas investigaciones, la empresa fue capaz de crear unos maletines con las características necesarias para transportar la que encontremos.

—Me pregunto cual de las dos será... Fred no dijo de cual se trataba —comentó Javier pensativo.

—Bueno, ya está el maletín, ¿no? Yo ya estoy preparada para partir —intervino una voz femenina entrando al interior de una sala, una mujer de cabellos largos y oscuros, así como sus ojos, de imponente presencia, que atrajeron las miradas de todos los científicos, mientras avanzaba con pasos firmes y decididos dirigiéndose al duo formado por Javier y Payne.

—Michalea Evans, ¿em? Por lo que veo, Esgrip manda a su perro guardián a esta misión. Toda una soldado de élite...—comentó Payne—. Quieren asegurarse de que no haya problemas con los no muertos que ya han llegado a Canadá. ¿Y quién mejor que la capitana de los Silver Wolfs?

—Bueno, ya sabes que la cosa está chunga. Los zombis han poblado gran parte del mundo y las guerras entre los vivos y muertos se están yendo al garete. Las resistencias humanas están cayendo, así como muchas ciudades que aun quedan en pie resistiendo la propagación de los no muertos. Ya sea por esos asquerosos podridos o por las guerras nucleares que hay en algunas áreas del mundo, la humanidad se está enfrentando a su posible extinción. Aún me pregunto como narices pudo el virus escapar de Stone City y propagarse por el mundo rápidamente. Parece ser que las cosa se les fue de las manos y el destruir la ciudad no fue la mejor elección...

—¿Cómo crees que el virus escapó? ¿Tienes alguna teoría? —preguntó Payne.

—Los zombis poblaron Stone City durante algunas semanas. No me extrañaría de que antes de que se cortaran la mayoría de las carreteras algunos grupos de ellos abandonaran la ciudad antes de que esta fuera bombardeada. O tal vez hubo alguna fuga del virus en alguna de nuestras sedes o... alguien provocó esto por algún motivo, opción que me parece más lógica por la manera tan rápida en la que el virus se propagó por las diferentes partes del mundo al mismo tiempo.

—¿Quién provocaría esta mierda? Sería estúpido pensar en soltar el virus por el mundo —comentó Javier.

—Suponte que alguien vio el enorme potencial del virus, Alberto, por ejemplo. Este consiguió robar algunas muestras del virus que, junto a los datos que robó sobre su creación, puede que le ayudasen a recrearlo por su cuenta. Al fin y al cabo, desconocemos el motivo por el que traicionó a Esgrip. —Michaela miró a los dos científicos pensativa en sus hipótesis—. Y decidió vender algunas muestras en el mercado negro para usar el virus en algunas guerras del mundo. ¿Te imaginas la enorme ventaja que supondría infectar a un rehén de guerra y liberarlo de alguna manera aun como humano para que este se convirtiese en un zombi y comenzase a devorar e infectar a sus camaradas? Sería un ataque sorpresa letal que aparecería mostrándose como una simple enfermedad, pudiendo también ocasionar el caos entre los enemigos al no saber si algún soldado está infectado con el virus o simplemente tiene una fiebre corriente. Es un ataque desde dentro. Y muchos en el mercado negro pagarían una gran cantidad de dinero por alguna muestra, ya que esto inclinaría mucho la balanza en las guerras.

—Pero eso supondría que el virus también pudiera descontrolarse y ser un arma de doble filo —añadío Payne acariciándose la barbilla pensando en esta última teoría de Michaela—. Al fin y al cabo, eso es lo que nos pasó a nosotros en Stone City cuando Ashley, Maya y Matt  trataron de huir de las instalaciones provocando que el virus se escapara por los destrozos que causaron. Hasta el punto que no pudimos evitar que la ciudad entera se infectara y tuvimos que recurrir a destruirla con misiles para que el virus no consiguiera salir de allí. —Payne miró a Michaela algo incrédulo antes de continuar—. Además, el caso de Stone City fue una noticia mundial. Por lo tanto, esas personas que supuestamente compraron las muestras del virus en el mercado negro deberían de saber lo volátil que era crear zombies.

—A no ser que supieran controlar la situación... —comentó Javier atrayendo las miradas de sus dos compañeros—. Entre los informes que me robó se encontraban estudios sobre los humanos y animales infectados por el virus, sus habilidades, debilidades, comportamiento, tiempo que tarda en convertirse el huesped, los síntomas de infección... Todo un estudio completo sobre un sujeto humano o animal infectado. Probablemente, si suponemos como dice Michaela, vendió muestras del virus, también vendería esta información para que los soldados supieran controlar la situación ante un grupo de infectados. Esos datos, sumados a sus conocimientos de combate, les sería suficiente como para saber emplear bien a los zombis en batalla. —Javier hizo una pausa mientras se cruzaba de brazos—. Conociendo a Alberto y su avaricia, seguro que vendería esa información a parte de las muestras para conseguir más dinero —finalizó su aclaración con un suspiro.

—Entonces, si tenían acceso a esa valiosa información no habría habido ningún problema con que se les fuera el asunto de las manos. —añadió Pyane.

—Eso no significa nada. Sólo tienes que mirar como el complejo de Esgrip en Stone City cumplía todos los requisitos para que el virus no se escapara y aun así sucedió. Por mucho que tu controles una situación, nunca puedes estar seguro a un 100% de que no ocurra algo que haga que se te descontrole, y en una guerra hay más posibilidades de que suceda a que lo haga en un complejo con todas las medidas de seguridad necesarias para evitar eso como eran los laboratorios de Esgrip. Por no hablar de que tampoco podemos asegurar que los compradores del virus compraran además esa información. Si la muestra valía seguramente un ojo de la cara, la información te valdría el otro ojo —explicó Michaela a Payne.

—Y, bueno, hablamos de soldados, pero en esas muestras e información también estarían interesados algunas corporaciones farmacéuticas para investigar como crear alguna cura. Hay más compradores a parte de soldados —dijo Javier mientras abría un armario para coger algo de su interior.

—Entonces, ¿pensáis que fue Alberto? —preguntó Payne.

—Sólo es una teoría mía. No puedo confirmarte nada, ya que no tengo pruebas. —Michaela miró su reloj de muñeca un momento—. Bueno, como sea, en cuarenta minutos salgo con un pelotón de soldados y el equipamiento necesario en dirección a los laboratorios de Canadá.

—Y solo te falta esto, ¿cierto? —dijo Javier entregándole a Michaela el maletín que ésta agarró de inmediato.

—¿Y la contraseña para abrirlo?

—Esgrip no nos la dio. Te lo dirán antes de partir.

—Está bien. Entonces, Payne, Javier, me despido.

—Por cierto, estaremos los tres en contacto, Michaela —comentó Javier antes de que esta saliera por la puerta.

Michaela asintió con la cabeza momentos antes de abandonar el laboratorio con el maletín.
 

Volviendo a la actualidad...

Payne se paseaba por la sala pensativo mirando aquella extraña piedra entre sus manos con una extraña sonrisa, sabiendo Dios que tramaba aquel ex científico de Esgrip que había cooperado con sus conocimientos en la creación del maletín.


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Mientras tanto, Alice iba en busca de Crow recorriendo varios pasillos y entrando en diversas salas. Necesitaba saber algo de su propia boca y estaba decidida a sacarle esa información como fuera necesario. Finalmente, lo encontró en una sala tomándose una cerveza mientras miraba por la ventana. Por desgracia, aquel lugar se encontraba en una de las áreas pertenecientes a aquellas que eran exclusivas de los presos, por lo que pisar aquel suelo era infiltrarse en campo enemigo, lo cual le podría traer problemas.

—Crow, necesito hablar contigo.

—¿Em? Am, la rubita, ¿que tal andas moza? ¿Te has perdido? Este lugar es propiedad mia y de mis presos.

—Quiero saber por qué no vigilasteis a Enrique y su hijo ¿¡Porqué los dejasteis morir!? —preguntó una autoritaria Alice.

—Ehhh, calma la raja rubia. Yo no tengo porque darte explicaciones, ¿te enteras, chavala?

