Big Red Mouse Pointer

viernes, 4 de julio de 2014

Capítulo Extra 1: La última misión.

 25 de abril del 2013:

Los pasos de unas botas femeninas rompían el silencio de los pasillos. Una mujer de elegantes andares y estilizada figura recorría aquellos túneles metálicos iluminados de luces blancas. A su pasar, no le eran ignoradas las miradas de aquellos hombres con batas blancas o con trajes de oficinistas que andaban de aquí para allá con carpetas y maletines. Finalmente, sus pasos finalizaron frente a la puerta de uno de los despachos. Antes de entrar, llamó a la puerta y esperó a que alguien desde su interior le diera permiso para entrar.

—Pasa.

Al abrir la puerta y acceder la mujer al interior de la estancia, se topó con dos personas en su interior: un hombre, el cual la miraba con una sonrisa mientras apoyaba la espalda en la pared, y una figura femenina sentada en una silla giratoria que arrimada a la mesa, apoyaba el mentón sobre la palma de su mano derecha. Tras cerrarse la puerta detrás de ella, sonrió e hizo un saludo militar antes de presentarse con voz clara.

—Zoey Sullivan a su servicio, señora.

—Descansa, cariño. —le dijo la mujer con una silla al tiempo que se echaba hacia atrás y se cruzaba de brazos.

Zoey se acercó a la mesa y se sentó encima de ésta al tiempo que se cruzaba de piernas.

—¿Para qué me habéis llamado?

—Quería comentarte algo. Los jefazos nos han dado nuevas órdenes a los cuatro.

—¿Dónde está el viejecito? —preguntó Marcos.

—Ni zorra idea. No soy su niñera, ¿sabes? Suficiente fue que en Stone City me lo encasquetaseis para la misión, la cual podría haber hecho sola perfectamente, como para ahora tener que seguir vigilándolo.

—Bueno, ya sabes porque estamos tan pendiente. Los jefes dudan de la lealtad de Dawson hacia la organización por los últimos acontecimientos respecto a su relación con Taylor. No les hizo gracia que tomara decisiones propias. —comentó Michaela mientras se ponía en pie—. Sígueme, tenemos que ver a Javier.

El trio salió de la estancia y se toparon con Matt Dawson acercándose por el pasillo hacia su dirección.

—Hey —dijo simplemente algo desganado mientras, mirando a sus compañeros con algo de indiferencia—. Venga, vamos a por el tipo ese.

Matt había escuchado toda la conversación desde fuera a medida que recorría el pasillo, gracias a las cualidades que el Agua Gris le proporcionaba en todos sus sentidos, estaba dotado de un increíblemente desarrollado oído que le permitía concentrarse y escuchar algún sonido en particular a una determinada distancia, distancia que para cualquier humano sería demasiado lejos como para poder escuchar algo, y menos aún con claridad. El grupo caminó en dirección al laboratorio sin intercambiar ninguna palabra. La mujer de largos cabellos oscuros ladeó ligeramente la cabeza hacia atrás para mirar por el rabillo del ojo a Matt.

—¿Por qué llegaste tarde, Dawson?

—Estuve liado...

—No me digas. ¿Estuviste liado con Davis? —preguntó Zoey con un claro tono de burla en sus palabras.

—¿Acaso te pregunto yo porque vuelves a casa a las tantas de la madrugada? ¿O a quien te tiras cuando te vas de fiesta? —respondió Matt con una sonrisa y mirada burlona. 
—Del mismo modo que no me meto yo en tu vida, no te metas tú en la mía.

Zoey cambió por completo su rostro y esta enrojeció, pero la joven mujer decidió morderse la lengua al ver por el rabillo del ojo como Michaela y Marcos la miraban seriamente. Sabía que no tolerarían ninguna discusión, las cuales eran bastante frecuentes entre ellos dos. Ya habían terminado con la paciencia de sus superiores hacía mucho.

Finalmente, entraron en un ascensor que descendió varias plantas para trasladarlos de las oficinas subterráneas de Esgrip al área de investigación en donde se llevaban a cabo todo tipo de pruebas con el virus y los especímenes de prueba en los laboratorios de la organización.