—Eran mis compañeros. ¿¡Cómo que no me vas a dar explicaciones!? —Alice suspiró pesadamente en un intento de calmarse. Lo de Dyssidia aún lo tenía en la cabeza, como todos, pero sabía que debía de ocuparse también de saber acerca de lo que había sucedido con aquellos dos a los que llevaba tiempo protegiendo—. Por favor, Crow, dime de una buena vez porque no os ocupasteis de ellos de buenas maneras...

Crow suspiró y tomó otro sorbo de su cerveza

—No eran nada más que un idiota y un crío que ya están muertos. ¿Por qué seguir removiendo la mierda?

—Porque vosotros los capturasteis. Eran vuestros pu... —rectificó antes de alterarse otra vez— eran vuestros rehenes. Pensaba que Puma había hablado con vosotros para solucionar el tema.

—¡¡¡Aaaaammmmm!!! Si, si, hablamos —respondió con algo de guasa—. ¿Acaso él no te dijo al trato al que llegamos?

—¿Trato? ¿De que trato hablas? —Alice se percató de varias latas de cerveza tiradas por el suelo. Debía de estar un poco borracho por la manera en la que se tomaba la situación.

—Bueno, te aconsejo que se lo preguntes personalmente —le respondió con una sonrisa mientras la miraba de arriba a abajo tomando otro sorbo de cerveza.

Alice sabía que aquel tipo no estaba por la labor, por lo que decidió hablar sobre aquel trato con Puma. Necesitaba enterarse por boca de alguno de los responsables de lo que había sucedido con aquellos dos.  


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Davis paseaba por el garaje a solas, pensando en los últimos acontecimientos y en lo que estos podrían ocasionar de cara al futuro.

—¿A donde vas, alma en pena?

Davis se percató de M.A. El joven se encontraba sentado en el suelo, apoyando la cabeza y espalda en la pared.

—Am, em, hola, M.A. Estaba reflexionando sobre lo ocurrido...

—Entiendo... Yo igual, jajajaja —rió con desgana—. ¿Porque no te sientas conmigo y nos contamos las penas?

Davis se sorprendio por el ofrecimiento del joven. No había tenido mucha relación con él, bueno... no había tenido mucha relación con nadie en general. Siempre solía estar con Nicole y sólo mantenía conversaciones cortas con el resto de los miembros del grupo. Si algo odiaba Davis era su carácter introvertido. Siempre le había costado socializar y acercarse a la gente, todo lo contrario a su compañera. El muchacho se sentó al lado de M.A y ambos se quedaron un par de minutos en silencio, con las miradas perdidas y sus mentes reflexivas pensando en mil cosas.

—Es gracioso, ¿sabes? —comentó M.A.

—¿El qué?

—Ley, mi hermana, desaparece un tiempo y vuelve a aparecer así sin más y encima con él, con Johnny, a quien no veo desde hace mucho. Y nada más aparecer ocurre esto... Tiene gracia la cosa y los giros que da la vida, ¿no crees?

Davis suspiró, pues razón no le faltaba. El destino tenía unos planes muy curiosos para escribir la historia de los humanos.

—Es curioso que quisiera verla tanto y cuando lo hice simplemente la saludé. Me quedé bloqueado, o no sé... No añadí nada más, como, ¿donde has estado?, ¿estás bien? o ¿qué narices hace Johnny aquí contigo? Sólo un saludo corriente. Espero poder hablar luego con ella. Ni siquiera sé en que parte del hospital se encuentra en estos momentos...

—Está en la enfermería con Puma.

—Ya veo...

El silencio volvió a reinar en el lugar unos pocos minutos.

—Oye, ¿que pasó con el maletín ese? —preguntó M.A.

—Se lo quedó ese Payne. Había en su interior una piedra.

M.A notó una extraña mirada en Davis.

—¿Qué opinas de él?

—No me fio de él, así como de Puma. Hay algo en ellos que no me termina de gustar. Creo que ocultan algo...

—¿Entonces, porque has dejado que se lo quedara?

—Bueno, no sé su utilidad, pero pienso que Payne si puede saberla. Tal vez si la dejo temporalmente en sus manos descubra algo sobre ella.

M.A se calló de pronto, para instantes después reírse a carcajadas.

—Pero si solo es una piedra, ¿no? Entonces, ¿que problema hay?

—Que no es una piedra corriente. Nunca había visto una piedra de esas características, por no hablar de que Esgrip la tenía bien protegida para ser una simple piedra... Y tengo la sensación de que tanto Payne como Puma tienen que saber algo acerca de ella. Estoy seguro de que tiene algún tipo de habilidad, y como no confío en ellos, tendré que recuperarla.

—¿Y como vas a hacerlo?

—Aun no lo sé, pero si tiene algún tipo de habilidad especial tan importante como para que Esgrip lo guarde en un maletín de esas características es porque esa habilidad es realmente útil. No puedo arriesgarme a dejar que caiga en malas manos y alguien la use para sus propios propósitos si aprende a usarla. Es por eso que antes quiero dejársela a Payne, para que la investigue y descubra algo sobre esa posible habilidad mientras yo le mantengo vigilado.

—Comprendo —dijo un M.A algo serio— . Entonces, ¿piensas que Puma oculta algo?

—Si, me percaté en varias ocasiones de las miradas que le echaba al maletín. De echo, diría que solo me dejó entrar al grupo porque llevaba ese maletín de Esgrip conmigo.

—Entiendo. A mi Puma me saca muchas veces de quicio. No le comprendo... Davis, tienes que tener cuidado. Tengo la sensación de que lo ocurrido con Dyssidia te va a traer algo de mala fama, y si encimas te enfrentas a Payne y Puma por el maletín, las cosas pueden empeorar. Ten cuidado.

Davis se lo agradeció.

—Ojalá fuera como tú, que sin ayuda de nadie puede desenvolverse perfectamente en muchas situaciones.

—¿Qué quieres decir? ¿Porque necesitas depender de otros para hacer cosas?

M.A movió lo que quedaba de su brazo amputado para que Davis lo viera y supiera a que se refería.

—¿Y? Sigo sin ver el problema.

M.A suspiró

—Pues que solo soy una carga para todos. Soy el que se queda atrás vigilando las mochilas y echándole un ojo a los niños como en la última ocasión... El inútil del grupo que no sirve de nada. Al menos eso es lo que veo que piensan mis compañeros de mí cada vez que hay que afrontar una situación, siempre quedándome atrás por mi condición física —comentó un desganado y hundido M.A—. ¿Y sabes que más? ¿Lo que más me jodé? Que el brazo me lo corté yo mismo para salvar a mi hermana y ella parece no apreciarlo. Se fue cuando recobré la consciencia.

El silencio volvió a reinar por la tristeza y las energías negativas que M.A había liberado al decir aquello. Fue cuando se percató de que Davis lo miraba preocupado.

—Además —añadió rompiendo el silencio—. Es el brazo en el que tenía la mano con la que me hacia las... —El joven hizo un movimiento con la mano en ese momento.

Davis se sorprendió. Lo entendió perfectamente y no pudo evitar reírse al igual que M.A por esa broma verde.

—Sigo sin ver el inconveniente. Aún puedes ser útil, y respecto a esa necesidad masculina y adolescente, sólo tendrás que aprender a usar la otra mano —respondió entre risas contagiandoselas al rubio.

—Supongo —dijo un M.A algo colorado de tanto reírse.

—Bueno, dejando la broma de lado, de verdad te digo que no veo problema alguno.

—Pues estás ciego —respondió el rubio con la vista en el suelo volviendo a su negatividad.

Davis se puso en pie y se colocó delante de él.

—Yo no pienso eso de ti. Pienso que eres de utilidad. Tienes un brazo y sabes disparar, ¿no?

—Mientras tenga un arma cargada claro, porque luego...

—Esta bien —Davis le ofreció su mano a M.A , quien la agarró para que el pelinegro lo ayudase a ponerse en pie—. Te voy a enseñar a recargar con una sola mano. Solo fíjate bien.

Davis le quitó el cargador a su pistola y lo metió en el interior de la funda de la pistola que tenía en mano.

—Bueno, si estás en un tiroteo lo mejor es ponerse a cubierto. Suponte que estás sin balas y la corredera de la pistola se te echó hacia atrás. Bien, pues debes de hacer lo siguiente. Colocas la pistola detrás de la rodilla y te agachas en el suelo dejando la culata solo al descubierto, es decir, que sea lo único que sobresalga. Al permanecer agachado, la pistola quedaría sujeta por la presión de la pierna. Presionas el botón para que caiga el cargador vacío, agarras otro y lo metes. —Davis a medida que explicaba iba haciéndole una demostración a M.A—. El siguiente paso es optativo. Para tirar de la corredera y poder disparar a pesar de que ya ha vuelto a echarse para adelante, presionas la pistola por la corredera contra tu pierna haciendo una presión fuerte, y como es obvio, con la punta de la pistola hacia abajo. Entonces, sólo tienes que echar hacia abajo la pistola haciendo de este modo que la corredera se eche hacia atrás. Sueltas para que esta vuelva a echarse hacia delante y ya estás listo para disparar. No obstante, este paso se puede saltar si recargas cuando sabes que te quedan pocas balas y has cambiado el cargador antes de agotar por completo el anterior, impidiendo así que la corredera se eche atrás, pudiendo de este modo disparar directamente nada más poner el nuevo cargador.

—Vaya, no sabía que se podía hacer así.

—¿Ves? Sólo se necesita una mano. ¿Por qué no pruebas tú a hacerlo?

M.A lo probó ejecutando el cambio de cargador con su única mano sin problemas.

—Genial. ¡Muchas gracias, Davis!

—¿Ves? Con una mano sabes disparar y recargar, sujetar cosas y golpear. Felicidades, eres útil. Ahora sólo queda mostrárselo al resto —le animó Davis con una sonrisa.

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En un despacho, Puma y Eva comentaban sobre los últimos acontecimientos, aunque ella no parecía estar por la labor. El pelinegro daba vueltas en una silla giratoria de ruedas con la mente perdida en algún lugar.

—Puma, ¿me estás escuchando? —dijo una Eva un tanto harta de los “Si”, “Ajam” y “Ummmm...” de su compañero.

—¿Em? Perdona, desconecté un momento —se excusó este quedándose quieto y dándole toda su atención.

—Ya son cuatro desconocidos que se meten en el hospital así por la cara. Dyssidia, Nicole, Davis y ese Johnny. Y no sabemos si podemos fiarnos de ellos, por no hablar de que también tenemos a los presos.

—Controlados.

—Por ahora.

—Está bien, está bien... —respondió Puma mientras se levantaba del asiento—. ¿Me puedes dejar pensar? Necesito tiempo para poner mi cabeza en orden. Tengo muchas cosas de la que ocuparme y soy yo prácticamente el único que busca solución a todo. Todo son problemas —Puma se sentó en un lateral de la mesa soltando un largo y pesado suspiro—. Ya veré que hago, Eva, pero necesito tiempo. Por cada asunto que resuelvo, salen dos nuevos. Sólo dame tiempo. No puedo resolver las cosas nada más se presenten.

—Entiendo... Lo siento, creo que te agobié demasiado.

—No importa. Sólo necesito descansar un poco para volver a tener las ideas frescas. Esto de Dyssidia fue muy repentino, la aparición de Ley y el otro, Maya e Inma desconsolada, el malestar general... Sumado a los problemas anteriores como lo de Payne, el maletín, los presos o lo de Florr.

Puma se tumbó en un sillón. Era bastante cómodo y su cansado cuerpo agradecía aquel descanso.

—¿Estás cansado?

—Si, tantos problemas no me dejan tiempo para descansar a gusto, siempre de aquí para allá haciendo cosas para solucionarlos. —El general no pudo evitar bostezar.

—¿Quieres que te deje sólo para que descanses? —preguntó viendo en el rostro de su compañero su cansancio reflejado.

—Te lo agradecería. No me vendría mal descansar un rato.

—Está bien, pero luego tenemos que buscar alguna solución a todo el tema este. Por no hablar que hay que hacer algo con el cadáver de Dyssidia.

—Está bien. A la noche lo enterraremos. Por cierto, Payne me dijo que lo buscaras. Te quería para algo.

—Está bien. Por cierto, ¿que opinas de la piedra esa del maletín?

—Que Payne sabe perfectamente lo que es y para lo que sirve. Ciertamente, no me esperaba esa piedra tan peculiar. Esperaba un arma futuristica o algo similar, no una piedra rara. No obstante, tengo que vigilar a ese tipo, alcancé a escucharle oir que fabricó el maletín. Eso significa que fue miembro de Esgrip y desconozco para que quiere esa piedra. Además, tengo la intuición de que no seré el único que esté vigilando a Payne y la piedra...

—¿Hablas de Davis?

—Exacto. Estoy seguro que no va a renunciar a la piedra tan fácilmente. Al fin y al cabo, la encontró él y se nota que tanto el tipo como su compañera se huelen que sirve para algo importante y sospechan de mi y Payne desde hace tiempo. Esos dos de tontos no tienen ni un pelo.

—¿Vas a hacer algo con él?

—Por ahora no. La prioridad es vigilar a Payne y la piedra, y ya me encargaré de Davis si es necesario. Por ahora, será mejor que estemos en el mismo bando. Si nos ve como una amenaza puede que tengamos problemas con él y la rubia, y sabes que están tan o más entrenados que nosotros dos con las armas y el combate cuerpo a cuerpo.

—Si, eso es un problema. Sería difícil deshacerse de esos dos si se da el caso. —Eva se percató como Puma volvía a bostezar—Bueno, te dejo. Que descanses.

—Gracias.

Antes de salir por la puerta, Eva se paró.

—Por cierto, creía recordar que había cuatro botes de estimulantes y ahora quedan dos. ¿Sabes algo? —preguntó mirando hacia Puma, quien le respondió con un “ronquido”.

—Ya veo... —Eva suspiró. Tras esto, dejó solo a Puma.

El general abrió los ojos un momento para asegurarse de que su compañera había cerrado la puerta. Sabía que si le decía que le había dado esos dos botes a Ley, esta tal vez se molestase. El pelinegro se quitó las botas para acomodar sus pies y suspiró fijando la vista al techo. Dyssidia había muerto, una buena amiga del pasado, una amiga con la que compartió tantas bromas, risas y peleas, una chica a la que alojó en su propia casa y con la que tantos buenos momentos compartió, ahora estaba muerta y no podía quitarse aquel triste sentimiento de haber perdido a una buena amiga del pasado. Eran tantos los problemas que tenía que le resultaba difícil creer que podría solucionar todos: Payne y la piedra, Davis y Nicole, su relación con Florr, Ley y Johnny, la muerte de Dyssidia, Crow y los presos, el grupo, y finalmente su relación con Maya. ¿Tendría alguna vez un momento de tranquilidad para descansar o tan sólo tener que preocuparse de algo tan simple como qué tipo de comida debía churruscar diariamente al igual que en los viejos tiempos? Puma, sin darse cuenta, pensando en todo aquello, ordenando por prioridad los problemas a resolver y la manera de arreglarlos, acabó por caer  inevitablemente bajo el hechizo de Morfeo.


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Nicole caminaba por un pasillo pensativa. Estaba todo muy tranquilo. Parecía que cada uno estaba a su bola. Era extraño que todo estuviera tan calmado. Habían pasado unas horas desde que Dyssidia había muerto, y desde entonces, todo estaba en silencio. De alguna forma era como si todo el hospital estuviera de luto. Finalmente, regresó a la gran sala donde tiempo antes todos habían estado discutiendo sobre el asunto. Allí se encontró a Adán pensativo, sentado en un sillón mirando por una ventana con la vista perdida en el exterior.

—Hola chavalote, ¿que tal estás? —preguntó Nicole apoyando su espalda en la pared justo a un lado de la ventana cruzándose de brazos con una amplia sonrisa.

—Hola, Nicole. Nada... Sólo pensaba en mis cosas...

—¿Estás preocupado por algo?

El infante no respondió al momento. Sólo se limitó a agachar la cabeza mientras movía las piernas adelante y atrás. Nicole cambió su semblante por uno más preocupado y serio, por lo que se acercó a él y se arrodilló a su lado.