—¿Qué tal está mi querida Nicole? —preguntó Michaela mientras el ascensor descendía.

—Bueno, al parecer est..

—Tiene a Matt con los huevos de corbata. —interrumpió Zoey a Matt.
—Estoy segura que sospecha sobre su verdadera identidad tras lo que escuchó de Ashley en Stone.

Michaela soltó unas carcajadas. Sabía perfectamente a que se refería Zoey.

—La rubia de tonta no tiene ni un pelo. Os lo aseguro, no hagáis caso a ese dicho de que las rubias son tontas, porque al menos con Nicole, eso no es así. Es bastante astuta.

—Bueno, cualquiera sospecharía del viejecito este. —comentó Marcos mirando a Matt.

—¡¿Quieres dejar de llamarme viejo?! Mi pelo es gris, gris pálido ¿Entiendes? No es blanco canoso... —aclaró Matt molesto.

—Lo que tú digas, viejo. —respondió Marcos con una amplia sonrisa tratando de provocarlo.

—Mucho músculo y poco cerebro. ¿Eh, Marcos? —se encaró Matt.

—¿Quieres saber que tengo de verdad grande, Matt?

—Dios, los tíos y sus jueguecitos de quien la tiene más grande. Si es que todos los tíos sois iguales. Sólo sabéis pensar con lo que tenéis colgando entre las piernas. Por eso las mujeres jugamos con vosotros como queremos. Nosotras enseñamos un poco de carne y se os baja toda la sangre del cerebro ahí abajo. Luego os tenemos comiendo de nuestra mano. —añadió Zoey burlándose del dúo masculino.

—Qué bien lo sabes, ¿no, Zoey? —le respondió Matt con una sonrisa que irritó a la joven mujer por el significado que tenían aquellas palabras y su sonrisa.

—¿Sabéis ese dicho de quienes se pelean se desean? Jajajajajajaja —continuó Marcos metiendo la pata con ambos jóvenes, quienes fulminaron de inmediato con la mirada al molesto hombre.

—¡Callaros ya! —ordenó una seria Michaela provocando que aquel molesto trío guardaran silencio de inmediato.

La puerta del ascensor se abrió una vez llegaron al área de investigación y se encaminaron hacia el laboratorio del profesor Javier . A izquierda y derecha de los blancos pasillos se podían ver a hombres y mujeres con batas blancas haciendo todo tipo de pruebas con extraños artefactos de investigación y líquidos metidos en recipientes de cristal dentro de las distintas habitaciones individuales compuestas de gruesas vidrieras que permitían ver el interior de la habitación.

Al pasar por una de aquellas habitaciones de cristal, un hombre corrió en el interior de una de ellas y golpeó los vidrios con el dorso de los puños. El cuarteto se detuvo un momento para contemplar al hombre de bata blanca cuyo rostro estaba descompuesto por el horror. En seguida se dieron cuenta del porqué. Éste escuchó un sonido y retrocedió unos pasos al tiempo que se daba la vuelta hacia atrás, para así poder contemplar cómo una mujer con una bata manchada de sangre corría gritando hacia él. Inevitablemente, el hombre se vio capturado por la mujer, quien no dudó ni un instante en morder con todas sus fuerzas la garganta del desdichado científico, silenciándolo de una vez por todas.

—Esa mujer es toda una fiera. —bromeó Marcos.

—Poco hombre para tanta mujer. —añadió Zoey con una sonrisa.

Matt miró de reojo las otras salas donde el resto del equipo de científicos trabajaba en sus proyectos, los cuales por un momento se vieron pausados al contemplar desde sus puestos como aquel compañero de trabajo era devorado por la que en antaño fue otra compañera de profesión.

—Que incompetentes. 
Matt miró a Michaela al escuchar su opinión. Esta miraba con indiferencia la escena. —Si hubieran prestado más atención a lo que hacían eso no habría ocurrido.