—¿Qué te ocurre, cariño? Me lo puedes contar. Te ayudaré si necesitas algo.

—¿Por qué la gente tiene que pelearse? Vivimos en un mundo peligroso, un mundo en el que nos necesitamos los unos a los otros y aun así la gente se pelea en vez de ayudarse. No lo entiendo. Se supone que deberíamos de estar unidos... —dijo el infante con tristeza mirando el rostro de Nicole.

A Nicole le resultó curiosa la pregunta y no sabía bien como responderle para que lo entendiera.

—Verás, a veces las personas tenemos comportamientos distintos que provocan que no nos podamos llevar bien, extremadamente muy diferentes al comportamientos de otras personas que te rodean, por lo que algo que le parece bien a unos, le parece mal a otros. Las personas somos distintas y tenemos diferentes formas de ver las cosas, y si a eso le sumas un mundo como este, no todos estarán de acuerdo con las decisiones que determinada persona haga para liderar al resto o solucionar un problema. Esto ocasiona discusiones en los grupos, en especial cuando son grupos grandes y hay amenazas constantes como ocurre con este.

—¿Entonces estamos condenados a pelear siempre?

—Claro que no. Las cosas se pueden resolver hablando.

—¿Y porque con Dyssidia eso no ocurrió?

—Dyssidia era distinta. Era de esas personas que no saben controlar sus emociones y hace cosas de las que luego acaba arrepintiéndose. Por actos peligrosos como esos, a veces los adultos tenemos que tomar medidas que no queremos tomar, pero no nos queda más remedio que llevarlas a cabo para protegernos a nosotros mismos o a otros.

—Entiendo. Ojalá no hubiera pasado aquello... Todos están raros.

—Es normal. Cuando alguien muere no es algo agradable para nadie, y siempre habrá personas que sufran más por esa pérdida que los demás.

—Como Inma y Maya.

—Exacto...

—No me gusta verlas así.

A Nicole le conmovio el corazón y las buenas intenciones de Adán y no pudo evitar sonreir ante aquellas declaraciones que hacía desde su corazón.

—Eres un amor, ¿sabes? A mi también me gustaría que todos pudieramos llevarnos bien y vivir como una gran familia... No obstante, no hay que perder las esperanzas.

Adán sonrió tras las palabras de Nicole y pegó un salto del sillón a la ventana poniendose en pie. Nicole también se puso en pie y se acercó a él. Le agradaba aquel niño, era sincero y con buenas intenciones. El joven se quedó mirando por la ventana y Nicole se acercó por detrás apoyando sus manos sobre los hombros del infante.

—Nicole, ¿que opinas cuando alguien que te importa y que tú le importas a esa persona sabes que te oculta algo que le preocupa y que por algún motivo no te lo quiere contar?

—Pienso que si realmente le importas a esa persona y le preocupa algo que no te quiere contar, es con tal de proteger a la persona en cuestión o no causarle preocupación, y por eso prefiere quedarse ese secreto para si mismo.

—Creo que Eva me oculta algo y no me lo dice por temor a preocuparme.

—Comprendo. Tu hermana es fuerte y responsable. Estoy segura que sea lo que sea lo que le preocupa, será capaz de hacerse cargo de ello. No te preocupes —Nicole acarició el cabello del joven y se percató de como éste movía lentamente la cabeza disfrutando de aquel gesto, cosa que provocó que la rubia sonriera por lo tierno que le parecía aquel chico.

Nicole sabía que a pesar de su edad no era para nada tonto. Era inteligente, se daba cuenta de lo que ocurría a su alrededor y le preocupaba que los problemas del grupo pudieran entristecerlo, hacer que su personalidad cambiase o perdiese las esperanzas en ver algún día un grupo unido. La rubia tenía altas expectativas de que algún día Adán llegaría a ser una persona muy humana, con un corazón de oro, alguien fuerte de mente y espíritu que llegaría a ser un pilar para aquellos que se toparan con las esperanzas perdidas, alguien que hablaba con el corazón y con sinceridad, cosa que últimamente escaseaba en el mundo actual en donde las personas solo tenían pensamientos egoistas pensando en sí mismos sin importar hacer daño a aquellos que les rodeaban. Un mundo donde la humanidad, como valor moral, estaba desapareciendo, llegando los seres humanos a ser peor que todas esas criaturas que andaban por la Tierra devorando sin cesar carne humana.

—Sabes, creo que luego deberías de ir a ver a Inma, Adán. Estoy segura que le gustará pasar un rato contigo.

Adán asintió con una sonrisa antes de percatarse de como alguien entraba en la sala.

—Inma va a entrenar conmigo ahora —interrumpió Eva en la sala—. Deberías de ir a verla algo más tarde.

—Hola Eva, ¿que tal? —saludó cordialmente Nicole.

—Hola. —Después miró a Adán—. Cariño ¿porque no vas a jugar? Me gustaría hablar con Nicole un momento.

—Claro —El joven miró con una sonrisa a Nicole—. Gracias por la charla. —Finalmente, el joven se fue, dejando a ambas mujeres a solas.

—¿De que habéis estado hablando? —preguntó tranquilamente. No confiaba en ella ni en nadie del grupo, pero sabía que no debía ser borde con las personas, por no hablar de que Adán parecía contento tras hablar con ella.

—Me comentó que está preocupado por el grupo. No le gusta que esté algo roto.

—Entiendo. La verdad es que es una molestia. Son problemas uno tras otro. No sé si Puma será capaz de solucionar todo.

—Si trabajaramos juntos, podríamos solucionar las cosas.

—Permíteme que lo dude. La situación se nos va de las manos. Dyssidia, tú, Davis y Johnny os metisteis así por la cara sin saber si nos podíamos fiar de vosotros, está el problema de los presos y ahora que los que se suponen que eran amigos se matan entre ellos.

—Por eso mismo deberíamos de trabajar juntos. Puma solo no podría encargarse de todo esto. Unidos encontraremos solución.

—¿Por que te importa tanto? Hasta tú estabas algo incómoda hace unos días y el pelinegro ese ni te digo.

—Por Adán.

La respuesta despertó una gran impresión en Eva. Asombrada, miró incrédula a Nicole. ¿Por que ella debería de preocuparle un niño con el que no tenía relación y había conocido hacía unas semanas?

—¿Por que te importa tanto Adán?

—Es un niño increíble. Tiene un gran corazón y desea que todos seamos como una familia. Me gustaría verlo reir y no triste, que se sienta seguro con todos y nos vea como amigos.

Eva se quedó pensativa, de una manera u otra, era lo que ella también quería para Adán, incluso, aunque le costase algo reconocerlo, para ella misma.

—Adán es un niño. Como todo niño, debería de crecer en un ambiente feliz, incluso bajo las circunstancias del mundo en el que vivimos.

—Creo que pides mucho... —Eva se apoyó en la pared pensativa—. En este mundo los buenos no sobreviven, así como tampoco es posible crecer en un ambiente feliz con todas las desgracias que ocurren en el planeta.

Nicole se apoyó lateralmente en la pared, así como su cabeza ladeada y miró profundamente a Eva.

—Eres una buena hermana. No me cabe duda de ello...

Eva miró a Nicole extrañada por aquel comentario. Sentía que aquella mujer le hablaba como haría una madre, soltando cariño con cada una de sus palabras mientras intentaba entender el problema de alguno de sus hijos. Aquello le llamó aún más la atención.

—Adán es feliz contigo. No me cabe la menor duda de que te has ganado su corazón. Su querida hermana, su protectora. Davis me dijo una vez en las cavernas que él se esforzaría por hacerme disfrutar de la vida, buscando momentos buenos entre la desgracia. Como os comenté, yo en mi periodo en las cavernas pensé en el suicidio en varias ocasiones. No quería vivir en aquel mundo subterráneo tan cruel.