Matt examinó el escenario. Sólo habían esas dos personas en el interior de la habitación y la mujer no presentaba mordedura alguna. La única herida era la provocada por unas tijeras que tenía clavadas en el estómago. También observó que había varios recipientes rotos en el suelo.

—¿Sabes cómo ocurrió el incidente, Matt? —preguntó Michaela al percatarse de que éste se fijaba detalladamente en el escenario.

—Probablemente ella se infectara con el virus por algún percance con las muestras biológicas y se transformara. —comentó dirigiendo la mirada a los frascos rotos por el suelo—. También deduzco que por miedo no comentó nada a su compañero, pues la transformación no ocurre al instante y no existe cura, o eso se supone. Supongo que por miedo a que ese tipo la delatara, no dijo nada, ya que sabía que la hubieran asesinado para evitar el contagio. Y este es el resultado final por su silencio.

—Chico listo. Ya sabes que cada acción tiene sus consecuencias, y las cosas pueden ir de mal en peor sin oportunidad a volver atrás.

Matt leyó lo que Michaela quería decirle entre dientes. No era ninguna novedad que sus propios compañeros, así como Esgrip, hubiesen perdido la confianza en él por lo que había hecho al involucrarse con Davis saliéndose de los planes de la misión en Stone City.

Michaela se acercó a un micro que había en la pared. Pulsando un botón, activó los megáfonos.

—Limpieza en el laboratorio 36C. Ha habido un estropicio. Por favor, manden a los chicos de la ``limpieza´´.

Tras dejar de pulsar el botón continuaron hacia el laboratorio de destino. Matt sabía que el trabajar para Esgrip tenía muchos peligros, quizá más que beneficios. Finalmente, llegaron al laboratorio 47C y la puerta se abrió sola hacia la izquierda cuando el sensor de movimiento notó al grupo pararse frente a la puerta.

—Vaya, bienvenidos, chicos. —dijo un hombre de larga cabellera rubia.

—Profesor Javier, ¿para qué nos ha llamado? —preguntó Marcos.

—Oh, bueno, quería hacer unas pruebas, y para ello os necesito. ¡Quiero que luchéis con mis marionetas! —dijo alegremente el científico.

—Señor, ya están listos los dos primeros. —dijo un segundo hombre.

—Gracias, Richard.

Zoey comenzó a pasearse por la sala mientras el resto hablaba y se paró frente a tres tanques con algún extraño líquido. En su interior, tres cuerpos humanos desnudos flotaban con unos cables conectados a varias áreas de sus cuerpos.

—Vaya, vaya, pero mira a quienes tenemos aquí.

Matt se acercó a Zoey y se puso al lado de esta.

—Allen, Riliane y Alice. —comentó la mujer con una sonrisa.

—Los nuevos conejillos de indias de Esgrip. —respondió Matt seriamente cruzándose de brazos.

—Es fascinante, ¿verdad? Revivir de entre los muertos a tres cuerpos con habilidades especiales a los que luego manejas como marionetas para que trabajen para ti.

Matt miró con algo de desprecio a Zoey. En teoría, él era otra marioneta de Esgrip. Fue entonces cuando los tres rubios abrieron los ojos y las cápsulas comenzaron a vaciar su contenido. Una vez vaciadas, el trío abrió las puertas de vidrio de las cápsulas y salieron de su interior. Sus miradas estaban vacías y sus rostros no expresaban emoción alguna.

—Todavía están en proceso de evolución. No he terminado de experimentar con ellos. —dijo Javier acercándose a ellos.

Richard les dio varias prendas de vestir, y estos se vistieron con la ropa que les había cedido el ayudante del profesor Javier.

—¿Y quieres que nos enfrentemos a ellos? —preguntó Michaela mirando al trío de pies a cabeza.

—Sí, quiero comprobar sus habilidades motoras y si han memorizado los entrenamientos físicos a los que los sometí.

Michaela suspiró. —Yo paso. Marcos, te encargo el trabajo. —le dijo dándole unas palmaditas en la espalda.

—Claro. Igualmente, ¿que van a hacer tres adolescentes medio zombis? No serán rivales para mis músculos, jajajajaja.