Eva sintió pena en su interior al recordar la historia que Nicole le había contado al grupo sobre su experiencia en las cavernas. La golpearon hasta dejarla al borde de la muerte, la violaron, la trataron de forma inhumana, mataron a sus amigos ante sus ojos cruelmente y la dejaron encerrada tanto tiempo sola en una celda, alimentándola cuando querían. Aquello sin duda tuvo que ser un auténtico infierno del que no sabía como no había acabado suicidándose con tal de no vivir ese horror.

—Me dijo que me haría disfrutar de los momentos de la vida a pesar de todo, que por eso y porque nunca me dejaría sola, debía de luchar y salir de allí con él, y... me alegro de haberlo hecho. Cumplió con su promesa. Desde que salí de las cavernas he vuelto a reír. He vuelto a estar acompañada y sentir que es eso de que alguien se preocupe por ti y lo que es volver a preocuparse por alguien. Contemplé la posibilidad de crear esperanza en medio de la desesperanza. Por eso, Eva, sé y tengo esperanza de que esforzándonos todos podemos ser amigos y vernos como una familia unida, así como darle a Adán la familia que él también quiere y de este modo un ambiente en el que pueda crecer feliz.

Eva se quedó muy pensativa, así como dubitativa respecto a que era imposible unir al grupo. Pero entonces las palabras de Johnny le vinieron a la mente. Aquello de tener a una amiga traidora que te podía pegar una puñalada por detrás... De este modo, Eva comenzó a volver a dudar de Nicole y sus palabras.

—Me sigue costando creer que puedo dejar a Adán con esta gente.

—¿Dejar?

Eva se calló un momento, pero ya se le había escapado.

—Estoy enferma, y si sigo viva es por unos medicamentos. Si esos medicamentos se terminan...

A Nicole se le tornó el rostro a uno más preocupado.

—Comprendo... Sé a que te refieres.

El silencio reinó unos momentos entre las dos, ambas perdidas en sus pensamientos.

—Entonces debió de ser eso a lo que Adán se refería...

—¿El que?

—Me comentó que notaba que le ocultabas algo que te preocupaba que por alguna razón no se lo has querido contar aun.

Eva se quedó pensativa

—No, eso no puede ser, él ya sabe sobre mi enfermedad. No obstante... si que le oculto algo. Pero no es sobre mi, si no sobre la relación entre Puma y Florr. Están en una crisis de confianza y no quiero que Adán se de cuenta de que hay problemas entre ambos y se preocupe. Puma y Florr son personas importantes para él, y si algo les ocurre a ellos, él también se preocupará y no dejará de darle vueltas al asunto. No quiero que pase eso. Quiero verle reír despreocupadamente... —Eva cambió su mirada de la de Nicole para dirigirla al suelo.

—Comprendo, y eso es uno de los problemas que ocasionan un grupo roto. Eva, si vas a dejar algún día a Adán con alguien, te aconsejo que trates de relacionarte con el resto. Trata de conocerlos para saber que harás en el futuro con tu hermano y con quienes los vas a dejar. Las personas discuten, pero te aseguro que por discutir mucho no significa que todos sean malos.

—Me plantearé lo que has dicho de relacionarme y conocer a los que me rodean y la posibilidad de unificar al grupo, pero me cuesta creer que las cosas salgan bien. No obstante me pareció interesante esta charla y me alegro de saber que al menos alguien más se preocupa por Adán —dijo una esperanzada Eva—. Gracias, Nicole, me has hecho plantearme algunas cosas. Adán es lo más importante para mi y quiero que sea feliz, por eso me plantearé seriamente todo lo que hemos hablado.

Nicole sonrió satisfecha de que aquella charla sirviera de algo y fuera un empujón tanto para Eva como para Adán dentro del grupo.

—Bueno, te dejo. Quedé con Inma para entrenar, y por cierto, no le digas a Adán lo de la relación de Puma y Florr. Si se entera, prefiero que sea por mi parte. Nos vemos. — se despidió esta dejando a Nicole a solas.


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Inma llevaba tiempo esperando en la sala donde practicarían, extrañamente Eva estaba tardando en volver y temía que se hubiera olvidado de ella. Daba vueltas a la sala impaciente, despedía cierta aura negativa, mezcla de la tristeza de su interior y la impotencia de no haber podido cambiar el destino de alguna manera evitando aquella muerte. Finalmente cuando se dio cuenta de que estaba volviendo a pensar en ello, agitó la cabeza y se sentó en un sofá. En aquella reunión todos menos Davis quien no estaba por aquel entonces, habían llegado a la conclusión que lo mejor era olvidar públicamente el tema, pues no había culpables en aquel acto salvo la propia víctima quien firmó su propia sentencia de muerte.

A nadie le gustaba hablar de lo ocurrido,todo aquello había cogido por sorpresa al grupo, por eso prefirieron olvidar el tema de buscar culpar a alguien como culpable ya que realmente no lo había y también por dejar de cargar el ambiente que ya de por si estaba suficientemente cargado de negatividad como para seguir machacando a la gente con el tema de una muerte que fue prácticamente autoprovocada por la víctima. Inma cerró los ojos y se llevó las manos a la cara al tiempo que se echaba hacia atrás apoyando su espalda en el cómodo sofá. Tenía que dejar de darle vueltas a aquello, cuanto más vueltas le daba peor se sentía y necesitaba mostrarse fuerte ante Maya. Sabía que ella misma lo llevaba mal por dentro, pero Maya era aun peor, se le notaba destrozada a pesar de que prefería no hablar del tema ni mostrarlo públicamente.

Aquel día Inma sintió que perdió algo importante en su vida, pues perdió a alguien con quien compartía lazos de sangre. Inma se levantó, aquel día tenía la necesidad de entrenar y aprender, de volverse fuerte, pero Eva seguía sin llegar, por algún motivo se retrasaba bastante, pero prefirió seguir esperando donde ambas entrenaban.



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Eva caminaba cruzando varios pasillos y salas, sabía que llegaba tarde, se retrasó bastante quedándose habando con Nicole. Fue entonces que al momento de entrar en un nuevo pasillo, una puerta se abrió y del interior de la sala apareció Florr quien cerró la puerta de un golpe. Tras girarse se percató de la presencia de Eva.

—¿Y a ti que gato te ha arañado ahora?

Florr arqueó la ceja ante aquel comentario chistoso.

—¡Estoy harta de él, sigue con el mismo plan, este medio día antes de lo de la muerte de la chica esa, estuve hablando con él y siguió con esos puñeteros secretismos!

Eva no sabía que añadir a eso, ciertamente Puma tenía una forma de evitar decir la verdad muy peculiar haciendo que Florr acabara hasta las narices de que se le pusiera algo borde, se lo tomara a cachondeo o le saltara con otra cosa que no tenía nada que ver con lo que estaban hablando con tal de no responderle.

—Y luego dice que somos como hermanos... pero luego no puede confiar en mi para contarme las cosas ¿no? Pues vaya hermano me ha salido... —Dijo tristemente una dolorida Florr que comenzaba a sentir que Puma ya no se fiaba de ella y no sabía que había hecho para cometer aquella reacción de su hermano.

Eva se mordió el labio inferior nerviosa mirando como Florr le soltó un golpetazo a la pared.

—Oye, iba ahora a entrenar con Inma, ¿porque no vienes conmigo y ya de paso le enseñas algunos trucos de supervivencia? Así al menos te mantendrás ocupada con algo sin acordarte de él.

Florr resopló, pero finalmente aceptó, ambas caminaron hacia donde Inma se encontraba.

—Dime, tú y Adán sois bastante cercanos el uno con el otro ¿alguna vez alguno de los dos ha desconfiado del otro?

—Puffff pero Florr es que nuestro ejemplo no te sirve, tú y Puma tenéis una relación y edades diferentes. El trato de confianza y trato con un niño es totalmente diferente al trato y confianza que hay que tener y demostrar con un adolescente o adulto. Cuando algo ocurre entre Adán y yo, confiamos el uno en el otro, así como que tarde o temprano si alguno oculta algo, acabará revelándolo al otro cuando llegue el momento apropiado.

—Entiendo...

Cuando llegaron se toparon con Inma quien se levantó rápidamente del sofá.

—Menos mal que has llegado, por un momento pensé que te habías olvidado de mi.

—Lo siento, tuve que atender a unas cosas y me retrasé.

—No importa, empecemos —Dijo una Inma decidida a empezar ya de una vez.

Florr y Eva se miraron un momento y luego miraron a Inma.

—Vaya, te ves decidida —Añadió Florr.

—Si, necesito hacerme fuerte.

—¿Porqué? — Preguntó Florr cruzada de brazos.

—Para proteger aquellos que me importan y evitar que sufran daños.

—Valiente objetivo Inma, me alegra escuchar eso y verte tan motivada —Respondió una sonriente Eva.

Florr se quedó mirando a Eva un momento.

—¿Qué ocurre?

—Parece que estás contenta por algo.

Eva se encogió de hombros.

—No es nada. Bueno Inma, Florr te enseñará algunos consejos de supervivencia tras finalizar el entrenamiento conmigo. Por lo tanto consideralo una clase especial.

—Está bien, me alegro de que hoy me vayais a meter caña con las clases — Aclaró una sonriente Inma.

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En una habitación, Maya contemplaba los rostros de aquella foto de hace tantos años en donde salía ella con su hermana, Nika y los dos hermanos. Se sentía mejor tras haber estado un tiempo sola con Inma apoyándose la una a la otra dando cada una su hombro para que la otra llorara todo lo que quisiera. Pensó que la vida tiene una manera muy curiosa de escribir el destino de las personas. Extrañaba a Dyssidia, pero decidió no pensar tanto en ello, cada vez que recordaba aquella angustia e impotencia por no haber podido hacer nada se sentía que caía más y más hondo en un pozo del que le costaría salir, además, tenía que ser fuerte, por Inma, sabía que su prima se entrenaba para hacerse fuerte y cuidar de ella. Si la veía así haría que Inma volviera a caer ese depresivo vacío lleno de impotencia y dolor que las atormentaba. Por eso tras guardarse la foto en el bolsillo del pantalón y limpiarse sus últimas lágrimas, decidió salir de su habitación para ver como estaba el panorama por el hospital.

Llevaba rato andando  por diferentes salas y pasillos y no se había encontrado con nadie, era extraño, ¿donde estaría todo el mundo? Finalmente se topó con alguien en un cruce de pasillos, Alice, quien parecía perdida en sus pensamientos sin mirar por donde iba, tan solo andaba pensando en lo que Crow le comentó, de tal manera que no se percató de que Maya venía de frente suya.

—Hey Alice.

La rubia levantó la vista del suelo volviendo a la realidad—Hola ¿Qué tal estás Maya?

—Mejor, gracias. ¿Dónde está todo el mundo?

—Hace poco vi a Inma, Florr y Eva en una sala entrenando cuando pasé por enfrente de esta y me paré un rato para ver como les iba y más tarde se me hizo ver de lejos a Nicole paseándose por los pasillos.

—¿Y los chicos?

—Ni idea y tampoco vi a Ley.

—¿Y tú a donde ibas tan pensativa?

—Quería hablar con Puma de algo, pero Eva me comentó que se estaba echando una siesta por lo tanto simplemente paseaba pensando en mis cosas.

—Entiendo... Oye, ¿porque no buscamos a estos? Miedo me da de que estén solos — Comentó con cierto todo bromista Maya.

—Me parece bien, así al menos me distraigo un poco.

El dúo comenzó a buscar a los chicos mientras charlaban.

—¿Cómo llevas lo de Dyssidia?

—Mal, pero sobreviviré, tengo que ser fuerte por mi y por Inma. Además, no tiene sentido en seguir removiendo un tema que molesta a todos y en el que no hay culpables. Supongo que aquello fue algo inevitable...

Alice miró a su compañera, sabía que en su interior lo estaba pasando mal, pero era una chica fuerte y sabía que lo superaría. Tras un rato andando y hablando, acabaron por escuchar proveniente del garaje unas voces masculinas. Tras entrar y diriguirse hacia donde venían las voces a las que ya le habían puesto cara con anterioridad, se toparon con Davis y M.A.

—Bueno, bueno, ya estamos los cuatro fantásticos reunidos — Comentó una bromista Alice atrayendo las miradas de M.A, Davis y Maya cuando estas se acercaron al duo masculino.

—¿Los cuatro fantásticos? - Preguntó Maya.

—¿A que te refieres? - Comentó Davis tan desconcertado como Maya.

—Y de ser los cuatro fantásticos... ¿Quién sería la cosa? — comentó M.A en tono burlón.

—Jajajajaja no me hagáis caso, son cosas mías —Aclaró Alice.

—¿Qué tal estáis?—Comentó Maya.

—No me puedo quejar, estuve bastante entretenido con Davis. Me estuvo enseñando unos truquitos— Dijo M.A lanzando al aire un cuchillo de combate el cual daba un par de vueltas completas en el aire antes de que el mango de este callera en la palma de la mano del rubio.

—¡Vaya! —Dijo una asombrada Alice al verlo manejar el cuchillo así.

El rubio dándose ciertos aires intentando impresionar a las chicas perdió la concentración haciendo que el cuchillo cayera al suelo. Provocando que sus compañeros se rieran. Davis se quedó mirando un momento a Maya mientras esta reía, cuando esta se percató de la mirada del joven, este velozmente cambió su mirada ladeando la cabeza a un lado, diriguiendola al suelo. Maya lentamente se acercó a él atrayendo las miradas de Alice y M.A quien aquel detalle lo pasaron por alto entre las risas. Maya en silencio y con delicadeza sujetó la barbilla de Davis y movió con lentitud la cabeza del joven haciendo que la mirada de ambos se encontraran. Maya sonrió y negó lentamente con la cabeza.

—No te preocupes, no fue culpa tuya, ni de Ley—Dijo lanzando una mirada a M.A, finalmente volvió a mirar con ternura a Davis y bajo su brazo al tener de frente los ojos oscuros del joven—Tus intenciones solo eran hablar con ella, no matarla, por lo tanto no eres culpable de nada, al igual que Ley, deberíais de dejar sentiros culpables y dejar de pensar en ello. No sabíais que mi hermana reaccionaría así. —Comentó con un tono triste provocando que todos se preocuparan por la joven.

Maya volvió al lado de Alice—Estoy bien ¿vale? no os preocupeis por mi—Dijo con una sonrisa.

—Mmmm ¿y que trucos te enseñó Davis? —Preguntó una curiosa Alice intentando romper esa aura de preocupación que había empezado a emerger con las palabras de su amiga.

—Am, pues me enseñó a recargar la pistola con una sola mano y así no depender de que el arma esté ya recargada para usarla. No como antes que si la tenía descargada la pistola me resultaba inútil aun teniendo algunas balas o cargadores. También me estaba enseñando algunos movimientos con las piernas para defenderme en un combate y no depender tanto de mi único puño.

—Para pelear tienes que saber usar todo tu cuerpo, es decir, tanto los puños como tus piernas las cuales si sabes manejar esas cuatro extremidades pueden actuar como armas y salvarte de un apuro si estás totalmente desarmado.
—Añadió Davis.

 
El grupo continuó en el garaje hablando durante un tiempo más de sus cosas.


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Incómodo, perdido y harto, Johnny seguía paseándose por todo el hospital examinando la zona. No le gustaba aquel sitio y estaba completamente perdido, hacía tiempo que no veía a nadie. No le gustaba el hospital ni aquella gente, eran muy diferentes a aquellos con los que solía tratar, por no hablar de que los conoció a todos en medio de una situación bastante molesta provocada por aquella chavala que intentó atacar a Ley y para colmo aquella chiquilla le tocó bastante las narices, referiendose a Eva, añadiendo además de que aquella discusión le tocó los cojones bien tocados. ¿Qué le pasaba a aquella gente? Deberían estar agradecidos a Ley por haber separado aquellos dos y haber quitado del medio a alguien que tarde o temprano podría haberte clavado un cuchillo por la espalda.

El único al que se alegró de ver desde hace tanto tiempo fue a M.A, pero por desgracia con esa discusión no pudo acercarse a él para saludarlo y hablar y lo último que recordaba es que Ley se fue con aquel tío a curarse los arañazos de la cara. Johnny se sentía furioso consigo mismo, vio a su amada pelirroja en peligro y no pudo hacer nada, sabe que Ley le dijo que se quedara con la llorona, pero en aquel momento sintió temor de que aquella chica pudiera herir de gravedad a Ley con aquel cuchillo.