—Ya empezamos a hablar de sus músculos... —suspiró Zoey.

El grupo se fue a un área de entrenamiento dentro del propio laboratorio de Javier. Allí, en una gran celda de cristal, Allen, Riliane y Alice entraron junto con Matt, Zoey y Marcos. Desde fuera, Michaela, Richard y Javier veían todo.

—Esto solo es un entrenamiento. Tendrá un tiempo establecido. Nada de matar, ¿entendido? Sólo combate cuerpo a cuerpo. Se enfrentará Riliane con Zoey, Matt con Alice y Allen con Marcos. ¡Empezad el entrenamiento! —comunicó a través de un micrófono.

Estos comenzaron con el entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo. Mientras los otros tres miraban el combate, el teléfono del laboratorio comenzó a sonar.

—Richard, ve tú.

—Claro, señor.

—Y bueno, profesor, ¿me vas a decir que te comentaron los jefazos? —le preguntó Michaela.

—Am, claro, casi se me olvida, jajajajaja. ¡Qué cabeza la mía!

Michaela arqueó la ceja derecha y después suspiró.

—Bueno, las misiones son las siguientes: Matt y Zoey deben asesinar a esa policía esa, Nicole Collins, el principal objetivo, con quien estás muy familiarizada, ¿cierto? Además de su grupo.

—No me lo recuerdes. —suspiró Michaela ante aquella realidad que la unía a la rubia.

—Sabe demasiado, y según los reportes de Zoey y Matt, está intentando localizar al grupo restante, ya que se topó con el de Taylor, por no hablar que según me dijiste, tus dos subordinados piensan que esa mujer sospecha de que Matt es el supersoldado del que Ashley y tú le mencionasteis. La organización tiene miedo de que los tres grupos se junten y de alguna manera ataquen a la empresa. Saben muchos secretos de Esgrip, por no hablar de que en el grupo de Maya hay varios miembros relacionados directamente con la compañía, como son M.A o Dyssidia. —Javier se cayó un momento—. Si los tres grupos se juntan y deciden cooperar para atacar a Esgrip, pueden ser una auténtica amenaza.

—Entiendo.

—Después, deben eliminar a Davis y sus dos compañeros. Ya no nos sirven. Según Zoey, esa tal Karen desconoce el paradero de Alberto, ese maldito que traicionó a Esgrip... y a mí.

—Am, ese amiguito tuyo era uno de tus mejores ayudantes, ¿no? No tenía mucho trato con él. Uno no se puede fiar ni de su propia sombra ya. Robó datos de las investigaciones de Esgrip, una máquina para rastrear algo y varias muestra del virus, no sé si algo mas, pero se llevó varias cosas el muy cabrón. Además, consiguió robar de la base militar de Stone ese supuesto prototipo de la vacuna del Agua Gris que diseñaron los científicos del Gobierno. Y por si eso fuera poco, escapó de la ciudad y está en paradero desconocido.

—Si Esgrip diera con él, te aseguro que se arrepentiría de su traición. La traición es algo que se paga muy caro aquí, y supongo que él también lo sabe. —dijo haciendo un movimiento con la cabeza señalando a Matt.

—Señor, se trata de Fred. Llama desde la base central de Canadá. Dice algo de un fósil y un extraño artilugio. —interrumpió Richard.

Javier cambió su rostro por uno más serio y dejó a Michaela para atender al teléfono. Fue entonces cuando Richard volvió con Michaela.

—¿Ocurre algo? —preguntó la mujer cruzándose de brazos.

—Bueno, unos trabajadores de Esgrip, en una de las sucursales que tenemos en Canadá. Al parecer ha encontrado algo que los jefazos han mandado a buscar a los altos mandos de la rama científica de diferentes partes del mundo.

—¿El qué?

—No estoy seguro. Es un asunto que tiene prohibido hablar con quienes no se encargan de esa tarea de búsqueda. Sólo escuché algunas cosas sueltas por medio de las conversaciones del profesor con el resto de altos mandos. Son unos fósiles raros, como de gusanos o no sé qué bicho raro, y unos artefactos muy extraños que una vez encuentren deben de guardar en unos maletines especiales y mandarlos directamente a la sucursal principal de los Estados Unidos, para su búsqueda emplean una especie de máquinas rastreadoras. Esos artefactos deben llegar directamente a los que controlan Esgrip desde las altas esferas.

—Ummm, si algo sé es que los asuntos con tantos secretos se deben a que está ocurriendo algo con importancia en el interior de la empresa.

Michaela se levantó y comenzó a pasearse de un lado a otro con los brazos cruzados por el vidrio de la zona de entrenamiento mirando a través de este pensativa. Su mente volaba imaginando que estaba ocultando la organización.

—Esgrip está mal de forma interna. —comentó Richard captando la atención de Michaela.

—¿Qué quieres decir?

—Está habiendo problemas en las altas esferas. Desconozco el motivo, pero eso fue lo que inició esta búsqueda del tesoro. Al parecer, esos artefactos y fósiles guardan relación con la historia de Esgrip, con sus orígenes, con el virus, con la creación de monstruos y los demás proyectos de la empresa. Y de alguna manera, presiento que el futuro de Esgrip está en juego y necesitan encontrar esos artefactos sea como sea.

—Los presentimientos no vienen así a la ligera, ¿sabes? Habla. —Michaela sentía curiosidad por el tema y sabía que aquel científico sabía más de lo que decía.

—Estuve ojeando unos informes del profesor Javier sobre esta búsqueda. Es tan importante que tuvo que detener el  proyecto del Apostol del Caos, el que sería uno de sus mayores proyectos.

—Si, me comentó que era crear un supersoldado cuyas habilidades fueran muy superiores a los tres supersoldados originales de Esgrip, Maya, Ashley y Matt, uno que pudiera tener varias habilidades, algo así como coger los poderes de los tres supersoldados y juntarlos en un solo huésped. Además de tener varias modificaciones, como por ejemplo que no presentara efectos secundarios de ningún tipo o que careciera de voluntad propia. No estoy muy enterada del tema, pero creo que el proyecto ese consistía en lo que acabo de decir. Para lograrlo iba a utilizar a esos tres nuevos conejillos de indias. ¿Me equivoco?

—Para nada. Es eso exactamente, y esos tres, Alice, Allen y Riliane, los ayudarían en la investigación para crear a ese soldado perfecto que Esgrip tanto ansiaba. Pero luego ocurrió esto y todo se detuvo. Según esos informes, de esos fósiles que te comenté, se extrajo un material genético, el ADN, y eso fue la base para el virus de Esgrip, unido a otros agentes biológicos. Pero al parecer, Esgrip no logró lo que quería. Su objetivo no era crear zombis, sino crear otra cosa, y lo más parecido que obtuvieron fueron esos seres descerebrados, y a medida que experimentaban con el Agua Gris y con diversos organismos, iban creando algunos de los monstruos vistos en Stone City,.

—A Esgrip siempre le ha gustado eso de jugar a ser Dios para conseguir con ello el poder que tanto ansía.

—Sí. Yo pienso que querían crear a esa raza de supersoldados perfectos e indestructibles, y estuvieron muy cerca cuando crearon a Maya, Matt y Ashley, pero eso no fue suficiente. Tenían voluntad propia y no eran perfectos. No son todo lo poderosos que querían que fuesen. Algunas habilidades, las de Ashley por ejemplo, no sirven para el combate. —Richard se calló un momento, pensativo—. No son perfectos. El virus no se adaptó por completo a sus organismos y tuvieron efectos secundarios.

Michaela se paró en frente de Richard con los brazos cruzados.