Johnny con las manos en los bolsillos y pensando en sus cosas siguió moviendose por el hospital a ciegas.

—Hey tú, ¿que coño haces en nuestro territorio?

Johnny se paró en seco mirando a tres tipos que le salieron a su encuentro con ciertos aires de chulería.

—¿Ocurre algo panda de pringados? —Preguntó hostilmente Johnny con una mueca de desprecio mirándolos de pies a cabeza.

—¿¡Como que panda de pringados cacho carne con ojos!? ¿Acaso quieres que te demos una lección? —Dijo uno de los tres presos.

—No me toques los huevos gilipollas, si quieres problemas los vas a tener—Dijo un Johnny desafiante sacándose los puños de los bolsillos y encarándose a aquel tipo.

Los otros dos presos comenzaron a rodear a Johnny sonriendo mientras se crujían los huesos de los puños.

—¿Tres contra uno? Que cobarde por vuestra parte.

Los cuatro miraron a una mujer rubia que acababa de llegar.

—¿Y tú que quieres rubita?

Nicole resopló, no le gustaba tratar con presos que se la daban de tipos duros.

—Él es nuevo, se perdió— Comentó Nicole acercándose a Johnny a medida que dos de los presos abrían el círculo—No sabe que hay ciertas áreas restringidas, perdonadle. Me lo llevaré de vuelta a nuestra área. Sígueme Johnny.

El pelirrojo decidió obedecer pero no sin antes matar con la mirada aquel trío de presos y siguió a Nicole para regresar con ella.

—¿Sabes guapa? no me importaría que tú te quedaras, ¿por que no nos haces compañía?—Dijo aquel preso que de unas zancadas se acercó a Nicole y la agarró del brazo.—Seguro que disfrutas con nosotros y nosotros de tus tetas y resto del cuerpo.

Justo cuando este preso fue a tocar los pechos de Nicole, esta le soltó un sonoro guantazo con todas sus fuerzas haciendo que el preso la soltara y retrocediera unos pasos quejándose del dolor, pues la mano de Nicole bien impresa en la cara de este.

—¡¡¡PUTA!!! ¿¡Como te atreves!? ¡Intentaba ser delicado contigo pero ya veo que tendré que forzarte como a todas esas!

Johnny fue a interponerse pero Nicole rápidamente controló la situación. Cuando este intentó agarrarla, la rubia consiguió agarrarle de un brazo y retrocerselo, para inmediatamente atinar un punta pie en la entrepierna del preso, el cual chilló de dolor al tiempo que se arrodilló y Nicole le soltaba el brazo. Johnny así como los otros dos presos se quedaron sorprendidos, no esperaban que una chica como Nicole hiciera aquello. La rubia se acercó al arrodillado preso y agresivamente lo agarró del pelo y tiró hacia atrás obligandolo a gritar al tiempo que subía la cabeza mirando al rostro de Nicole quien lo acercó al suyo.

—Si vuelves a tocarme a mi o a otra mujer para intentar violarla, te juro que te corto los huevos— Pronunció con rabia y odio fulminando con la mirada a aquel hombre.—¿¡Me has escuchado!?—Le grito autoritaria.

—¡¡S..Si.., no volveré a hacerlo, te lo juro!!

Después soltó a aquel tipo quien gateó lloroso y dolorido hacia donde sus compañeros se encontraban.

—¡Si tanto quereis follar, podéis daros por culo los unos a los otros en vez de violar a mujeres! Al fin y al cabo los presos deberíais de estar acostumbrados a hacer eso en las cárceles ¿verdad?. ¿Porque violar mujeres? ¿Y eso de cubrirse el culo cuando a alguien se le cae el jabón en la ducha? ¡¡Metérosla los unos a los otros si queréis deshogaros, pero como vuelva a ver que tocáis a una mujer os corto los huevos!! —La fulminante y hostil mirada de Nicole así como aquellas voces y lo que hizo con aquel preso acojonó al trio.

—¡No sabes con quienes te las estás viendo rubia!— Vociferó uno de los presos ayudando a su amigo a ponerse en pie.

—¡Te aseguro que sé como tratar con gente de vuestra calaña, fui agente de policía y no sería la primera vez que espabilo a algún desgraciado de vosotros! —La furiosa Nicole seguía encarándose con aquellos tres tipos sin miedo alguno.

—¿¡Una poli!?—Preguntó sorprendido uno de los presos—¿¡Qué coño hace aquí una puta poli!?

—Pensaba que los habíamos matado a todos en aquel hotel —Respondió otro.

—Se nos escaparía esta.

—Así que vosotros asesinasteis a todos esos policías... —Comentó Nicole recordando lo visto en el hotel Sozza— No, no estuve en ese hotel ni conocía a aquellos agentes caídos, pero os aseguro que de estar allí os hubiera metido una bala entre ceja y ceja sin pensármelo dos veces.— Respondió Nicole apretando los puños y los dientes.

A los presos no les hacía nada de gracia tener a una condenada agente de la ley en su hospital y aun más viendo los problemas que esta podía causar. Nicole reaccionó al sentir una mano sobre su hombro.

—No vale la pena discutir con ellos, ya has demostrado que puedes cerrarles el pico a estos subnormales —Aclaró el pelirrojo.

—Tienes razón, vamos, te llevaré con el resto— Añadió Nicole con una sonrisa y calmándose un poco.

Johnny y Nicole abandonaron el lugar sin escuchar a los presos replicar pero si como sus miradas de desprecio los miraban detalladamente, en especial a aquella poli.

—Siento que hayas tenido que ver eso, por cierto, no nos presentamos, soy Nicole—Dijo esta parándose y extendiendo la mano a Johnny.

El pelirrojo se paró y miró la mano de la rubia, era extraño, ella era la primera en el grupo que tenía unos modales correctos con él desde que llegó. Johnny accedió y estrechó su mano—Soy Johnny.

—Un placer Johnny.

El dúo comenzó a emprender la marcha y Nicole aprovechó para comentarle acerca de que hay determinadas áreas que son exclusivas de los presos y otras para el grupo, por ese motivo los presos se comportaron así. También Nicole le habló algo de ella, del grupo y Davis, así como Johnny le habló un poco de él y de Ley. Johnny disfrutó de aquella charla, Nicole le trataba bien y estaban teniendo una charla interesante riendo de vez en cuando y preguntándose el uno al otro sintiendo curiosidad el uno con el otro por las cosas que cada uno comentaba. El pelirrojo comenzó a pensar que tal vez no todos los miembros de aquel grupo fueran tan irritantes, tal vez si hablaba con otros y eran como Nicole, podría llevarse bien con alguno más y no sentirse tan incómodo. Comenzaba a pensar que no podía juzgarlos a todos tan rápidamente, si Ley y M.A tenían amistades en ese grupo era por algo.


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Los últimos rayos del sol decoraban el cielo y la luna ya se podía apreciar en la lejanía ascendiendo poco a poco a lo alto del cielo. Todo el grupo se encontraba en el patio trasero del hospital, allí en un agujero habían enterrado el cuerpo de Dyssidia, siendo Inma y Maya quienes enterraron y echaron tierra sobre el cadáver para taparlo. A un lado de la tumba de Dyssidia se encontraba la de Naitsirc y al lado de esta, una tumba vacía que representaba a Selene. Era la tercera vez ya que enterraban a un compañero, ¿sería la última? No sabían la respuesta a esto pues desconocían por completo que destino les escribió la vida a cada uno de ellos. Todos se mantuvieron un momento en silencio hasta que los últimos rayos de sol habían muerto dando paso a las oscuras sombras de la noche. Tras varios minutos en silencio decidieron irse a dormir, había sido un día duro, largo y lleno en su mayoría de desagradables sorpresas. Pero antes que eso, Ley anunció que al día siguiente debería de partir con Johnny, motivo de esto, el grupo decidió hacer una fiesta de despedida aquella noche.