—Alice, Allen, Riliane y Puma son otros, pero igual de imperfectos o más. Se desconoce aún cómo conseguir al supersoldado que cumpla las expectativas de la compañía. Según cree Javier, es según el huésped y el modo de infección. Obviamente, también cuenta si el huésped se infecta estando vivo o muerto. Son muchos factores los que cuentan a la hora de crear ese ser perfecto, y Esgrip nunca ha conseguido reunir esos factores. No sabemos qué propiedades les proporcionó el virus a Puma y Alice. En cuanto a Allen y Riliane... Ellos dos parecen más zombis que humanos en comparación a Alice o el resto de soldados especiales de Esgrip. Tal vez el que recibieran un tiro en la cabeza sea el problema.

Fue entonces cuando sonó una alarma indicando que el entrenamiento había finalizado. Los seis contrincantes salieron del área de entrenamiento y Javier volvía con el grupo.

—¿Qué tal la prueba de combate cuerpo a cuerpo? —dijo Javier ansioso por saber la evaluación de los tres miembros del Silver Wolfs.

—Pufffff, Allen fue una pérdida de tiempo. Es como un muñeco. Sabe pelear, pero carece de la fuerza necesaria para hacerme daño, y es algo lento en movimiento, por no hablar de los reflejos.

—Riliane tres cuartos de lo mismo. —puntualizó Zoey.

—Alice, en cambio, tiene los reflejos, fuerza y velocidad más acentuados que los otros dos, pero no fue oponente para mí. —suspiró Matt.

—Ummm, entiendo. Tendré que trabajar más con ellos para mejorar los puntos que me habéis dicho.

—No son más que zombis modificados, especialmente los hermanos. Alice es ya otro cantar, pero no deja de ser una zombie. —comentó Matt—. Nunca podrán ser como un ser humano ni actuar como uno si se quedan así para siempre. Creo que tendrías que haberlos dejados muertos, en paz.

—Puede ser. —le respondió Javier frotándose la barbilla—. Richard, vuelve a meterlos en las cápsulas. Trabajaré más tarde con ellos.

—De acuerdo, profesor.

—Bueno, ahora las misiones. Los jefazos me han dicho que vuestras misiones serán las siguientes: Matt y Zoey, vuestro deber es eliminar a Nicole Collins. Ella es la principal prioridad. Después, eliminaréis a su equipo, y por último, a Davis Taylor y los suyos. Ya no los necesitamos.

—Dalo por hecho, profesor. —respondió Zoey con una sonrisa a la orden.

—Claro. —dijo Matt aparentando indiferencia.

—Bien. Marcos, tú y un escuadrón de soldados deberéis de localizar al tercer grupo y eliminarlo.

—Claro, profe.

—Y finalmente, tú, Michaela, has sido seleccionada para la misión de los buscadores, del que sé que Richard te ha estado comentando. Tendrás que trasladarte a Canadá con un pelotón de soldados. Ya te darán más información. Deberás dirigir a un equipo de exploración y ayudar a mi compañero Fred, uno de los altos mandos de la rama científica de Canadá para localizar uno de los artilugios del cual poseemos pistas de su paradero. También se te dará un maletín especial en el que, una vez encontrado y estudiado el artefacto, deberás meter dentro y llevar junto con Fred a la base central de los Estados Unidos.

—Perfecto. —Michaela se alegró del trabajo, pues odiaba que le ocultaran información, y al dirigir ella la expedición, podría averiguar qué estaba pasando realmente en Esgrip y que eran esos artefactos tan importantes para la organización.

—Pues Michaela, Zoey, Marcos y Matt, a partir de hoy empiezan vuestras misiones. Silver Wolfs, no decepcionéis a Esgrip.

Tras recibir las órdenes, se pusieron en marcha. Los cuatro estarían conectados entre ellos y con la empresa mediante sus PDAs. Michaela se fue a Canadá para su misión, Marcos se fue de la ciudad en busca del tercer grupo de supervivientes tras recibir cierta información que le ayudaría en su búsqueda, y Zoey y Matt se quedarían en la ciudad planeando el asesinato de Nicole y sus compañeros, así como de Davis y su equipo. Pero lo que no sabían es que con el paso de los meses, el caos radiactivo y la amenaza de los no muertos azotarían al mundo y Esgrip desaparecería misteriosamente, quedando totalmente incomunicado con la empresa y entre todos ellos.




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