Al día siguiente M.A llegó a una sala, allí le esperaban Ley y Johnny. El semblante serio y depresivo del rubio era todo un poema para la pelirroja.

—Hermano, sientate —Le invitó Ley dando golpecitos con la palma de la mano en el sofa, para que se colocara entre ella y Johnny.

—Prefiero quedarme de pie si no es molestia...—Dijo secamente el rubio.

Los pelirrojos intercambiaron una mirada de preocupación y Ley suspiró mientras pensaba en que decirle cuando se puso en pie y se dirigió a él. Sabía perfectamente que aquel momento iba a ser difícil para M.A, pero también para ella y no podía reprocharle que estuviera molesto, al fin y al cabo, era verdad que no actuaba bien dejando otra vez a su hermano atrás, pero como le dijo a Johnny, tenían una misión que cumplir y le gustara o no, la misión era su principal objetivo. La verdad es que no le importaría recoger a sus compañeros y traérselos al hospital, tendría a todos sus amigos juntos, a Johnny y M.A, podría tener una vida medianamente tranquila al lado de todos aquellos que le importaba, pero desde que aceptó aquella misión ya había sellado su destino aceptando todo lo que aquello conllevaría.

—¿Otra vez me vas a abandonar? ¿Por tercera vez? —El rubio no quería mirar a su hermana a los ojos, se sentía decepcionado con ella.

Aquellas palabras fueron flechas que se clavaron en el corazón de Ley, era cierto, en Stone City se quedó con Rojo y no abandonó la ciudad con ellos. La segunda vez fue cuando M.A cortó su brazo pudiendo perder la vida con tal de salvarla a ella y ahora... No se sentía bien consigo misma pero no había otra opción. Ley agarró con suavidad el rostro de M.A y dirigió su mirada a la suya para que ambas miradas se encontraran.

—Lo siento hermano, lo siento de veras... Sé que no soy una buena hermana, te he dejado atrás otras veces incluso cuando perdistes un brazo por salvarme la vida — Dijo acariciando con suavidad el muñón que le quedaba de su brazo— pero, no puedo hacer nada. Hace tiempo me prometí a mi misma hacer algo importante y tengo que hacerlo, aun sabiendo que tengo que alejarme de ti y el resto... Te pido perdón por todo lo que te hago sufrir pero necesito hacer esto.

—¿Tan importante es como para dejarme siempre atrás?

—Por desgracia si... Hasta que no acabe con lo que empecé no puedo volver a tu lado.

—Entonces... ¿volverás?

—No puedo prometerte nada porque podría ocurrir algo que me lo impidiera, pero si puedo y cuando todo acabe, regresaré, lo prometo.

Ambos se quedaron en silencio un rato.

—M.A, te quiero, por eso necesito que seas fuerte y no dependas de mi siempre, tienes a tus —se corriguió—a nuestros amigos aquí para ayudarte cuando los necesites. Por eso si algún día vuelvo, quiero ver que te has vuelto alguien fuerte, independiente y que sabe hacer lo correcto. No a un M.A deprimido y débil que necesita de los demás para seguir adelante. Por eso hermano, prométeme que si vuelvo, serás ese M.A que pido que seas.

M.A miró fijamente a Ley y asintió con la cabeza—Sólo si me prometes que una vez acabes con todo lo que tienes que hacer volverás y te quedarás con nosotros.

Ley no respondió al instante, se quedó pensativa contemplando el rostro de su hermano, finalmente asintió con la cabeza y metió su mano en el bolsillo sacando algo de su interior, un colgante que ella misma hizo hace tiempo con el colmillo de un oso mutante que mató y se lo colgó a M.A.

—Lo hice yo misma, mientras lo tengas contigo es como si de alguna manera de forma física estuviera a tu lado.

—Gracias...

Ambos hermanos se abrazaron con fuerza durante lo que parecían unos interminales momentos, aquello era un momento especial para los dos, hacía mucho que ambos esperaban aquel momento y por fin lo habían conseguido, después se separaron algo emocionados los dos por aquella tierna despedida de hermanos sin saber a ciencia cierta si volverían a cruzarse sus caminos.

—Por favor, cuídate... — Dijo M.A

—No te preocupes M.A, me ocuparé de cuidar bien de tu hermana— Comentó Johnny poniendose en pie y colocándose al lado de la pelirroja.

—Tranquilo hermano, Johnny me protegerá bien, estoy segura de ello— Comentó con una sonrisa mientras entrelazaba los dedos de su mano con los de Johnny.

—Ya veo...—Comentó M.A quien no le pasó por alto aquel gesto que interpretó a la perfección—Entonces.... Johnny, si le pasa algo a mi hermana te buscaré para meterte esa escopeta tuya por el culo—Comentó con una sonrisa mirando al pelirrojo.

—Jajajajajaja, no te preocupes M.A chavalote, eso nunca pasará porque prometo protegerla con mi vida si es necesario.

M.A colocó su mano en el hombro de Johnny—Me alegro mucho de haberte visto y saber que estás bien, una pena que con todo lo que ocurrió ayer no pudimos pasar más tiempo juntos.

—Si... yo también lo lamento rubiales, espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar.

—Yo también lo espero y me alegro por lo vuestro—Respondió M.A con una sonrisa.

Varios minutos más tarde, todo el grupo estaba reunido a la entrada del hospital, en el interior de este para despedirse de la pelirroja y su compañero.

—Davis, Puma, gracias por vuestra ayuda.

—Ya sabes pelirroja que aquí nos tienes, al menos por ahora, por si decides volver a pasarte—Añadió Puma dándole un golpecito suave en la espalda.

—Me alegra haberte conocido Ley, siento que no hayamos tenido más tiempo para conocernos, cuídate— Respondió Davis.

—Lo mismo digo—Contestó al pelinegro con una sonrisa, después miró al rostro de sus compañeros, parándose más tiempo para ver los rostros de Maya, Inma y M.A— Chicos, tenéis que estar unidos ¿entendéis? Por el bien de todos, tenéis que saber superar los problemas que se os presentan, tenéis que ser fuertes y actuar como un grupo unido, es la única forma de que de verdad os podáis unir y enfrentar todos los problemas que se os está presentando. Por favor, cuidaros, espero que nuestros caminos vuelvas a juntarse en algún momento y a pesar de las circunstancias y del poco tiempo que estuve con vosotros, me alegro de haber estado con todos y sobretodo, gracias por la noche de ayer, lo pasé realmente bien hablando y riendo con todos dejando por una vez los problemas y las preocupaciones de lado mientras tomábamos algunas cervezas y cenábamos todos juntos, fue realmente agradable. Y bueno, sin más dilación nos vamos ya— Comentó mientras Johnny abría la puerta.

—Cierto, Nicole, gracias por ayudarme ayer con esos presos—Añadió el pelirrojo.

—Fue un placer —Le respondió la rubia con una sonrisa.

—¡Cuidaros chavales!— Se despidió Ley instantes antes de cerrar la puerta para diriguirse con Johnny hacia donde tenían la moto aparcada.

Finalmente tras arrancar la moto y con el sol aun dirigiéndose a colocarse en lo alto del cielo, Ley y Johnny se pusieron en marcha hacia su destino.

—¿Crees que serán capaces de superar los obstáculos y actuar como un grupo unido? —Preguntó Johnny.

—No estoy segura, es la primera vez que veo al grupo tan separado, pero... tengo esperanzas de que lo conseguirán siempre y cuando hayan personas dentro del grupo que motiven al resto a cambiar y a pensar más que por su propio bien, por el bien del grupo.

—Esperemos que sean capaces de trabajar unidos, la fiesta de ayer no estuvo mal y fue un claro ejemplo de lo que es que un grupo esté unido.

—Si, no estuvo mal aquel momento, yo también lo espero, tengo esperanzas en que conseguirán salir adelante, Johnny —Comentó la pelirroja perdiéndose con Johnny y su moto en el horizonte camino a su siguiente destino.



1 comentario:

  1. Muy bueno el capítulo, le metiste un poco de cada personaje. Buenas interacciones y conversaciones. Para haberlo cambiado enterito y en tan poco tiempo, me quito el sombrero ante ti ^^

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